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Una vorágine musical llamada Wos sacudió a 8 mil fanáticos en el Pepsi Center

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Valentín Oliva frente a su público en el recinto de la colonia Nápoles. Foto cortesía OCESA / Liliana Estrada
14 de septiembre de 2024 09:17

¡Wos, Wos, Wos!, era el grito de batalla con que los fanáticos del rapero argentino de nombre real Valentín Oliva empezaban a cimbrar el Pepsi Center, donde el músico ofreció una vorágine para deleite de unos ocho mil espectadores.

Desde antes de las 21 horas, los seguidores de Wos, surgido de la competencia de rap freestyle El Quinto Escalón colmaron las inmediaciones del lugar en la colonia Nápoles. Una mezcla generacional en la que dominaban los jóvenes de menos de 25 años fue la seña distintiva de la actividad, donde los teléfonos móviles estaban listos para grabar el recital de inicio a fin.

Diez minutos después de las 21 horas, los acordes de Nuevas coordenadas –del reciente álbum de Wos– dieron inicio al concierto, entre gritos de emoción de los seguidores que corearon la canción.

A pesar de su origen en el rap, el argentino prendió al público con Descartable 7/8, temas con toque rock tirando al heavy metal; los músicos de soporte destacaron notablemente, con énfasis en la emoción y destreza de las ejecutantes de la guitarra y el bajo, así como del ritmo impuesto por la batería en todo el show.

Sin dejar de corear

La energía no decayó, y a pesar de los ritmos más lentos de Morfeo y Okupa, con letras más sentimentales y personales, el público no dejó de corear y acompañar las canciones. Con Que se haga tarde persistió el ánimo roquero y las revoluciones volvieron a bajar un poco para dar paso a la primera pausa del concierto, que sirvió para medir el ánimo del público, cuando el argentino agradeció a los asistentes y soltó la clásica pregunta ¿Ya se cansaron?, a la que los asistentes respondieron con un atronador ¡No!. Retomó el ritmo inagotable con Niño gordo flaco, que preparó el clima para el primer momento de éxtasis de la noche.

En una selección de melodías cuidadosamente planeada, el primer momento catártico llegó con Canguro, la canción más conocida del artista, que con sus letras combativas y críticas al sistema vigente, llevó al éxtasis a los asistentes totalmente entregados, entre brincos, gritos y coreando la letra de principio a fin. Oliva dejó que con Estímulo el público tomase aire para la siguiente descarga emocional.

Así fue que con Arrancármelo que Wos, acompañado con sólo los acordes de una guitarra acústica, llegó a la comunión con su público, que prácticamente sobrepasó al músico al cantar a capela la canción entera, con sus versos dedicados al amor y la conexión entre personas, que hace dos años fue enarbolada como himno por parte de los hinchas argentinos para apoyar a su selección en la Copa del Mundo de 2022.

Tras la primera parte del concierto, Oliva tomó el micrófono para volver a agradecer al público y pedir que Contando ovejas y Terraza fueran canciones dedicadas a la amistad y la hermandad, a lo que los asistentes asintieron entre vítores al cantante y volvieron a hacer segunda voz durante toda la interpretación.

Wos no decepcionó y demostró sus dotes en el beatbox, sonidos que emulan los samples de la música electrónica con la boca, y el acompañamiento de su batería con ambos improvisó una batalla de sonidos y ritmos que no hizo sino encender más las emociones del público, que volvió a llegar al éxtasis cuando en el escenario apareció Aczino, nombre artístico del mexicano Mauricio Hernández González, con el que improvisó una batalla de los gallos, es decir, un enfrentamiento de rimas entre ambos raperos, recordando así los duelos que sostuvieron en el pasado en la máxima actividad del rap freestyle de habla hispana, con una victoria para cada uno. Los seguidores, visiblemente emocionados, respondieron con aplausos y gritos a este segmento.

Brincos de principio a fin

Luz delito no dejó bajar el ánimo de los asistentes, que volvieron a demostrar su entrega, acompañando los coros y brincando de principio a fin de la canción, y no tuvieron un respiro como tal, pues dejaron que los acordes de Culpa, Caída libre y Andrómeda sirvieran de ligera pausa para descansar del despliegue musical que el rapero ofrecía.

Ermitaño volvió a levantar el ánimo con sus ritmos que oscilaban del rock al freestyle, para dar paso a Cabezas cromadas, que siguió la misma línea roquera y dar lugar a Alma dinamita, que volvió a llevar al público por ritmos más calmados, pero que fue entonada sin parar.

La niebla, de su reciente material discográfico, puso más emoción al concierto, ya que de los altavoces con la voz de Natalia Lafourcade –que colaboró en dicho tema– hizo vibrar al público, que parecía haber convertido el lugar en una sucursal más del concierto que el rapero dio hace algunos años en su país en el estadio del club Racing de Avellaneda.

Siguieron saltando, cantando y gritando con Púrpura, que el músico pidió que lo acompañaran a cantar para alejar las malas energías que pudieran haber llevado al concierto.

Ya con el público extasiado, Wos convirtió al Pepsi Center en una gigantesca pista de baile al cerrar su presentación con Cambiando la piel, canción que grabó con su compatriota Nicki Nicole y luego, dar paso al obligado pilón con Melancolía y sus ritmos de cumbia villera, cortesía de su colaboración con el compositor Gustavo Santaolalla y para después, con La cochería, poner broche de oro al concierto, en el que el público llegó así al éxtasis final ante la puesta en escena que ofreció Valentín Oliva, hoy conocido como Wos ante los miles de asistentes que de principio a fin disfrutaron de la música y letras del rapero.

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