Escuché completos los dos discursos de la Presidenta de México el martes. Percibí su avidez por hacer bien las cosas y que no se dejará manipular por nadie. Me siento optimista. Ojalá no me equivoque. Espero que AMLO internalice que ya es un simple ciudadano, no le ponga trabas a Claudia y la deje en plena libertad para hacer la enorme tarea que tiene enfrente.
Entre los Grundrisse (Gr) y El capital (EC), además de lo ya anotado en la entrega anterior (27/09/24), hay también un cambio en el entendimiento de las precondiciones subjetivas que en el capitalismo (CPL) deben existir para hacer posible el socialismo (SCL). Apoyándonos en los manuscritos de 1861-63, dice György Márkus (GM), uno encuentra que en los Gr el énfasis estaba en las necesidades radicales (NR) del proletariado, dirigidas al desarrollo pleno de todas las personas y la organización colectivista de AV vitales. Las NR derivarían del carácter formalmente libre del intercambio entre trabajadores y el capitalista, emanciparía el consumo del productor inmediato de las formas de regulación social directa y subyugación y, por ello, permitirían una participación –cualitativamente limitada e insegura–, pero esencial para la emergencia de la conciencia de clase y crearía en la clase trabajadora necesidades culturales sui generis. En EC, en cambio, encontramos una diferente argumentación que se refiere sobre todo al movimiento cuasilegal de salarios y desempleo determinados y dictados por la reproducción cíclica capitalista. La motivación revolucionaria de la clase trabajadora se localiza en EC en la imposibilidad de satisfacer, de manera estable y con certeza, incluso la N elementales entendidas como estándares tradicionales y culturales. La pregunta real, dice GM es si estas diferencias prácticas entre Gr y EC están correlacionadas con diferencias teóricas. Añade que sólo señalará algunas áreas-problema. Cambios en el esquema y estructura de los manuscritos, que a GM le parecen drásticos y visibles. En Gr la exposición va de lo abstracto a lo concreto, mientre en EC va de la esencia a la apariencia, y estos dos pares de categorías no son iguales. El ejemplo principal es el de la competencia, que en los Gr se trata como la naturaleza y actualidad del capital, mientras en EC es ubicada en la esfera de las meras apariencias. La exposición en los Gr es en términos de evolución de un contenido que muestra su dinamismo histórico, mientras en EC este contenido es entendido como el despliegue de su distorsión inherente que adquiere un acento normativo (de ahí el papel central del fetichismo de las mercancías ausente en los Gr).
Esto está conectado, en opinión de GM, con un cambio menos evidente en el significado de las categorías filosóficas constitutivas, comenzando con la de forma y contenido: en los Gr esta dicotomía se aplica para dilucidar la distinción básica entre elementos técnico-materiales del proceso creativo de la vida social (elementos heredados y acumulados en el curso del progreso histórico), por un lado, y las funciones sociales de estos elementos resultantes de su unificación en una totalidad definida de relaciones sociales, por el otro lado. El significado de esta dicotomía se ejemplifica mejor en la contradicción entre valor de uso (VU) y valor (V). Aunque desde los Gr Marx aplica, en algunos lugares, la misma dicotomía del lado de la forma –habla del trabajo objetivado como la sustancia de la forma valor– titubea en este uso y, en general, intenta separar los dos significados de ‘contenido’ involucrados en tal procedimiento. En EC encontramos, según GM, una casi completa metafísica de forma y contenido ( sic). Su dicotomía se aplica no sólo a la caracterización de la relación de VU y V, sino también, por un lado, a un análisis rudimentario del VU (distinción entre la forma humana creada y el substrato natural del producto) y, por el otro lado, a un muy intrincado análisis de la forma V misma (el complicado conjunto de relaciones entre valor de cambio y valor, por un lado, y forma-valor y sustancia de valor por el otro). Este cambio parece indicar un esfuerzo en el EC de Marx para encontrar en las formas y relaciones socioeconómicas mismas, elementos histórico-constantes, por decir elementos técnicos, estructurales; tendencia que no está desconectada con su visión cambiante sobre la validez ahistórica de la ley del valor generalizada. GM no explica esta última afirmación que no he podido descifrar. Parece haber un cambio entre Gr y EC en el topos (lugar) histórico adscrito al CPL y su superación práctica. La idea de la división entre prehistoria e historia humana real está presente en ambos textos. Pero en los Gr esta división se entiende como una transformación radical que elimina la antinomia entre N y libertad característica de todo el desarrollo precedente. En EC, empero, la sociedad burguesa se convierte en la etapa del progreso histórico que prepara las condiciones objetivas y subjetivas no para la eliminación de la antinomia, sino para la separación institucional final de estos aspectos contradictorios. El SCL tendrá éxito en reducir la antinomia entre N y libertad a su real fundamento antropológico: la esfera de N sólo a la relación entre ser humano (SH) y naturaleza, creando por tanto una esfera de verdadera libertad que comprende la totalidad de interacciones entre seres humanos. En este sentido el SCL, y en particular la economía SCL, aparece ahora como la universal y directa realización de aquellas determinaciones que están implicadas en la noción abstracta de producción social material (la forma paradigmática de las AV vitales como tales) –determinaciones que en el curso previo de la historia sólo aparecían en un sentido estrecho, limitado, o en una forma universal, pero reificada. La dominación de SH sobre SH puede superarse prácticamente sólo si la dependencia humana de la naturaleza, su sometimiento a sus leyes puede ser reducida radicalmente a lo que es, a una N meramente técnica, si la autoadministración de los SH, puede ser institucionalmente separada de la administración de las cosas. Así, el SCL aparece como la sociedad que reduce todas las formas económicas a sus fundamentos que son comunes a todos los modos de producción. El desarrollo intelectual de Marx presenta ante nosotros el problema teórico fundamental: ¿Cómo puede un entendimiento teórico inmanente de la historia hacerse acorde con la actitud práctica y la demanda de una trascendencia del estado histórico presente, sin caer en las formas insostenibles de un finalismo histórico?