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Poco después de cometidas las desapariciones, los reclamos fueron acompañados por miles de personas que colmaban las calles o colocaban ofrendas, pero al paso del tiempo se ha visto una menor presencia de gente solidaria. La imagen fue captada en 2014. Foto Yazmín Ortega Cortés
26 de septiembre de 2024 08:01

Chilpancingo, Gro. La noche del 26 de septiembre de 2014, en la ciudad de Iguala, en la zona norte de Guerrero, presuntos policías municipales coordinados con sicarios del grupo delictivo Guerreros Unidos asesinaron a dos estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, y uno más resultó herido. Al otro día, (el 27) otro alumno fue hallado sin vida y con el rostro desollado.

Los normalistas salieron por la tarde de las instalaciones de la Normal de Ayotzinapa, con rumbo a Iguala, para recuperar camiones –como lo hacían cada año– que utilizarían para trasladarse a la marcha del 2 de octubre en la Ciudad de México. Posteriormente se informó que desde que salieron de Tixtla, ciudad donde se ubica la escuela, fueron vigilados por el Ejército Mexicano, que había infiltrado a (Julio César López Patolzin) uno de sus miembros, como alumno de ese plantel.

Desde su llegada a Iguala comenzó la persecución de los normalistas por parte de policías municipales y sicarios. Ese día, cerca de las 20 horas, en la Plaza de las Tres Garantías, se realizó el informe de la presidenta del DIF, María de los Ángeles Pineda Villa, esposa del edil José Luis Abarca Velázquez.

Como todos los días, ese viernes Lenin Ocampo llegó a Radio Universidad (hoy Radio Universidad Pueblo) a transmitir desde Chilpancingo su programa El Ático 840. A eso de las 22 horas recibió una llamada telefónica desde Iguala, de estudiantes de la Normal de Ayotzinapa que denunciaron las agresiones.

A las 22:30 horas llamaron por segunda ocasión, informando que en otra refriega los policías habían herido a Aldo (Gutiérrez Solano) y que lo llevaban al Hospital Cristina; la mayoría de los diarios locales y nacionales lo dieron por muerto.

Poco después, por teléfono, el alcalde José Luis Abarca Velázquez negó que hubiera heridos o muertos. Declaró que se trató de una provocación de los ayotzinapos por el informe de su esposa.

Desde Chilpancingo, después de una rueda de prensa, periodistas, maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación y miembros del Frente Unido de Normales Públicas de Guerrero partieron en caravana pasada la medianoche con destino a Iguala. Se trasladaron en dos camionetas, un camión, un microbús y un auto compacto.

Casi al mismo tiempo, en Iguala, unos siete reporteros participaron en una conferencia de prensa convocada por los estudiantes de Ayotzinapa y en ese instante, al parecer, sicarios y policías municipales les dispararon con armas de alto poder, perdiendo la vida dos alumnos: Julio César Ramírez Nava y Daniel Solís Gallardo. En la mañana del 27 de septiembre se halló el cuerpo desollado de Julio César Mondragón Fontes.

Otro ataque de presuntos sicarios se había cometido antes de la medianoche en contra de un camión de la empresa Castro Tours. En la unidad viajaba el equipo de futbol de la tercer división Los Avispones. La agresión se perpetró en el crucero de Santa Teresa, ubicado a 10 minutos de Iguala, donde perdieron la vida el chofer Víctor Manuel Lugo Ortiz y el futbolista David Josué García Evangelista, de 14 años de edad.

Un taxista que pasaba por allí resultó herido, pero su pasajera, Blanca Montiel Sánchez, murió. Las ráfagas alcanzaron al vehículo en el que viajaba el líder del Sindicato Único de Trabajadores del Colegio de Bachilleres, Alfredo Ramírez García.

A pesar de que policías municipales y pistoleros instalaron un retén a la entrada de Iguala, la caravana llegó a eso de la 1:30 de la madrugada, del día 27, a la avenida Álvarez. Elementos del Ejército Mexicano tenían acordonada el área, pues allí estaban los dos cuerpos de los estudiantes normalistas.

Cerca de las 3 de la mañana, la caravana llegó al hospital del Issste, pero civiles les impidieron el ingreso. De ahí se movilizaron a las instalaciones de la fiscalía del estado, pues policías estatales habían trasladado hasta allí a algunos estudiantes.

Días después, el abogado Vidulfo Rosales Sierra, del Centro de Derechos Humanos de la Montaña, informó que había 57 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa desaparecidos, pero después de realizar una depuración de la lista durante una asamblea efectuada en las instalaciones del plantel, finalmente el número quedó en 43.

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