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72 festival de San Sebastián

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La directora Gia Coppola (derecha) y la actriz Pamela Anderson quien recibió el Premio Especial del Jurado en San Sebastián por la película ‘The Last Showgirl’. Foto Afp
29 de septiembre de 2024 08:38

Algo que no falla en el festival donostiarra es que el jurado acaba haciendo disparates. Este año no fueron tan graves, sobre todo cuando éste estaba integrado por personas desconocidas, salvo el cineasta austriaco Ulrich Seidl. (Y bueno la presidenta, la directora local Jaione Camborda, quien ganó el año pasado con la muy olvidable O corno).

El que se otorgara la Concha de Oro al documental taurino Tardes de soledad, del catalán Albert Serra, ya estaba cantado de alguna manera. La visión íntima de la fiesta brava, desde novedosos ángulos de cercanía, provocó gran pasión entre los críticos españoles y el jurado hizo eco a ese entusiasmo. Es la segunda vez al hilo que el premio se lo lleva una producción española.

Algo curioso: la película francesa Q uand vient l’automne (Cuando cae el otoño), de François Ozon ganó dos premios. El de mejor guion y el de mejor actor de reparto, para Pierre Lottin. Y resulta que fue la única de la competencia que no vi. Ahí les debo el comentario.

Y parecería una broma que Pamela Anderson (sí, la otrora modelo de Playboy y protagonista de videos caseros eróticos) se lleve el Premio Especial del Jurado junto con los otros actores de la película The Last Showgirl, de Gia Coppola, nieta de Francis.

Tampoco estoy de acuerdo con el premio a la mejor dirección, obsequiado en ex aequo a la portuguesa Laura Carreira, por On Falling, y peor aún, el español Pedro Martín-Calero por El llanto. Ambos debutantes y no demasiado promisorios, francamente. (El dictamen del jurado parecía empeñado en obviar películas muy profesionales y bien filmadas como Cónclave, del alemán Edward Berger, y Le dernier souffle, de Costa-Gavras).

No tengo problema con el premio a la mejor interpretación protagónica para Patricia López Arnaiz, de Los destellos, de Pilar Palomero, una película que aborda con sutileza el tema del bien morir, muy presente en el festival. Ni tampoco con el premio a la mejor fotografía para Piao Songri, de la película china Unidos en el cielo, de la realizadora Xin Huo.

Eso en cuanto a los premios oficiales. Les ahorro toda la retahíla de premios paralelos que otorga el festival de San Sebastián, que debe ser un récord. Hay para todas las secciones, y su lectura ocupó el mayor tiempo de la gala de clausura.

Sólo cabe destacar el premio de la Cooperación Española que recibió la mexicana Sujo, de Fernanda Valadez y Astrid Rondero. Así como el premio de la sección Horizontes Latinos, que fue para la argentina El jockey, de Luis Ortega, que tiene coproducción mexicana a través de la productora Piano (además, aparece Daniel Giménez Cacho en un papel secundario).

Por cierto, lo del cine argentino –o su inminente desmantelamiento a manos del gobierno de Milei– fue todo un tema que preocupó al festival y a su director José Luis Rebordinos. No sólo se hizo una manifestación pública el martes pasado que reunió a una gran cantidad de cineastas de ese país (hubo veintiséis títulos argentinos, repartidos en las diferentes secciones), sino un momento de la ceremonia se dedicó a recalcar el asunto.

X: @walyder

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