Ciudad de México. Ante el inminente cambio de gobierno, el mandatario salió por la puerta de la calle Corregidora, abordo de una camioneta blanca -tras ella el emblemático Jetta que usó a lo largo de su sexenio—, con rumbo a su departamento en la alcaldía Tlalpan.
Al grito de “¡Presidente, presidente!”, decenas de personas que esperaron por horas para ver al tabasqueño corearon al paso del vehículo, desde donde López Obrador, en el sitio de copiloto y asomado por la ventanilla, lanzaba besos y alzaba los brazos en señal de despedida.
No importó la lluvia que ahora cae en el Centro Histórico de la Ciudad de México, muchos ciudadanos se dieron cita para ver, seguramente por última vez, a quien a partir de mañana ser el último ex presidente de México.
El jefe del Ejecutivo salió exactamente a las cinco de la tarde con 38 minutos, tal como lo adelantó esta mañana durante una convivencia con representantes de los medios de comunicación.
López Obrador cerró así un ciclo de casi seis años en Palacio Nacional, donde vivió y despachó en todo su sexenio, a diferencia de sus antecesores que de acuerdo a la tradición se instalaron en la otrora residencia oficial de Los Pinos, transformada desde el primer día del gobierno del tabasqueño en centro cultural.
Esta noche, el mandatario dormirá en su casa de Tlalpan, desde donde mañana saldrá rumbo a la Cámara de Diputados, para entregar en ese recinto legislativo la banda presidencial a sur sucesoria, Claudia Sheinbaum.