Hoy, la relación entre China y México mantiene una tendencia de desarrollo duradera, caracterizándose por la confianza mutua política cada vez más sólida y las cooperaciones constantemente crecientes en economía y comercio, cultura y otras áreas.
En términos comerciales, China es el segundo socio de México a escala mundial durante años consecutivos, mientras México viene consolidando su papel como el segundo socio comercial de China en América Latina. Según las estadísticas chinas, en 2023, el volumen de comercio bilateral totalizó 100 mil 225 millones de dólares, con un aumento interanual de 6.03 por ciento. Entre ellos, la parte china exportó 81 mil 471 millones de dólares e importó 18 mil 754 millones de dólares, con un aumento interanual de 5.68 y 7.57 por ciento.
De enero a julio de 2024, el comercio bilateral totalizó 63 mil 558 millones de dólares, con un aumento interanual de 12.3 por ciento. Entre ellos, China exportó 52 mil 512 millones de dólares e importó 11 mil 46 millones de dólares, con un aumento interanual de 13.3 y 7.8 por ciento. En términos de inversión, según estadísticas oficiales mexicanas, en 2023, China invirtió 151 millones de dólares de forma directa en México, por lo que el stock de inversión china llegó a 2 mil 452 millones de dólares. Estas cifras reflejan vívidamente la vitalidad de la cooperación económica y comercial entre los dos países.
Recientemente, instituciones y personajes de Estados Unidos han desacreditado el sistema económico chino con fines políticos, afirmando falsamente que las inversiones chinas en México son “preocupantes” y pueden complicar la primera re visión sexenal del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Me gustaría subrayar que la cooperación económica y comercial sino-mexicana compete a dos estados soberanos, y es una actividad comercial normal llevada a cabo por empresas de ambas partes sobre la base de las normas internacionales y los principios del mercado. Se depende de la voluntad y las necesidades de ambas partes, no se dirige contra ninguna otra tercera ni debe ser interferida por terceros.
La inversión china ha promovido el rápido desarrollo mexicano en infraestructuras de transporte, industrias manufactureras, telecomunicaciones, energías, tanto tradicionales como limpias, y otros campos, aportando beneficios tangibles, como el crecimiento económico, la mejora de las infraestructuras y la generación de empleo. El pueblo mexicano es el que cuenta con más derecho a evaluar la inversión de China en México. Lo que realmente preocupa y causa problemas es la burda interferencia y el desprestigio malintencionado a la cooperación sino-mexicana por parte de terceros.
En cuanto al sistema económico de China, ciertos países intentan etiquetar la economía china como “no orientada por el mercado” desde hace tiempo, lo cual no tiene base en las normas económicas y comerciales internacionales, y es totalmente incongruente con los hechos.
Existen diferentes modelos de economías de mercado a escala mundial. Las normas de la OMC no estipulan cómo se denomina “economía de mercado”, ni otorgan a ningún Estado miembro el derecho tan especial a utilizar su propio sistema económico como paradigma de “economía de mercado”.
El éxito de la economía china en los últimos 40 años se atribuye a la política de reforma y apertura, y a la combinación eficaz del papel del mecanismo de mercado y el papel del gobierno. Algunos estadunidenses falsamente afirman que “las empresas chinas son el gobierno chino”, lo cual es totalmente injustificable.
Desde la perspectiva de las empresas estatales, la tercera sesión plenaria del duodécimo Comité Central del Partido Comunista de China, celebrada en octubre de 1984, propuso explícitamente convertir a las empresas estatales en entidades de mercado independientes, que operaran de forma autónoma, asumieran sus propios beneficios y pérdidas, previnieran sus propios riesgos y ejercieran la autocoerción y el autodesarrollo de acuerdo con la ley.
Desde la perspectiva de las empresas privadas, durante más de cuatro décadas de reforma y apertura, las empresas privadas chinas se han convertido gradualmente en una fuerza motriz importante en el desarrollo económico y social. En términos de escala de desarrollo, el número de empresas privadas ha pasado de casi cero en 1980 a más de 53 millones en 2023, y el número de económicas individuales ha aumentado de 40 millones a 124 millones en la misma etapa.
En términos de contribución social, la economía privada aporta más de 50 por ciento de los ingresos fiscales, más de 60 por ciento del producto interior bruto (PIB), más de 70 por ciento de las innovaciones tecnológicas, más de 80 por ciento del empleo urbano, y más de 90 por ciento del número de empresas.
Cabe concluir que tanto las empresas estatales como las privadas forman parte del mercado, no del gobierno chino.
En la tercera reunión plenaria recién celebrada del vigésimo Comité Central del Partido Comunista de China, propusimos una vez más enfocarnos en la constitución integral de una economía de mercado socialista de alto nivel. Es decir, realizar la autoperfección sobre la base de la valiosa experiencia ya adquirida.
Al contrario, ¿qué constituye una infracción a la economía de mercado? Se trata del bloqueo contra empresas y productos de otros países con el pretexto de la seguridad nacional. En lugar de gritar “economía de mercado”, deberíamos tomar medidas concretas para rectificar las prácticas erróneas de los países que socavan la competencia leal y deterioran las condiciones orientadas por el mercado.
*Embajador de China en México