modernizadorasque sólo hundieron a los mexicanos….
por el bien de México, según repitieron como pericos. Y lo hicieron año tras año, durante 36, con resultados sociales devastadores.
Por ejemplo, congelaron los salarios para que nuestro país fuera competitivo
en la globalización, lo que llevó a la pérdida de 80 por ciento del poder adquisitivo de los trabajadores; un día sí y el siguiente también aumentaron precios y tarifas del sector público, e impulsaron incrementos históricos en la canasta básica de alimentos; acumularon una inflación de 63 mil 236 por ciento y una devaluación cercana a 15 mil por ciento, con un mercado nacional cada día más dependiente de las importaciones, cotizadas y pagadas, íntegramente, en dólares; rescataron
a la oligarquía y hundieron al pueblo.
A la par, calificaron la pobreza de mito genial
(tanto que la aumentaron permanentemente); incrementaron brutalmente los precios de las gasolinas (y otros combustibles), porque esa decisión a la depauperada población no le dañaba por no tener automóviles
; de un tajo cancelaron los subsidios a la población más necesitada (a la tortilla, por ejemplo), porque distorsionaban la economía
, a la par que a los grupos oligárquicos se los concedían a manos llenas; promovieron la ocupación informal –que creció exponencialmente– para abaratar la mano de obra y aumentar el margen de ganancia del capital, mientras el empleo formal apenas se incrementó, cada vez en peores términos y con salarios de hambre. Y como estos ejemplos, miles más.
Así eran de creativos los tecnócrata para justificar lo injustificable: el asalto a la nación, y tan se acostumbraron a decir sandeces por doquier, que a estas alturas la gana no se les quita. Ayer, por ejemplo, en la mañanera un colega recordó al presidente López Obrador que en una entrevista con Pedro Aspe (secretario salinista de Hacienda) “me dijo: ‘el neoliberalismo no existe’”, y se quedó tan tranquilo.
Pero no sólo Aspe, porque el de los tecnócratas acumuló un ejército. En esa misma mañanera, el mandatario sacó a colación una reciente declaración de Ernesto Zedillo, relativa a la reducción del número de pobres en el sexenio de la 4T (cerca de 10 millones de mexicanos, avalada por el Banco Mundial, uno de los ídolos
de la tecnocracia), cuando el cretino ex inquilino de Los Pinos sin rubor alguno se aventó al ruedo:
Escucho a algunos de mis amigos diciendo: Sí, eso (la citada reducción) se explica significativamente por el incremento de ingresos que las familias han tenido debido a las remesas enviadas desde Estados Unidos. Y la pregunta es si queremos depender de las remesas para reducir la pobreza en México. También, y esto es muy triste, hay que cuestionarse si el hecho de que la pandemia afectó a las personas más pobres en México te llevará a una proporción más reducida de la pobreza por los pobres que han muerto
. Y todavía se río, al igual que su auditorio mayoritariamente conformado por abogánsters
Al respecto, López Obrador subrayó: “cada vez dan más pena ajena. Imagínense que Zedillo, que era así, un ídolo de la oligarquía, porque los rescató de la crisis económica-financiera al convertir las deudas de unos cuantos en deuda pública con el Fobaproa, y aplaudidores de la élite y también de los despistados aspiracionistas: ‘Pero qué barbaridad, ¡qué hombre tan inteligente!’ Imagínense esa figura con pies de barro que se atreve ahora a decir eso. Es como la fábula de El rey va desnudo: Zedillo diciendo que si se redujo la pobreza en nuestro gobierno es porque durante la pandemia se murieron los pobres. ¡Es increíble!”
En su sexenio, ¿qué hizo Zedillo por los pobres? Mucho, porque el número de ellos lo incrementó permanentemente: casi 5 millones adicionales por pobreza alimentaria y cerca de 6 millones por ingreso, para cerrar su gobierno en 24.1 y 52.7 millones de mexicanos, respectivamente, en tal condición (información del Coneval).
Entonces, bien lo dice López Obrador: cínicos y corruptos
.
Las rebanadas del pastel
Javier Milei, esperpéntico como Zedillo, registra récord: en unos cuantos meses incrementó la tasa de pobreza de 40.1 a 52.9 por ciento, y duplicó la de indigencia en la que ahora están inmersos 18.1 por ciento de los argentinos. Mientras, un millón de niños (uno de cada tres) se va a dormir con el estómago vacío.
Twitter: @cafevega