La iglesia católica advirtió sobre el riesgo que representan los nacionalismos exacerbados que cierran fronteras y levantan muros; vuelve violentos a los seres humanos en contra de los migrantes y puede ser el principio de una guerra que nadie quiere.
Con motivo de la 107 Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México, Francisco Javier Acero Pérez, lamentó que a escala global estemos frente a una “erupción de racismo y odio que aumentan las políticas migratorias discriminatorias”. Al mismo tiempo “aumentan las amenazas a quienes los acogen”. Esas políticas y conductas causan expulsiones y levanta muros tangibles e intangibles.
Todo lleva a que se rompa la fraternidad y a las personas que han decidido salir de sus lugares de origen, los orilla a confiar en quienes ofrecen rutas peligrosas que los hacen más vulnerables, señaló el prelado durante la homilía dominical en la Basílica de Guadalupe.
Llamó la atención sobre el hecho de que la ruta más difícil para los migrantes es pasar por México, cuando el país “está enraizado en el mestizaje. Nuestra madre, la Virgen de Guadalupe, es mestiza y nadie la toca, ninguna ideología, ningún gobierno, porque es sagrada”.
Por el contrario, con su mensaje, la Virgen dice que “debemos llegar a todos, cuidarlos, evitar la indiferencia y que protejamos al prójimo”.
El obispo Acero Pérez también resaltó que hasta ahora nadie, ni los organismos internacionales han atendido las causas que llevan a las personas a salir de sus países.
Por eso, dijo, es momento de pedir perdón y de reconciliarnos como nación. Enseguida, señaló: “el perdón no viene de fuera, ni por email, ni en cartas. El perdón y la reconciliacion viene desde el corazón. Es hora de reconciliarnos”.
En tanto, el editorial del semanario Desde la Fe, la iglesia mexicana reiteró a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, las siete propuestas de los Diálogos por la Paz, y que en el periodo que inicia el 1 de octubre, con su mandato, “sea un tiempo de diálogo que abra el camino a construir un país mejor”.
Subrayó: “el diálogo ha de partir de la verdad, comprometido con la justicia y encaminado a la paz”.
Entre los planteamientos surgidos del movimiento generado luego de los asesinatos de los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos, en Cerocahui, Chihuahua, están desarrollar políticas de cuidados, fortalecer a las policías municipales y de esa forma facilitar la retirada paulatina de los militares en las funciones de seguridad pública.
También proponen renovar el sistema de procuración e impartición de justicia; emprender una reforma a fondo del sistema penitenciario para que el Estado retome el control de las prisiones; promover una estrategia que fortalezca la seguridad y bienestar de las adolescencias.
Otras son impulsar una gobernanza democrática que proteja a los gobiernos municipales de las economías criminales; y atender la crisis de derechos humanos del con enfoque en los desaparecidos, la violencia contra las mujeres, migrantes y la autonomía de los pueblos indígenas.