Al designar al doctor Alejandro Svarch nuevo director general del organismo público descentralizado (OPD) IMSS-Bienestar, la presidenta Claudia Sheinbaum precisó que Zoé Robledo continuará siendo director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para atender debidamente a su derechohabiencia, mientras Svarch conducirá el “sistema IMSS-Bienestar” (La Jornada,14/8/24).
El desafío es mayúsculo, pues su nueva responsabilidad pudiera rebasar 67 millones sin seguridad social ubicados en espacios rurales, semiurbanos y urbanos a ser atendidos –con un nuevo modelo de atención– que remonte la improvisación que Robledo –siguiendo instrucciones del presidente López Obrador– llevó a cabo durante los años 2022-2024.
Esa improvisación considera basificación, acciones rehabilitatorias-equipamiento de la infraestructura y atención médica con “prevención” en el primer nivel de atención. Es una ampliación de la oferta asistencial médico-clínica que Robledo gusta documentar con cuadros, gráficas, estadísticas y videos: un inventario numérico que pretende confirmar la suficiencia médico-hospitalaria, así como el abasto de recursos humanos, medicamentos, infraestructura y equipo.
Sin embargo, esa numeralia no atiende las dificultades “normales” que rodean las condiciones humanitarias en que se presta el servicio. ¿Cuáles son los avances en esta materia? ¿Existen encuestas que también documenten aquello que la población usuaria ha ganado para sí en confianza y satisfacción con el servicio recibido? Además de los miles de consultas, cirugías y partos atendidos, ciertamente falta documentar la calidad de la atención médica.
Tal vez por ello, al asumir el encargo, Svarch declaró que el OPD “representa” una nueva visión del sector salud en la que la atención sanitaria es un derecho y no una mercancía: cada hospital, cada unidad, cada consultorio de esta institución es un lugar donde todas y todos somos bienvenidos de forma “gratuita”, a diferencia de lo que ocurre con la derechohabiencia que cotiza en el IMSS bajo la responsabilidad de Robledo.
Otro gran pendiente que deberá enfrentar –también ausente en la improvisación-Robledo– es establecer un auténtico régimen sanitario estructurado sobre la atención primaria de la salud (APS), transitando de la atención de la enfermedad a su ausencia.
Para ello, Svarch requiere detonar la acción comunitaria (AC) como herramienta de la APS. Ésta emblematizó exitosamente al programa originario IMSSBienestar con la constitución de comités de salud para establecer diagnósticos comunitarios de su estado de salud y los determinantes sociales que la definen.
Svarch necesita también un nuevo esquema que supere el Modelo de Atención a la Salud para el Bienestar (MAS-Bienestar, Diario Oficial de la Federación, 10/22), documento híbrido y ecléctico que suma diversos ingredientes –más del salubrismo clásico y la salud colectiva que de la estricta APS– para así enfrentar adecuadamente el universo de atención que cubre el OPD con poblaciones rurales, semiurbanas y urbanas.
Así, un auténtico cambio del régimen sanitario en el OPD no puede reducirse a la numeralia de la improvisación-Robledo. Debe atender, en primer término, la principal demanda ciudadana que reclama la mejora inmediata de los servicios, junto con la suficiencia de recursos para prestar la atención que exigen los equipos de salud que laboran en el OPD. Junto con ello, debe aplicarse enfáticamente la APS, trabajando con las comunidades y sus recursos locales para crear salud con participación social, alcanzando consecuentemente menos enfermedad. La prevención intramuros (consultorio, clínica u hospital) tendrá un impacto necesario sólo si se acompaña de un cambio en el modelo de atención a la salud como auténtico régimen sanitario de APS.
Tal vez también por ello, al asumir el encargo, Svarch indicó que con el modelo del IMSS-Bienestar “vamos” a reactivar el primer nivel de atención y que “tú puedas saber quién es el médico de tu barrio” y que él tenga una “responsabilidad” con el territorio “más allá de si estás enfermo o no”.
Otros dos muy grandes pendientes en la agenda urgente del doctor Svarch son atender la manifiesta inconformidad de los equipos de salud que laboran en el OPD por el estado de sus nuevas condiciones generales de trabajo (CGT) frente a las que disfrutan sus colegas de la Secretaría de Salud (Ssa), así como la correcta ubicación sectorial del OPD, previsiblemente en la Ssa como ramo federal de mayor jerarquía normativa.
No hay ninguna duda: la primera instrucción de Claudia Sheinbaum para el futuro inmediato del sector salud fue clara: Zoé Robledo debe atender debidamente a la derechohabiencia del IMSS (donde vaya que tiene qué hacer) y Svarch encargarse de conducir el “sistema” del OPD IMSS-Bienestar. Según el decreto constitutivo del OPD (DOF, 31/8/22), el director del IMSS sólo preside su junta de gobierno (con voto de calidad), pero Svarch es su director general y responsable directo de la instrucción presidencial. El secretario Kersenovich tiene ahora la palabra.
*UAM Xochimilco