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Volver a Madera

19 de septiembre de 2024 00:04

Tuvieron que pasar 59 años para que se hiciera posible. La conmemoración del ataque guerrillero al cuartel del Ejército de Ciudad Madera el 23 de septiembre de 1965, será muy diferente este año gracias a la convergencia de procesos de lucha y de memoria. Aquel 23 de septiembre todo el peso del Estado y sus aparatos represivos e ideológicos se dejó caer sobre los guerrilleros dirigidos por el doctor Pablo Gómez y el maestro rural Arturo Gámiz.

Los cuerpos de los jóvenes caídos en la acción armada fueron exhibidos por las calles del pueblo en la plataforma de un camión, depositados en una fosa común en el panteón municipal. El párroco se negó a darles cristiana sepultura. Los medios informativos trataron a los jóvenes idealistas como “gavilleros” y asaltantes. El gobernador de Chihuahua, general Giner Durán, remató con su multicitada y única frase que ha perdurado al ordenar la inhumación de los cuerpos: “Querían tierra… denles hasta que se harten”.

Siguieron muchos años de persecución a los sobrevivientes del grupo guerrillero y sus familias. Desde el primer aniversario del sacrificio de los jóvenes, un pequeño grupo de familiares acudió a llevarles flores al cementerio. A salto de mata, vigiladas y seguidas por el Ejército hasta cuando iban a acarrear agua para los floreros. Con todo y milicos volvieron año con año. Luego varias familias formaron el comité Primeros Vientos para cultivar la memoria de aquel hecho. A ello contribuyeron libros como los del maestro José Santos Valdez; la trilogía de Carlos Montemayor: Las armas del alba, Las mujeres del alba y La fuga; los textos de Jesús Vargas o las películas Las armas, de José Luis Urquieta, o Mujeres del alba, de Ximena Montemayor.

Pero la gesta del 23 de septiembre, más que todo fue paridora de movimientos sociales. Tanto los sobrevivientes como muchas mujeres y hombres de aquellas familias se involucraron en movimientos armados y no armados de carácter revolucionario. Fueron presos políticos, a algunos los desaparecieron. Combatientes por los derechos humanos y contra la represión. Promovieron tomas de tierras rurales y urbanas. Formaron partidos de izquierda, organizaciones sociales, colectivos feministas. Han participado en las comisiones por la verdad y la justicia… Nunca imaginó el gobernador Giner que la tierra que ordenó que les echaran fuera tan fecunda.

Hace algunos años la conmemoración del 23 de septiembre en Madera empezó a cambiar: se ha incrementado el contingente de quienes se dan cita en este lugar, se organizan actos, como un concurso de murales que engalanó la ciudad. Hace poco el alcalde mandó erigir en el cementerio un bello memorial a los jóvenes caídos.

Este año habrá un cambio cualitativo en la conmemoración, gracias al movimiento social que ha emergido en Madera desde hace algunos años. Lo encabeza un grupo de maestros de escuelas públicas.

Al tiempo que se han organizado y movilizado por reivindicaciones magisteriales y sindicales, han desplegado iniciativas para el desarrollo de su comunidad: eventos culturales, acciones de rescate de las lenguas y culturas de los pueblos originarios de la región, como los o’oba (pimas) y los n’dée (apaches) estos últimos autoinvisibilizados por décadas de persecución. Entre ellas destaca el Centro de Neuroeducación Dr. Pablo Gómez, que apoya a niños con problemas neurológicos, que ha recibido un reconocimiento de la SEP y tiene resultados que ni los centros Teletón.

Este combativo grupo de maestros fue clave en la lucha victoriosa por los libros de texto gratuitos el año pasado. Ante la negativa del gobierno del estado a repartir los libros, se encendieron focos de resistencia en Chihuahua, y sin duda el más compacto, el más decisivo fue el núcleo magisterial de Ciudad Madera.

En las elecciones del 21 de junio pasado, este vigoroso movimiento magisterial y popular formó una planilla para contender por el ayuntamiento por Morena. La lucha fue dura, hubo que vencer las artimañas del Prian, luchar a contracorriente con el IEE, vencer impugnaciones, pero lograron dar a Madera un gobierno de izquierda, emanado de la vitalidad de sus luchas sociales.

Es aquí donde convergen los movimientos surgidos o inspirados en aquel 23 de septiembre de 1965 y el movimiento actual de esta región, que recién tomó posesión de la alcaldía. La nueva administración ha decidido festejar el 59 aniversario del asalto al cuartel con una serie de actos el domingo 22 y lunes 23.

Comenzará por abrir las puertas del palacio municipal al pueblo de Madera, a los familiares y compañeros de lucha del grupo guerrillero. Durante muchos años se trató de negar, de desvincular a la población de lo sucedido aquel 23 de septiembre; ahora la presidencia surgida del voto popular lo reivindicará, lo hará del pueblo de Madera, hará oficial la conmemoración, y se ha comprometido de lleno en la organización de muy diversos actos culturales, artísticos, políticos, de convivencia, desfiles, cabalgatas.

Siempre se vuelve a Madera.

Quienes los primeros años sembraban entre llanto, rabia y persecuciones, ahora empiezan a cosechar los frutos de la memoria revivida cada día, de la justicia y también la fiesta.

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