Nueva York y Washington., Cuando faltan cinco semanas para la elección, el republicano Donald Trump puede hacer las declaraciones cada vez más extremas -desde que su contrincante tiene problemas mentales a que tal vez la policía debería de tener permiso para cometer brutalidades- y continuar empatado con la aspirante demócrata, volviendo normal lo que antes sería considerado locura y suicidio político.
Este pasado fin de semana, en un discurso de campaña en Erie, Pensilvania, se atrevió a decir que su idea para frenar el crimen es “permitir un día realmente violento… una hora de trato duro, y digo realmente duro…. Todos se enteraran y [el crimen] llegará a su fin de inmediato”.. O sea, desatar por completo a las fuerzas policíacas, ya que “la izquierda liberal” no deja que la policía haga lo necesario porque “quieren destruirlos, y quieren destruir nuestro país”.
Ante la reacción a estas declaraciones, la campaña de Trump decidió que la mejor respuesta -parecida a la que ofreció cuando comentó que deseaba ser “dictador por un día”- era que “el presidente presentó eso en broma”. Más aún su jefe de campaña aseguró que Trump sólo deseaba trasmitir sus credenciales como “el presidente de la ley y orden” (no mencionó que es un criminal convicto que aún enfrenta múltiples cargos por delitos federales).
A la vez, y como suele hacer, empleó la táctica de estudiante de secundaria de burlarse e insultar a sus contrincantes, esta vez declarando que la candidata presidencial demócrata, y vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris está “mentalmente discapacitada” e insinuó que estaba loca.
Sin embargo, el problema para Trump es que sus ataques no están teniendo el impacto que desearía en las encuestas nacionales y en los estados claves que determinarán el resultado final de la elección en donde los candidatos están en un empate técnico. “Ninguno de los candidatos goza de una ventaja significativas”, reporta el New York Times, mientras que el Washington Post informa que Harris tiene una ventaja sólo de 2 puntos a nivel nacional -o sea, dentro del margen de error. Otra encuesta para el periódico Guardian que comparó las propuestas económicas de ambos candidatos registró que los votantes prefieren las ofrecidas por Harris sobre las de Trump, un giro notable ya que durante meses las encuestas mostraban que los votantes opinaban que Trump era el mejor para el manejo económico.
El próximo acto nacional para las campañas es este martes, cuando los candidatos por la vicepresidencia, el republicano J.D. Vance y el demócrata Tim Walz, se enfrentarán en un debate -el único- que se trasmitirá desde Nueva York. Ya que Trump rechazó un segundo debate con Harris, el de este martes podría ser el último encuentro nacional entre los contendientes antes de la elección el 5 de noviembre. Al mismo tiempo, a menos de que ocurra algo desastroso, no se espera que este debate entre los aspirantes a la vicepresidencia tenga un gran efecto sobre la competencia.
Mientras tanto, los efectos del eje antimigrante de la campaña de Trump y Vance - donde repite en casi todos sus actos que los inmigrantes son fuente de casi todos los problemas nacionales, que están “envenenando la sangre” de Estados Unidos y que si ganan se realizarán las deportaciones masivas mas grandes de la historia- se siguen expresando por todo el país, sobre todo en zonas rurales y en pueblos pequeños. Después de semanas de atacar a inmigrantes -autorizados ademas- en Springfield, Ohio, Trump ha ampliado sus ataques a lugares como Charleroi, Pensilvania al sur de Pittsburgh y otros pueblos a pesar de que los lugareños -tanto demócratas como republicanos- opinan que los inmigrantes/refugiados que llegan legalmente aportan algo positivo. Pero la retórica del ex presidente sigue generando nuevas inseguridades. “Los inmigrantes en Charleroi están viviendo con temor ahora”, declaró el inmigrante de Liberia Amos Yougar al New York Times. Y eso es parte del objetivo de la estrategia de Trump.
“Como se ha dicho desde mucho tiempo, el predicado del fascismo es que un tercio de la sociedad observe mientras otro tercio es brutalizada y que el último tercio bostece y deja que ocurra. Donald Trump es mentalmente inestable y un fascista buscando su momento. Y un tercio de este país está comprobando que está igual de loco y sanguinario que él”, comenta el reportero y creador de las series destacadas de The Wire y Treme, David Simon.
A la vez, el enfoque de Trump sobre la migración y en particular la frontera, ha logrado que el tema sea uno de los principales en el debate electoral, y ha mantenido a la defensiva a los demócratas sobre el tema. Harris se vio obligada de visitar la frontera la semana pasada para anunciar que aplicará medidas de mayor control ahí y hoy la Casa Blanca anunció que limitará aún más el acceso al asilo -todo en respuesta a la ofensiva en este tema de Trump y los republicanos.
Y a pesar de su postura antimigrante racista, Trump sigue gozando de un apoyo significativo entre los votantes latinos. Aunque Harris aventaja a Trump 54 a 40 por ciento entre latinos empadronados, según una encuesta de NBC News/Telemundo, ese margen de 14 puntos es el nivel más bajo de los demócratas en las últimas cuatro elecciones presidenciales. Y Trump está gozando de mayor apoyo entre este sector que hace cuatro años.
Donde los demócratas, con Harris al frente, sí estan ganando es en la recaudación de fondos para financiar la elección. El Partido Demócrata, sólo en contribuciones directas, ha recaudado 200 millones de dólares más que los republicanos. Trump, como siempre lo ha hecho, está recaudando fondos para sí mismo, ofreciendo desde biblias “endosadas por Trump (a 60 dólares), monedas conmemorativas (100 dólares) y ahora relojes de oro incrustados con diamantes (por solo 100 mil dólares cada uno). “Si este hombre logra regresar a la Casa Blanca, agarrará todas los candelabros, los pondrá en el jardín y los venderá en una venta de garaje”, afirmó la periodista conservadora Nellie Bowles en el Free Press.