Ciudad de México. Un histórico abrazo concretó el reconocimiento de los pueblos indígenas a la nueva líder del país, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien recibió el emblemático bastón de mando de parte de mujeres representantes de las comunidades del México profundo.
La primera mujer presidenta en la historia de nuestra nación empuñó y alzó este elemento, que es símbolo del poder político y espiritual de los pueblos indígenas y afromexicanos; además que representa el poder comunal, el noble don de servir al pueblo y de hacer justicia, ya que a través de él las autoridades “gobiernan obedeciendo”.
Al fin se hizo justicia “a la lucha de las mujeres”, señaló una de las representantes de los pueblos originarios que encabezó la ceremonia para la nueva mandataria federal.
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La primera presentación de Sheinbaum ante la gente inició con una ceremonia basada en usos y costumbres donde la mujeres autoridades de esas comunidades, en representación de los 70 pueblos indígenas y el afromexicano, entregaron le entregaron el bastón de mando.
Una limpia con hierbas, copal y otros elementos abrieron la ceremonia, minutos después que la presidenta salió de Palacio Nacional, donde despachara y vivirá en los próximos seis años.
Desde este lugar “sagrado”, México Tenochtitlán, una de las líderes indígenas le dijo a la mandataria: “Claudia, que los elementos sagrados te acompañen, que el agua bendita purifique tu alma, que el aire esté contigo”.
La presidenta, junto a las miles de personas reunidas en el Zócalo para atestiguar este día histórico, siguieron las instrucciones para honrar a los antiguos elementos y ritos indigenas.
Primero se alzaron las manos al oriente, punto por el que nace el “padre sol”.
“Invocamos a los jaguares, y a los demás seres y espíritus divinos”, para que den sabiduría a la futura mandataria, así como resistencia y fortaleza.
“Para que gobierne con amor, con compromiso, con entereza y con humildad al pueblo de México. Te pedimos padre sol, que habites en su corazón, así como habitas en cada corazón de la niñas y niños de México”.
Sheinbaum y el resto de la plaza giraron - la izquierda hacia el poniente, en lado en que se oculta para que sea su fuente de luz y sabiduría.
“Es el paso de la luna, invocamos a nuestros ancestros, ancestras, abuelas, abuelos para que con su sabiduría, conocimiento y experiencia guíen el camino de nuestra presidenta, que la conduzcan e iluminen con la luz, para que su proyecto de trabajo pueda llevarlo a acabo con la fuerza del universo. Que ella sea iluminada, que la sabiduría de los ancestros y abuelos guíen su caminar en todo momento”.
Las líderes indígenas, todas ellas mujeres, hicieron voltear a toda la plaza al sur.
“Señor, acompaña cuida y guía a nuestra presidenta constitucional, protégela en su camino, libérala de los males, que siempre busque el bienestar de nuestros pueblos indígenas y afromexicano, que busque el bienestar de las niñas, niños y de las mujeres. Que no abandone este gran camino que tiene en sus manos y que le ha conferido el pueblo de México”.
Tras ello, se miró al norte, para que la fuerza divina de la naturaleza le brinde herramientas para que en su gobierno se resuelvan los problemas mediante el diálogo, el perdón y la reconciliación, con sentido humanista.
Además para que no se presente más en el país clasismo, discriminación, racismo ni machismo.
El quinto punto, al centro y hacia abajo, a la madre tierra, para agradecerle y pedirle perdón “porque le hemos faltado al respeto, hemos padecido con ella todos estos cambios climáticos. Por eso, desde el fondo de nuestro corazón y de todos los pueblos indígenas queremos decirle: doctora Claudia que usted no está sola, estamos todos los pueblos unidos para seguir trabajando y poniendo en alto a las comunidades indígenas”.
Finalmente, al centro y mirando a la plaza, se le pidió mirar al cosmos, al cielo, y levantar las manos.
“Dios padre y madre, gracias por este día. Gracias proque una mujer por primera vez está aquí con nosotros. A la lucha de las mujeres finamente se le hace justicia”.
Pidieron a los abuelos y abuelas dotar de su sabiduría a la presidenta y que le den fuerza para llevar a efecto su mandato.
Virginia, una de las líderes indígenas, subrayó: “Hoy es un día histórico para las mujeres, por primera vez una mujer recibe el noble encargo de dirigir el destino de este país”.
Entregaron entonces el bastón de mando a Sheinbaum, fundidas en un abrazo. Con lo que los pueblos del México profundo entregaron su confianza y esperanza en la nueva mandataria.