Moscú. Más de un mes después de llevar la guerra al territorio internacionalmente reconocido como parte de Rusia, las tropas de Ucrania que controlan un área de mil 300 kilómetros cuadrados y cerca de 100 localidades de la región de Kursk, coinciden analistas, no han podido expulsar a los militares rusos atrincherados en Glushkovo y Korenovo.
Esto, a su juicio, complica el plan del mando militar ucranio de cerrar el cerco de las tropas rusas desplegadas a lo largo de 70 kilómetros de la frontera con la región ucrania de Sumy, limitadas al norte por el cauce del río Seim y sus tres puentes destruidos.
A la vez, el tendido provisional de pontones hizo posible la llegada de refuerzos rusos con unidades de infantes de marina de la Flota del Pacífico y paracaidistas. En ese contexto, los blogueros rusos pro Kremlin publicaron en redes sociales un video que muestra una columna de 8 blindados, entre tanques y carros, que avanzan, desde Korenevo hasta hace poco bajo control ucranio, por una carretera hacia la localidad de Snagost.
El proyecto Deep State, vocero extraoficial de los militares ucranios, reconoció este miércoles que “en efecto, la situación en el flanco izquierdo de nuestro contingente en Kursk empeoró. El ejército ruso comenzó ahí a atacar, tras pasar vehículos blindados desde el otro lado del río Seim”.
Esto animó al canal Rybar, cercano a la inteligencia militar rusa, a proclamar que “comenzaron ya los contrataques rusos en el distrito de Korenevo en Kursk”, lo que en opinión del analista militar, Yan Matveyev, “es lógico porque busca desbloquear el distrito de Glushkovo y, al mismo tiempo, se encuentra bastante lejos del centro de suministros logísticos de las tropas ucranias en Kursk, que pasa por la carretera que atraviesa Sudzha, y está más protegido”.