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Con Sheinbaum no es borrón y cuenta nueva, sino continuidad, enfatiza Rosa Icela Rodríguez

25 de septiembre de 2024 07:07

Contundente: “no es borrón y cuenta nueva, es continuidad. Los que quieran acompañar a la doctora Sheinbaum en su gobierno deben entenderlo. Sí hay un cambio –del neoliberalismo a un régimen democrático– y vamos a seguir por ese camino”. Rosa Icela Rodríguez, la aún secretaria de Seguridad y próxima titular de Gobernación lo tiene claro.

Por eso advierte: también los que van a trabajar en Gobernación lo deben saber. Que sepan, que piensen que deben atender a la gente y tenemos que salir a las comunidades a resolver las problemáticas del país. Este será un gobierno de libertades y derechos

La entrevista, durante las últimas horas que Rodríguez pasa en la oficina donde despachó desde hace cuatro años y que ahora luce con las paredes casi desnudas, sin ninguno de los cuadros que la secretaria les había destinado. Sólo algunos juguetes artesanales y la fotografía del presidente López Obrador se irán con ella cuando se cierre la puerta del despacho por el que seguramente nunca más cruzará en calidad de secretaria.

–Algo que parece que se olvidó en los últimos años como condición sine qua non para estar en la oficina principal del palacio de Bucareli es que hay que traer polvo en los zapatos para ocuparla, ¿o no?

–Mira, no se puede desconocer el origen. Mis papás son maestros. Yo vengo de una familia de maestros rurales. Mi hermana, mis padres, mis tías, mis tíos, todos son maestros de primaria.

Mi casa siempre olía a gis y a lápiz. Cuando ellos iban a las comunidades a dar clases teníamos que acompañarlos. De hecho, mi primer año de primaria lo estudié en una comunidad muy pequeñita que se llama Ayotoxco, un ejido del municipio de Axtla, en la Huasteca potosina, donde nací, en Xilitla. Mis padres dieron clases en muchos pueblos de la región. El polvo no estaba en los zapatos, cubría los huaraches.

–Pero luego había que venir a la Ciudad de México donde las dificultades de vida son diferentes. ¿Qué pasó entonces?

–En la escuela siempre me fue bien, tuve muy buenos maestros, pero para sobrevivir vendí en tiendas, fui cajera, hice cartas…

–¿Cartas de amor?

–Sí, cartas de amor, otras de madres, de hijos que escribían a sus papás que vivían en Estados Unidos. Te estoy hablando de los 70, los 80, cuando tuve que hacer esas labores, pero luego me fue mejor. Fui ayudante de Redacción –les decíamos huesos, por el color del papel que llevábamos a los reporteros para que escribieran– y luego reportera. Pero pregúntame de otra cosa, me cuesta trabajo hablar de mi persona.

–Está bien, pero es necesario entender que para llegar a la Secretaría de Gobernación hay que tener una historia con la gente, con sus problemas… La gente tiene derecho a saber quién va a ocupar la segunda posición en importancia del gobierno de la presidenta Sheinbaum, pero está bien... hablemos de política. ¿Cómo ves?

–Efectivamente, no puedes conocer los sentimientos de la gente si no has caminado por muchas partes, si no te has metido en muchos rincones del país.

“Y sí, la vida te va dando enseñanzas, y yo aprendí mucho en los recorridos que hice con el presidente López Obrador. No es que a partir de hoy estemos aquí sin nada de historia; hay 31 años de trabajo como servidora pública, más 15 de periodista, muchos de ellos en La Jornada; venimos de un movimiento de izquierda, ese es nuestro origen.”

El oficio de servidora pública de Rosa Icela Rodríguez, la próxima secretaria de Gobernación, se fue forjando paso a paso durante los 31 años de labor a los que se refiere en esta entrevista, la primera que concede ante de tomar las riendas de trabajo en Bucareli.

Aunque ya había laborado en otras áreas de gobierno, el 2000 marcó su mayor acercamiento al trato directo con las problemática de la gente. Es en ese año que el presidente López Obrador, entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, la llama para que se haga cargo del área de concertación política de la Secretaría de Gobierno. Ella era la encargada de coordinar los equipos que atienden marchas, plantones y bloqueos.

Ahí aprendí la palabra diálogo, de atender a la ciudadanía; aprendí a tener los oídos abiertos, a escuchar los ruidos de las calles, a oír los problemas de la gente, a ver sus tristezas y añoranzas. Vengo de abajo: coordinadora de prensa del Congreso local, trabajadora de las secretarías de Educación y de Economía del gobierno Federal.

Pero Rosa Icela sigue siendo la misma que despachaba en el gobierno de AMLO en la oficina 333, con vista al Zócalo, en el segundo piso del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, en aquellos años en los que la calle le enseñó el ABC de la política.

La aún titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, durante la entrevista con este diario en sus oficinas.Foto María Luisa Severiano

 

–Regresemos a la política…

–Primero es la trayectoria la que te obliga a poner atención en las causas que dices defender. Te obliga a escuchar a la gente, a no despegarte de ella, de los dolores que padece la población, de sus demandas, las demandas reales en relación con la pobreza, la violencia, con toda la problemática que hay en el país.

–¿Y la oposición? ¿No sería deseable una oposición más fuerte para el país?

–Lo que hay, hay, y aunque no quisiera darte una opinión sobre la oposición, ellos deben entender lo que es un nuevo gobierno, y nosotros, conocer qué es lo que ellos demandan, escucharlos, tener diálogo.

–La derecha en muchas partes del mundo ha dejado de actuar desde los canales institucionales, como los partidos políticos, y se esconde para lanzarse sobre sus objetivos.

–Yo diría que la derecha se encuentra agazapada en las ONG; no en todas, pero la derecha es la derecha aquí y en todo el mundo. No debato lo que tú afirmas, no estoy en contra de lo que dices.

No obstante, yo te diría también que la derecha es clasista; se sienten por encima de todos nosotros; es discriminatoria, nadie está a la altura de ellos. La derecha no nos quiere ni a los pobres ni a los indígenas. Enarbolan la bandera de la misoginia, no están por las libertades de las mujeres ni de las minorías.

–Son el poder económico, ¿hay que tenerle miedo a la derecha?

–No, no hay que tenerle miedo a la derecha, pero hay que estar, como hizo el presidente López Obrador, hablando de lo que significa un movimiento como el nuestro, de izquierda, un movimiento de transformación frente a la derecha que no quiere reconocer los derechos de nadie.

Hay que hacer una diferencia, si me lo permites, entre la gente que tiene dinero y la gente que tiene como filosofía el clasismo, la misoginia, porque creo que hay un sector importante de industriales, de comerciantes, de esa gente que regularmente habíamos etiquetado como de derecha, que sí entendió que la transformación ha sido en bien de todos. Hay que echar un ojo a las ganancias de los bancos en el sexenio y advertir que los beneficios también fueron para las clases medias. Hay empleo, hay recursos, hay poder adquisitivo. La transformación ha beneficiado hasta a los sectores económicos más poderosos del país.

–¿Qué debemos entender por el segundo piso de la 4T?

–Pues que no es retórica. Tenemos un proyecto que no voy a exponer ahora en su totalidad, pero que tiene como eje central el respeto a los derechos de todos. Yo diría que ya hemos presentado esos ejes. Te lo explico a grandes rasgos: el respeto a la vida; el derecho a respetar la vida de todos los seres humanos, el derecho a respetar su libertad, la libertad de expresión, la libertad de tránsito, el respeto a las garantías individuales.

Qué no haya corrupción. Por ejemplo, que en la Secretaría de Gobernación, que todas sus diferentes áreas se manejen con cero corrupción. Y la otra parte que nos toca es ver el lado de la justicia, y ahí estaremos buscando siempre cero impunidad, y pone énfasis: no seremos cómplices de malas acciones. Debemos tener funcionarios con cero malas acciones, ninguno deberá ser delincuente. Esos son los ejes en los que vamos a estar trabajando en la Secretaría de Gobernación.

La titular de Gobernación del primer gobierno encabezado por una mujer en México encara la pregunta sin titubeos: ¿seguirá la política de los abrazos…?

–Nunca se entendió; fue ingrato el tema, muy criticado, aunque al Presidente le criticaban todo. Nada le reconoce la oposición, pero el avance que se dio fue grandísimo. Recibimos con 100 por ciento de secuestros y la cifra bajó 77 por ciento.

“¿A qué voy?, a decirte que sí hay una diferencia entre 2018 y 2024 que nunca van a aceptar. Abrazos no balazos es un apotegma, al que yo le agregué: no estamos cruzados de brazos.

Abrazos no balazos es un mensaje de paz y de que no estamos por una estrategia de guerra, pero no estamos cruzados de brazos. Hubo coordinación, muchas bandas fueron encarceladas, muchos delincuentes están pagando en la cárcel. Detuvimos a 82 mil personas, 11 mil eran objetivos prioritarios para este gobierno. A lo mejor no se dio difusión, pero de que están en la cárcel, están en la cárcel.

–Cuando se habla de abrazos viene a la mente la idea de la tolerancia, y por esa misma asociación de ideas se piensa en la impunidad, lo que resulta peligroso para la gobernanza. ¿Qué piensa al respecto?

–No quisiera responsabilizar a otras partes de la cadena que tiene que ver con la impartición y procuración de justicia. No sé si la población ha visto en todos estos años de parte de quién es la responsabilidad, también, de que continúe la impunidad. No puede ser que haya tantos delincuentes, mujeres y hombres detenidos y que se les deje en libertad inmediatamente y sin sanción.

No hay coordinación con los jueces, porque ellos dicen no y se acabó. Hay muchas quejas a ese respecto, por eso es que no es menor la reforma al Poder Judicial. Ya habrá tiempo para ahondar en el asunto, pero sí hace falta la sacudida al poder judicial.

El tiempo de la primer mujer en presidir una dependencia de perfil policiaco-militar está por terminar y Rosa Icela Rodríguez hace memoria, sólo hace memoria:

“Hace muchos años padecí, igual que muchas mujeres, de discriminación, clasismo, racismo y misoginia. Todas esas lacras las conocí y milito contra ellas. Estoy con mi bandera de la justicia, de la democracia y la igualdad.

Ahora soy madre y abuela y quiero seguir luchando por los derechos, con cargos y sin cargos, y seguiré militando y luchando por el derecho a la libertad de expresión y por los derechos de mujeres e indígenas, de pobres y marginados; por los derechos de todas y todos.

Rosa Icela Rodríguez sale de la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, pero lleva rumbo. Va hacia Bucareli.

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