Brasilia. La economía de Brasil –la más grande de América Latina, sorprendió al alza en el segundo trimestre, impulsada por el sector industrial, un mayor gasto de los hogares, y las inversiones, que compensaron los impactos de las severas inundaciones al sur del país, lo que reforzó las expectativas de un sólido desempeño para todo el año.
El producto interno bruto (PIB) registró un crecimiento de 1.4 por ciento en el segundo trimestre frente al anterior, y de 3.3 por ciento en la comparación anual, informó el martes el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Los datos mostraron un repunte de la economía brasileña por encima de lo esperado por el mercado, tras resultados cercanos a cero en los dos últimos trimestre de 2023 y de 1.0 por ciento en el primero de 2024 en la comparación trimestral.
A nivel sectorial, la expansión del PIB en el segundo trimestre estuvo liderada por la industria, que creció 1.8 por ciento respecto al trimestre anterior. El sector servicios –motor de la economía brasileña– también contribuyó con un aumento de 1.0 por ciento respecto al primer trimestre. El sector agrícola, en cambio, disminuyó 2.3 por ciento.
Por el lado de la demanda, la inversión empresarial fija aumentó 2.1 por ciento, mientras que el consumo de los hogares, impulsado por un mercado laboral fuerte, subió 1.3 por ciento, la misma tasa de crecimiento registrada por el gasto público.
Los resultados son una buena noticia para el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien suele repetir que la economía brasileña experimentará un crecimiento superior al pronosticado por los expertos. “Crecimiento que se suma al aumento de los empleos, el consumo de las familias y mejor calidad de vida”, celebró Lula en la red Bluesky.
El ministro de Hacienda, Fernando Haddad, señaló que es probable que el gobierno revise al alza su pronóstico de crecimiento económico para todo el año desde el 2.5 por ciento actual, que había mantenido sin cambios en julio.
En mayo, las peores inundaciones en la historia del sur de Brasil golpearon el pujante estado agropecuario de Rio Grande do Sul, una de las mayores economías del país, que representa cerca de 6.5 por ciento del PIB brasileño, dejando más 180 muertos y desplazando a cientos de miles, lo que motivó una serie de medidas de ayuda del gobierno federal por más de 27 mil millones de reales (4 mil 800 millones de dólares).
El sector agrícola, en el que Brasil es potencia mundial, “ha presentado una gran volatilidad en los últimos trimestres, tal vez resultante de un ambiente climático más desafiante”, dijo el economista André Perfeito, al señalar que las inversiones impulsarán aún más el crecimiento brasileño.