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Ricardo Salinas Pliego, dueño de Grupo Elektra, ha mantenido durante años un litigio contra el Servicio de Administración Tributaria por una presunta deuda de impuestos.Foto María Luisa Severiano
24 de septiembre de 2024 08:02

El de López Obrador es el cuarto sexenio al hilo: Ricardo Salinas Pliego (marrullero, chantajista y hábil para maicear a los impartidores de justicia) logró evadir al fisco y mantener sin saldar sus voluminosos adeudos fiscales, que acumula desde principios de siglo. Al barón se le hizo fácil con Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes todo le consintieron, le dejaron hacer lo que quiso, pero con el tabasqueño se topó con pared, aunque, juicio tras juicio y amparo tras amparo, pudo posponer el pago de sus obligaciones.

Dicen que no hay quinto malo, pero al barón ya se le acabó la suerte y no se irá limpio, incluso, tal vez, antes del cambio de mando. Ahora, con nuevo gobierno y aprobada la reforma constitucional al Poder Judicial, en breve el empresario de los abonos chiquitos y los intereses grandes deberá pagar sus multimillonarios adeudos con el Servicio de Administración Tributaria, o, lo que es lo mismo, con la nación y los mexicanos.

En la mañanera de ayer, a escasos días de que concluya su mandato constitucional, el Presidente reveló: “tengo información de que ya se enlistaron (los expedientes fiscales de Salinas Pliego) y la semana que viene –ya no voy a estar– la Suprema Corte de Justicia va a resolver”, y es previsible que lo haga en contra del empresario, y deberá hacerlo, porque los cínicos impartidores de justicia ya no tienen margen de maniobra: se exhibieron como defensores del gran capital; incluso cuando menos uno de ellos, Luis María Aguilar Morales, descaradamente encajonó los expedientes durante 10 meses para proteger a Salinas Pliego.

Dijo algo más: Aclaro: primero, se habla de 60 mil millones de pesos (de adeudo fiscal), pero no está demostrado; es lo que se va a revisar, pero no es que se deba de impuestos esa cantidad, lo que está ya por resolverse son estos dos expedientes, uno de 2 mil 500 millones de pesos y otro por alrededor de 25 mil millones; se piensa que con los intereses y otros añadidos van a llegar como a 35 mil millones, los dos.

Además, no puede resolver en el fondo porque ya se demostró que se debe ese dinero. Se acudió a la Suprema Corte, yo pienso que, para insistir en la defensa, como tienen derecho todos los grandes contribuyentes y todos los que aportan sus contribuciones, cualquier ciudadano acude a todas las instancias; sin embargo, ya la Corte no es competente, porque ya el expediente pasó por la Corte y por los tribunales; ya casi es cosa juzgada, ya no le compete a la Corte, porque no es un problema de constitucionalidad.

De hecho, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “en sentido estricto, no debió darle entrada al recurso (de Salinas Pliego); lo hizo y asignó indebidamente, ilegalmente, a un ministro, una ministra, pero lo que procede es decir: ‘no tenemos competencia, es cosa juzgada’. Quién sabe cómo vaya a terminar. Yo para entonces, pues ya voy a estar en Palenque y pues ni me voy a enterar, porque yo me jubilo y voy a apagar el radio y la televisión, y también Internet. Si acaso lo voy a prender para cuando haya algún partido de beisbol”.

Si se toma como base el adeudo fiscal –con recargos, intereses, multas, actualizaciones, etcétera–, entonces de los 11 mil millones de dólares de fortuna que Forbes atribuye a Salinas Pliego, se puede señalar que alrededor de 32 por ciento de ella corresponde a los impuestos no pagados por el empresario. De cada dólar por él acumulado, 32 centavos provienen de su adeudo con el Servicio de Administración Tributaria. De ese tamaño.

Las rebanadas del pastel

Una vez más: como a los barones de la minería les fascina que todo se los den gratis y, además, no se les pega la gana de gastar un centavo en seguridad para quienes extraen la riqueza del subsuelo que termina en sus de por sí abultados bolsillos, en la mina Clarines –entre los municipios Santa Bárbara y San Francisco del Oro–, en Chihuahua, se registró otro accidente en el que tres mineros quedaron sepultados bajo toneladas de tierra y rocas. Fallecieron, y, en el peloteo de la responsabilidad, primero se dijo que la explotaba Minera Frisco (Carlos Slim), después, que en realidad era Grupo México (del tóxico Germán Larrea), propietaria de todas las concesiones en ese municipio, confirmó Protección Civil del estado.

Ahora dicen que ninguno de los corporativos, porque la mina está en desuso, de tal suerte que los muertos eran simples gambusinos, aunque lo cierto es que ante la desgracia de los trabajadores dichos barones son especialistas en lavarse las manos. Una vergüenza.

Twitter: @cafevega

72 festival de San Sebastián

Dos autores: Costa-Gavras y Mike Leigh.

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Felipe, persona non grata. No más oro por espejitos. Fuera racismo y soberbia.

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Pues, ¿qué esperaba el tal rey? Desprecio a demanda de disculpa. Piden a Claudia giro por 43. Recomponer, no hostigar.
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