John Cale se presentó en México este sábado luego de 26 años, en el Teatro de la Ciudad. Fue el único concierto que dará este año.
20:10 horas, tercera llamada, comenzamos: el teatro Esperanza Iris no está completo pero el público se hace escuchar, vestidos de negro al igual que John Cale y su grupo, hay bastante ropa formal entre la audiencia, entre los atuendos y el marco imponente del recinto inaugurado en 1912, el cuadro general podría ser el de un casamiento masivo, excepto que otra porción de los asistentes han sacados sus más preciadas remeras rockeras.
En un breve set de 1 hora y quince minutos, Cale, respaldado por un sólido conjunto de guitarra, bajo y batería, tomó el centro del escenario sentado con su teclado rojo marca Nord. El set estuvo centrado en presentar su último disco, de este año, POPtical Illusion. ¿Qué significa un buen grupo que respalde a un músico como Cale? Todo debe regirse por una economía de recursos, el guitarrista debe poder hilar acordes disonantes, unir partes aparentemente disímiles, la batería y el bajo pueden tener groove pero nunca excederse hasta un solo y siempre manteniendo el ritmo. También deben poder mostrar arriba del escenario algo de personalidad propia, algo que los aleje de la mezquindad del músico contratado para repetirse.
Escuchar en vivo POPtical Illusion es toparse con un Cale que tuvo una epifanía con la música hip-hop ya en este milenio. No pretende sonar a los raperos que lo deslumbraron, como Tyler The Creator, sino tomar algo de la forma en que este género concibe a la música, tomando fragmentos de canciones y reordenándolos en su propio beneficio.
Cale está tocando una versión musicalizada del poema de su compatriota Dylan Thomas, Do Not Go Gente Into That GoodNight, que el compositor gales grabó en 1989 y en su versión traducida dice:
No entres dócilmente en esa buena noche,
Que al final del día debería la vejez arder y delirar;
Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz.
Aunque los sabios entienden al final que la oscuridad es lo correcto,
Como a su verbo ningún rayo ha confiado vigor,
No entran dócilmente en esa buena noche.
El efecto de un John Cale ya mayor cantando este texto en vivo es muy diferente a escucharlo en un disco, ya que Cale sobrevivió a su propio mito y uno podría decir que Thomas, cuya última frase antes de morir fue “he tomado 18 whiskys, creo que es una buena medida” no lo hizo. El mito de Cale es el de su historia en The Velvet Underground, con quienes grabó solo dos discos, la cantidad suficiente para alterar el camino de la música moderna. Cale puede invocar a Lou Reed, no en su tono de voz, no pretende imitarlo, solo conjurar ese fraseo, esa forma de escupir las palabras en algún pasaje de su show.