Pekín. El intercambio académico entre México y China se ha ido recuperando luego de la pandemia de coronavirus. Aun con las limitantes presupuestales, cada semestre unos 20 estudiantes se movilizan entre ambos países; pero todavía no se explota el potencial que esa nación asiática representa para quienes cursan ingenierías y ciencias básicas, explica Adalberto Noyola Robles, director de la Sede de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en China.
Estamos apostando a que vengan cada vez más alumnos de ciencias e ingenierías. China ha avanzado muchísimo y en México no nos hemos dado cuenta
, comenta el académico en entrevista con La Jornada. Hasta ahora, el programa de intercambio ha sido más solicitado por estudiantes de las facultades de Derecho, Contaduría y Administración, Economía, Filosofía y Letras, así como de Ciencias Políticas y Sociales, agrega.
La dirección de la sede la UNAM en China –cuyo nombre oficial es Centro de Estudios Mexicanos– espera que no cese el atractivo de este país para alumnos de humanidades y ciencias sociales, pero sí que se les sumen futuros ingenieros, físicos, matemáticos, médicos y cursantes de otras ciencias biológicas. China tiene mucho potencial ahí
, reitera Noyola Robles, quien ha hecho carrera de investigador en ingeniería ambiental.
Pausa por la pandemia
El académico refiere que luego de la pandemia, que vino a parar todo
, la movilidad académica se ha ido recuperando, pero no es tan sencillo que los mexicanos se animen a ir a China. El principal impedimento no es el idioma, pues varias universidades ofrecen programas en inglés, con el objetivo de atraer a estudiantes extranjeros, sino la economía. En realidad, lo que nos está frenando, desafortunadamente, es el dinero. Venir aquí es caro
, agrega.
Un vuelo redondo de la Ciudad de México a Pekín cuesta alrededor de 40 mil pesos; es decir, tres, cuatro e incluso seis veces más de lo que puede costar trasladarse a una ciudad de Estados Unidos o Europa. Esto es el principal disuasor para quienes pensaban cursar un semestre en China.
Si bien los programas de movilidad semestral, que están bajo la tutela de la Dirección General de Cooperación e Internacionalización, implican la dotación de una beca, este recurso es apenas complementario, pues no incluye el boleto de avión y en muchas ocasiones es insuficiente para costear una manutención completa fuera de México.
Debido a limitaciones presupuestales, la UNAM tiene espacios relativamente escasos para intercambios debido al tamaño de la población estudiantil, pormenoriza Noyola Robles. Cada semestre, la máxima casa de estudios canaliza alrededor de 250 alumnos hacia todo el mundo. “Es muy poco para 370 mil estudiantes entre pregrado y posgrado (…) menos de uno por ciento”, dimensiona. Si pudiéramos destinar más dinero, sin duda, se potenciaría la movilidad
.
Al calibrar el problema de presupuestario, Noyola Robles no ceja: China implica una gran oportunidad para la movilidad universitaria, la cual no es privativa de estudiantes. También se busca acelerar el intercambio de académicos –desde estancias cortas hasta sabáticos– que resulte en convenios de colaboración.
Como muestra, menciona a María Alejandra Bravo de la Parra y Mario Soberón Chávez, investigadores del Instituto de Biotecnología de la UNAM, que por más de una década han acompañado su trabajo en biotecnología agrícola con el de sus pares del Instituto de Protección de Plantas de la Academia China de Ciencias Agrícolas. Esa es una excelente manera de empezar a mover la colaboración
, sostiene Noyola.
Del otro lado del mundo el interés no es menor. La sede de la UNAM-China está en la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín (BFSU, por sus siglas en inglés). Desde ahí ha canalizado alumnos chinos de esa escuela, de Renmin y de la Universidad de Pekín, para hacer estancias en México.
Vemos mucho interés de los chinos de ir a México. A pesar de las noticias que se saben acá (siempre son las noticias malas las que llegan al extranjero, de la violencia y el crimen organizado, que se sabe existen), aún así quieren viajar porque México es muy atractivo todavía para los estudiantes y van muchos
, comenta el académico ambiental.
Acostumbrados a acercarse al idioma español a través de la cultura de España y no de América Latina, muchos alumnos chinos experimentan un vuelco de perspectiva cuando llegan a Ciudad Universitaria.
Noyola pormenoriza: Cuando van a México se les abre el mundo. Ven muchas cosas de mucho interés. Todos han regresado muy contentos, muchos con ganas de volver y, desafortunadamente, también muchos con un episodio de robo. Aun así, regresan con ganas de volver
.