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Xochimilco: grupos de choque y represión

21 de septiembre de 2024 00:03

El 5 de septiembre de 2024, integrantes de medios libres decidieron acompañar a una audiencia a la defensora del territorio Hortensia Telésforo, perteneciente al pueblo de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, al Reclusorio Sur. La maestra Hortensia enfrenta una demanda por despojo tras haber participado en la recuperación de la biblioteca comunitaria Casa del Pueblo Tlamachtiloyan. La denuncia constituye un acto de represión, pues el 9 de diciembre de 2022 se firmó un acuerdo en el que el gobierno de la CDMX se comprometía a restituir al pueblo el área que alberga la biblioteca.

Hay que recordar que, en aquellos días de diciembre de 2022, los pueblos de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, y de San Pedro Atocpan, Milpa Alta, realizaron bloqueos carreteros en protesta por las obras del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, y también contra el Programa de Reordenamiento Territorial que pretendía implementar el gobierno. Dichas movilizaciones abrieron un proceso de articulación política para el pueblo de San Gregorio: en agosto de 2023 se realizó ahí la Tercera Asamblea Nacional por el Agua y por la Vida que convocó a cientos de personas y decenas de pueblos y organizaciones.

Al no realizarse la audiencia a la que fue citada la maestra Hortensia el 5 de septiembre, ella y sus acompañantes decidieron manifestarse pacíficamente en la explanada de la alcaldía Xochimilco. Como si se tratara de una venganza, Hortensia y las personas que habían acudido a solidarizarse con ella fueron atacadas por un grupo de golpeadores, “encapuchados, vestidos de civil, quienes portaban palos, cuchillos y armas”. Los golpeadores arremetieron por igual contra personas de la tercera edad, mujeres y jóvenes, mientras la policía veía complaciente las agresiones. De manera coordinada, el grupo de choque y los integrantes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana persiguieron y detuvieron a cinco personas.

Entre los detenidos se encontraba Anselma Margarito, vocera e integrante de la Comunidad Indígena Otomí residente en la CDMX, delegada del Congreso Nacional Indígena e integrante de la Asamblea Nacional por el Agua, la Vida y el Territorio. Anselma y su comunidad sostienen la Casa de los Pueblos y Comunidades Indígenas Samir Flores Soberanes, otra de las resistencias emblemáticas que ha logrado dar solidaridad a luchas en México y el mundo. Cuando la comunidad de Anselma fue informada que su compañera se encontraba detenida en la Fiscalía de Tlalpan, decidieron trasladarse hacía allá para demandar su liberación. Pero a su llegada les esperaban policías y grupos de élite.

Araceli se encontraba en la escuela cuando se enteró de que reprimían la manifestación. No lo dudó: se organizó con compañeros y fueron a poner el cuerpo. A su llegada al Ministerio Público de Tlalpan, vio que grandes contingentes de policías tenían separadas a las personas que exigían la liberación de sus compañeros. Hicieron una barrera humana intentando que la gente saliera, pero la respuesta de las autoridades fue llevar más policías, quienes echaron gas lacrimógeno para luego perseguir a los manifestantes. Araceli intentó evitar que detuvieran a uno de sus compañeros, pero los policías la jalaron del cabello y la golpearon en la cabeza, le arrebataron la mochila, robándole su computadora y su celular. Fue aventada a una camioneta con otras personas, a quienes luego “pasearon” por rumbo desconocido.

Natalia, otra de las detenidas, cuenta que le aplicaron una llave china, y que luego le dieron golpes en la cabeza, en la espalda y en las costillas. La arrastraron y la patearon. No sabe si perdió el conocimiento por los golpes, pero no fue consciente del largo trayecto; sus compañeros le contaron. Al ingresarla al Ministerio Publico los policías le pidieron que se tirara al suelo en un lugar donde había sangre. Ella se quejó, pero los policías se burlaron y la siguieron golpeando.

La presión mediática y la numerosa presencia de gente solidaria hizo que los detenidos fueran liberados el mismo 5 de septiembre. Ante distintas instancias se denunciaron: “uso excesivo de la fuerza policial, lesiones de primer y segundo grado, robo con violencia, detención arbitraria con violencia y tortura física, sicológica y sexual, criminalización de la protesta pública, abuso de autoridad y omisiones a protocolos de actuación”. En la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX se interpusieron 22 denuncias.

Aunque han comenzado a deslindarse responsabilidades, hay que dimensionar la gravedad de los hechos: los grupos de choque en la policía de la CDMX hacen revivir los peores momentos del México autoritario. Lo sucedido el 5 de septiembre en Xochimilco y Tlalpan no debe pasar desapercibido.

*Sociólogo

X: @RaulRomero_mx



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