La escultora Ángela Gurría Davó (1929-2023) logró imponerse en el ámbito artístico en un momento en que éste era dominado por hombres, y lo hizo con obra pública monumental. Fue una de las pioneras y figuras principales en la afirmación del lugar de las mujeres en la escultura moderna en México. Por este motivo, su trayectoria artística es objeto de un homenaje del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).
Ángela Gurría: Señales, exposición de 165 piezas, entre escultura de diferentes formatos realizada en mármol, piedra, hierro, vidrio y madera; bocetos, dibujos y acuarela, producidas a lo largo de más de medio siglo, será abierta al público este jueves en el Museo del Palacio de Bellas Artes. El nombre de la muestra retoma el título de la obra monumental Señales, de 18 metros de altura, creada por Gurría en 1968 para La Ruta de la Amistad, corredor escultórico concebido con motivo de los 19 Juegos Olímpicos. Era la primera estación de 19.
Dividida en cuatro ejes curatoriales: Cuerpos, Paisajes, Umbrales y El jardín místico, la exhibición destaca la particular mirada de Gurría desde una perspectiva íntima, en cuanto a la representación del cuerpo femenino y el diseño del espacio urbano y público.
Gurría fue la primera mujer en entrar, en 1973, como miembro de la Academia de Artes de México. En su discurso de ingreso definió la escultura como una idea que usa la forma como punto de partida de su propio desarrollo y el espacio como elemento en que se expresa la geometría de esa idea
. Para la académica honoraria, el escultor vive en función del ritmo de la materia que utiliza. Sus manos son las antenas que pretenden captar la sensualidad del universo
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A propósito de su adhesión, Gurría anotó: en gran medida, el artista se ha visto limitado a la creación de escultura interiorista de escasa dimensión
, y lamentó: En las décadas recientes, salvo contadas excepciones, el Estado no patrocina la escultura para el pueblo
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Al contrario de la pintura mural, que hace conocer al mundo una visión del arte mexicano, la escultura permanece en el museo o en la casa de los pocos coleccionistas. Muy rara vez nuestra sociedad emplea la escultura para visión y deleite de las masas
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Gurría fue alumna de Germán Cueto y Mario Zamora, y colaboradora cercana de Mathias Goeritz. Aparte de Señales, dejó Fuenterrosa (1970), de ocho metros de diámetro por cuatro metros de altura, en la unidad de interés social Jardín de los Amates, Acapulco; monumento Al trabajador del drenaje profundo (1974-75), cinco torres de 14 por 30 metros de altura, en Tenayuca; Trofeo a Simón Bolívar (1984), en la Cámara de Diputados, Caracas; El corazón mágico de Cutzamala (Homenaje a Tláloc), 1985, trabajo de integración al paisaje de 100 metros de altura, y Tzompantli, 1993, en el Centro Nacional de las Artes, por mencionar algunas.
En la obra de Gurría prevalece su amor por la escultura prehispánica y por la naturaleza. Respecto del primero, siempre manifestó su admiración por la escultura azteca: “Veo el cincel, cómo se hizo, para mí es el susmmum. ¿No será porque soy tenochca? Acepto que me he apoyado mucho en la obra precortesiana. Esa vasija de corazones que está en la sala Azteca (del Museo Nacional de Antropología)... ¡qué barbaridad, qué escultores!”
Incluso, llegó a decir que la obra de sus antepasados se aventajaba porque, además, son conceptos, son figuraciones, son mundos en pequeños símbolos
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Elige los mármoles
Armando Colina, director de la Galería Arvil, quien prestó tres obras de mediano formato para Señales, recuerda su relación amistosa y profesional con la artista: “En junio de 1979 mostramos una serie de esculturas y dibujos espectaculares; sin embargo, fue en 1994 cuando Arvil celebraba su 25 aniversario que Ángela me invitó a ver sus últimas creaciones. Acepté gustoso porque me producía gran placer admirar sus obras y estar en su extraordinaria casa.
“En esa ocasión tenía un conjunto de piezas talladas en piedra chiluca. Insensible, le comenté que era un material muy pobre, a lo que me contestó: ‘Las catedrales de México están hechas de ella’. No cejé en mi insistencia de plasmar sus ideas en mármol. Me dijo que no tenía dinero para comprar ese material. Le propuse pagar por los mármoles que ella escogiera y llevar a cabo una exposición en mi galería. Ángela Gurría: Obra reciente se inauguró el 30 de enero de 1995. Para el catálogo, el crítico Xavier Moyssén escribió el texto Bajo el signo de la muerte: La escultura dramática de Ángela Gurría.
“Tiempo después, Arvil patrocinó una edición en plata, con un artesano propuesto por ella, de la escultura Mujer con trenza, de pequeño formato.”
La galería Proyectos Monclova también facilitó obra de diferentes formatos, desde dibujo con lápiz y tinta, piezas a muro de técnica mixta (acuarela y tinta) y escultura de mediano y pequeño formato. Su director, Teófilo Cohen, expresó a La Jornada: Para nosotros, en Proyectos Monclova, es un honor representar el legado de una artista como Ángela Gurría. Esta exposición es fundamental para que las nuevas y futuras generaciones tengan la posibilidad de conocer su importancia y su trayectoria
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Además, la Academia de Artes prestó cuatro esculturas.
Entre los reconocimientos obtenidos, figuran el primer premio Escultura Integrada a la Arquitectura, de la tercera Bienal de Escultura (1967), la Medalla de Oro (1980) de la Academia del Arte del Lavoro, Italia, y el Premio Nacional de Ciencias y Artes (2013) en el área de Bellas Artes.
Ángela Gurría: Señales se exhibirá del 12 de septiembre al 12 de enero de 2025 en el Museo del Palacio de Bellas Artes.