Moscú. Rusia aseguró este miércoles que los misiles balísticos Iskander-M que lanzó el martes anterior en la ciudad ucrania de Poltava destruyeron “un centro de entrenamiento de militares dirigido por instructores extranjeros, que preparaba especialistas en comunicaciones y lucha radioelectrónica para el ejército ucranio”.

El ministerio ruso de Defensa añade, en su parte de guerra diario, que en ese centro –el Instituto Militar de Comunicaciones de Poltava– recibían instrucción operadores de drones que “se utilizan en ataques contra objetivos civiles en la Federación Rusa”.

De acuerdo con los datos más recientes de los servicios de emergencia de Ucrania, a consecuencia de ese ataque, uno de los más letales desde el comienzo de hostilidades en febrero de 2022, murieron al menos 53 personas y 298 resultaron heridas.

La comisión creada por el presidente Volodymir Zelensky aún tiene que esclarecer todas las circunstancias en que se produjo el ataque y, sobre todo, responder la pregunta que indigna a muchos en las redes sociales ucranias desde ayer (martes): ¿es cierto que el elevado número de víctimas se debió a que los alumnos estaban formados en una explanada, al aire libre, frente al edificio principal del Instituto en una ceremonia de inauguración del nuevo año lectivo?

De ser así, muchos exigen en Ucrania que se castigue al responsable de semejante negligencia. Igual no guarda relación, pero llamó la atención que el comandante en jefe del ejército ucranio, Oleksandr Syrskyi, destituyera este martes a Roman Gladky, que era el jefe del Estado Mayor de las fuerzas de

sistemas no tripulados, rama de reciente creación en el ejército para coordinar el empleo de drones en los campos de batalla, cuyos operadores se forman en el Instituto Militar de Comunicaciones de Poltava.

Por otro lado, en la que se anuncia como una remodelación a fondo del gobierno de Ucrania esta semana que implicará la sustitución de la mitad de los titulares de cartera –según adelantó el jefe de la bancada mayoritaria del Legislativo, Sluga Naroda (Servidor del Pueblo), David Arajamia–, la Rada Suprema aprobó este miércoles cuatro dimisiones, rechazó dos y una más, la del canciller Dmytro

Kuleba, no dio tiempo de someterla a votación. Se da por seguro que Denys Shmyhal se mantendrá como primer ministro y, a partir de lo dicho por el presidente Zelensky de “dar nueva fuerza” a las

instituciones ucranias, se esperan cambios en el funcionamiento de los ministerios, sin descartar que pudieran fundirse algunos y surgir otros, todo ello para reducir gastos y atender otras necesidades que se derivan de la guerra.

Aunque no se excluye que algunos titulares de cartera sean reubicados en el gabinete, este miércoles los diputados de la Rada aceptaron las renuncias de Olga Stefanyshina, viceprimer ministra para la integración europea y euroatlántica; Oleksandr Kamyshin, ministro de Industrias Estratégicas; Denys Maliuska, ministro de Justicia; y Ruslan Strilets, ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Por falta de escasos votos, se rechazaron las dimisiones de Iryna Vereschuk, viceprimer ministra para la Reintegración de los Territorios Temporalmente Ocupados, y de Vitaliy Koval, jefe del Fondo de Propiedades del Estado.

La nueva composición del gobierno, según anticipa la prensa ucrania, se dará a conocer este jueves y algunos ministros incluso el viernes siguiente, pero no son pocos los analistas de ese país que consideran que, a la luz de las noticias que llegan de los campos de batalla, es un tema que interesa cada vez menos a la población.

Además –estiman– el gobierno, de un tiempo para acá, ha perdido influencia,mientras el poder verdadero se concentra en la Oficina de la Presidencia supeditada directamente a Zelensky.