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Cruzada contra el analfabetismo/Poniatowska

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Foto 'La Jornada'
08 de septiembre de 2024 08:10

Una tarde lluviosa, Artemisa, viuda del filósofo Eli de Gortari quien dirigió la colección Problemas científicos y filosóficos con el astrofísico Guillermo Haro pasó a visitarme. Como todos sabemos, Eli de Gortari fue encarcelado en 1968 por su apoyo al movimiento estudiantil y permaneció cinco años encerrado en el Palacio Negro de Lecumberri.

Hoy, 56 años después de la masacre de 1968, la esposa de Eli de Gortari, Artemisa, acompaña a su hija, la educadora Ana, para recordar a Eli de Gortari (ex rector de la Universidad de Michoacán) y hablar del fomento de la alfabetización al que Ana dedica su vida. Ambas universitarias recuerdan la masacre de 1968. Hoy, la joven quiere hablar de su compromiso con la erradicación del analfabetismo, aunque Artemisa insiste en recordar a Guillermo Haro, quien mucho visitó a Eli de Gortari en Lecumberri. Ambas mujeres también mencionan a maestros de la talla de Heberto Castillo y de José Revueltas, y yo pienso en Manuel Marcué Pardiñas, director de la revista Política, quien dio voz a todos y terminó también encarcelado.

Artemisa y su hija Ana recuerdan que Lecumberri se convirtió en escuela para todos.

Antes del 68, Guillermo Haro, Samuel Ramos y Eli de Gortari conformaron el Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos, del cual surgieron y se publicaron libros esenciales que podían adquirirse no sólo en la Librería Universitaria, sino en tiendas de autoconsumo.

Además de recordar la cárcel de su padre, la joven Ana, hija de Artemisa, quiso hablar de su compromiso con la alfabetización de niños y jóvenes, ya que desde hace años se lanzó a pie por caminos de sol y sombra en jornadas de ocho horas en Chiapas. Ese compromiso logró cambiar no sólo su vida, sino la de muchos analfabetas tal como ahora relata.

Conservo imágenes imposibles de olvidar. La primera es un amanecer en la Montaña, en Chiapas, casi a la altura de las nubes. Como en la mayoría de las zonas montañosas de México, las mujeres inician su jornada a las 4 de la madrugada. Asean su casa y preparan la comida que llevarán al campo. Las pude acompañar en muchas ocasiones. Al principio, todos íbamos en silencio, concentradas en la niebla para no tropezar, porque aún no amanecía. Conforme la luz comenzaba a salir, reconocía en el camino de tierra un cúmulo de rostros sonrientes y palabras que me apresuraba a escribir para entablar una amistad duradera. Compartir la alegría, el coraje y la voluntad acumulada de tantas mujeres entregadas en cuerpo y alma al esfuerzo que se renueva todos los días y nunca termina hasta llegar a las lágrimas de tantísimo esfuerzo, es parte de mi experiencia de antropóloga.

“Desde 2005, cuando me dieron el encargo de coordinar el servicio social universitario, analizamos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estrategias para concentrar esfuerzos en no más de una decena de acciones que tuvieran impacto social significativo y en las que la mayoría de los estudiantes pudieran incorporarse. Para ese momento, el entonces rector Juan Ramón de la Fuente ya tenía un acuerdo con Juan Sabines, gobernador de Chiapas, para que apoyáramos a tres municipios con altos índices de analfabetismo, entre ellos Sitalá. También atendimos algunas comunidades de San Cristóbal de las Casas con el programa Chiapas Solidario por la Alfabetización, la Secretaría de Desarrollo Social, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, la Universidad Autónoma de Chiapas, el Colegio de Bachilleres de Chiapas, el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Chiapas, entre otros, incluida la UNAM, que tuvo un papel central en la gran cruzada alfabetizadora coordinada por el gobierno estatal.

“En nombre de Juan Ramón de la Fuente, yo, Ana de Gortari, hija del filósofo Eli de Gortari y de Artemisa, me di cuenta de que existía y existe enorme interés de la comunidad universitaria por alfabetizar con el método cubano masivo Yo Sí Puedo, que se aplicó en Coahuila, Chiapas, estado de México, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Tabasco, Quintana Roo y Veracruz con grandes resultados. Lázaro Cárdenas Batel, nieto de Cárdenas, declaró a Michoacán territorio libre de analfabetismo e izó bandera blanca, según los parámetros de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, de ‘territorio libre de analfabetismo’.”

–¿Resultó muy difícil?

–Desarrollamos una estrategia de capacitación teórico-práctica en la que 50 estudiantes de 20 carreras de licenciatura se coordinaron con alumnos de instituciones educativas y bachilleratos de Michoacán para formar células de trabajo. Triunfamos rotundamente en algunos municipios de la costa de Guerrero, como Petatlán y José Azueta, mejor conocido como Zihuatanejo. Durante el rectorado del doctor José Narro y el gobierno de Zeferino Torreblanca, fortalecimos a los municipios más pobres de la Montaña de Guerrero, y con el programa 3 de 5 logramos el mayor índice de alfabetismo en Cochoapa, Metlatonoc, Chilapa de Álvarez, Atlixtac, Alcozauca de Benítez, Atlamajalcingo del Monte y Xalpatláhuac, en coordinación con el Instituto Estatal para la Educación de Jóvenes y Adultos de Guerrero.

“En 2010, durante la misma gestión del doctor Narro, emprendimos cruzadas en todos los municipios de Puebla, en tiempos de Rafael Moreno Valle, y en el gobierno de Mariano González Zarur, de Tlaxcala, también obtuvimos muy buenos resultados.

“Juan Ramón de la Fuente recorrió los municipios de Petatlán y José Azueta para arrancar Jornadas Comunitarias, así como hizo en Guerrero, donde la UNAM ha tenido gran presencia. Las jornadas se concentraron también en apoyo a la salud, con la participación de estudiantes de medicina, enfermería, odontología, veterinaria, zootecnia y oftalmología con el lema de Ver bien para aprender mejor. De igual manera, el entonces rector José Narro visitó la Montaña de Guerrero y más tarde Puebla y Tlaxcala, para arrancar cruzadas alfabetizadoras apoyado por Zeferino Torreblanca, Rafael Moreno Valle y Mariano González Zarur. Actuamos con el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y El Caribe, y el Centro Universitario de Participación Social de la Universidad Autónoma de Puebla, liderada por Jorge Pedrajo, ya fallecido, y a quien guardo mi mayor gratitud.

“También apoyamos al entonces alcalde de Chimalhuacán, Marco Antonio Lázaro Cano, y en la Ciudad de México, a Mario Delgado, secretario de Educación en Coyoacán, quien resultó un extraordinario coordinador con Página 4 de 5, de Alejandro Encinas, el promotor de conciertos Álfate esta Rola, para reunir fondos.

Todo este trabajo me emocionó. Como es bien sabido, durante la presidencia de Álvaro Obregón, Vasconcelos lideró la primera cruzada contra el analfabetismo. Esta iniciativa de 1920 continuó hasta 1924 y contó con grandes intelectuales y maestros excepcionales. Hoy, la alfabetización es un derecho constitucional y, además de habilidades de lectura y escritura, ofrece cálculo matemático. Desarrollar una ciudadanía activa mejora la salud y los medios de subsistencia. No existe una varita mágica, es fundamental dar al aprendizaje un sentido práctico ligado a los usos y costumbres y la vocación de cada quien: diversidad cultural, diálogo y política educativa vinculados con las políticas públicas y sociales.

–Bueno, ¿y los viejitos?

–Es responsabilidad de los gobiernos garantizar el derecho a la alfabetización en personas adultas. Invertir en ellos produce grandes beneficios para la población y el país. En 2026 se conmemorará el sexagésimo aniversario del Día Internacional de la Alfabetización y 90 años del servicio social mexicano, establecido por el general Lázaro Cárdenas. Estoy convencida de que si se logran concentrar esfuerzos en cinco y no más de 10 acciones estratégicas, como el combate al analfabetismo, sería un binomio extraordinario de enseñanza-aprendizaje de la lectoescritura. Continuar atendiendo a las comunidades bajo la atención del INEA y el CONAFE, y fortalecer esfuerzos en las regiones más rurales para atender a la población indígena hablante de lenguas, a los jornaleros agrícolas y a los migrantes, dando prioridad a las Página 5 de 5 Mujeres, que, según índices internacionales, representan siete de cada 10 personas analfabetas en el mundo. La alfabetización de adultos es una de las tareas más bondadosas entre los seres humanos. Transmitir y compartir conocimientos siempre será fundamental para apoyar a quienes tienen menos oportunidades.

“Algunos de los grandes beneficios de aprender a leer y escribir son parte esencial de la justicia social. La posibilidad de leer una receta médica, escribir una carta de amor o firmar documentos como la credencial para votar es acceder a los programas sociales y resulta tan valioso como leer cuentos entre abuelos y nietos.

Estoy orgullosa de cumplir con el servicio social porque devuelvo algo de lo que he recibido. Como estudiante aprendí mucho de la comunidad que enriqueció mi cultura, en suma, un acto de amor.

La alfabetización es un acto profundamente transformador para quienes aprenden y para quienes enseñan. Es un ejercicio de paciencia y generosidad que convierte cada letra, cada palabra, en un puente hacia un futuro más justo y equitativo.



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