en el cual la discusión de temas puramente económicos, no contiene una sola idea original al respectoy contiene muy pocas críticas a los autores que va citando. Todo esto, añade, no se puede explicar por la ‘inmadurez’ de las ideas económicas de Marx, sino que hay detrás una concepción definida de las teorías económicas y de la posibilidad de su crítica socialista. Sigue así:
“De acuerdo con dicha concepción, el conjunto de teorías de la economía nacional burguesa presenta –justo en sus contradicciones lógicas– una descripción esencialmente correcta de la realidad empírica de la economía capitalista: representa la vida económica de la sociedad capitalista como un sistema cerrado con su propia lógica y finalidad. Es por ello que expresan adecuadamente la esencia de la sociedad burguesa: el divorcio y el dominio de motivos puramente económicos (maximización de ganancias y acumulación), de y sobre, el conjunto de la vida social, la reducción de todos los sujetos al papel de meros instrumentos de producción, subordinados a su movimiento y fines alienados. Estas teorías son, dice Marx explícitamente, todas igualmente falsas al ser consistentemente teorías económicas. Pues al representar la economía capitalista como un sistema con su propia lógica, implican que ella es racional. Todas niegan la casualidad, que es la única ley verdadera en una economía basada en la competencia; por ello fijan arbitrariamente como ley un momento o aspecto unilateral de su azaroso movimiento y por esta abstracción voluntarista cada una de estas teorías entra en contradicción con los hechos, consigo misma y con las teorías rivales. El pensamiento socialista podría superar estas contradicciones en teoría y en la práctica las antinomias reales de la irracional-anárquica economía capitalista, pero sólo si trasciende el punto de vista económico como tal. Una teoría económica socialista sería una contradictio in adjecto. La TC de la sociedad puede existir sólo como crítica filosófica de la economía nacional concebida como la “falsa conciencia necesaria, como la ideología del capitalismo –al confrontar el conjunto contradictorio de sus supuestas, reificadas leyes con la actividad viva, concreta y N de esos sujetos reales, de los cuales cínicamente hace abstracción.”
El método de esta crítica filosófica del Marx de 1844 es otra vez peculiar si se le contrasta con su desarrollo posterior, continúa GM. Toma la relación del trabajador con el mundo de la riqueza social como la establece la economía política. Después intenta demostrar que la relación del proletario –como individuo representativo de la sociedad burguesa– con el producto de su trabajo es sólo la expresión externalizada de la relación del trabajador con su propia actividad productiva que es, para Marx, el fenómeno esencial del trabajo alienado. En la sociedad capitalista la actividad del trabajador asalariado está determinada de un modo contradictorio: como la única fuente posible de todas las riquezas humanas y como la actualidad de la pobreza absoluta. Esta actividad alienada coloca, por una parte, el mundo entero de objetivaciones sociales en la forma de capital, y por la otra, la relación antagónica entre el proletario y el capitalista. Mediante esta crítica filosófica Marx busca reducir todos los aspectos y precondiciones alienadas y desarticuladas de la economía burguesa (descritas en la economía política como hechos accidentales o necesidades eternas) a la actividad viva del trabajador asalariado como su sujeto real. Así intenta evidenciar sus interconexiones inherentes, su necesidad históricamente condicionada, y al mismo tiempo su lugar en el proceso histórico global, entendido como la autocreación del ser humano en, y a través de, su propia actividad.