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Ciudad perdida

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Banderas, jorongos, vestidos y múltiples artículos se comercializan para las festividades del mes patrio. La romería arrancó ayer con un desfile del Monumento a la Revolución hacia 80 puntos de venta en el Centro Histórico. Foto María Luisa Severiano
03 de septiembre de 2024 08:30

En política hay compromisos que se pagan con orgullo y otros cuya deuda siempre es una vergüenza; de eso están hechos los acuerdos con Ricardo Monreal.

Además, son convenios peligrosos. Hoy, en la Cámara de Diputados hay entre los legisladores, los más enterados, un gran cuestionamiento: ¿cómo saldrá el evento de transmisión de poderes entre López Obrador y Claudia Sheinbaum fechado para el primer día de octubre próximo?

La duda surge, desde luego, de la actitud de Monreal, quien fungirá de coordinador de la mayoría. La cosa es que Monreal llegó con la barredora en la mano y quiere que, desde ya, se despida a todo el personal que da soporte a los trabajos del organismo.

Como ya hemos dicho, Monreal, siempre oportunista, nunca oportuno, ha hecho caso omiso a las recomendaciones que le advierten del peligro que se corre al dejar en manos de gente sin experiencia las actividades de un evento como el que se debe efectuar dentro de poco.

Pese a esas advertencias, el zacatecano ha ordenado dar de baja a todo, o casi todo, el personal operativo del recinto, acción que, por no ser consultada con los miembros de su bancada, desde ya traerá conflictos en su interior.

Y aún más: los diputados que saben del asunto –muy pocos hasta donde nos dicen– no quieren que el acto del primero de octubre corra ningún riesgo, porque están conscientes de que la logística del evento es mucho muy complicada.

Se trata de un río que no puede salir de madre. Hasta el mínimo detalle debe estar controlado. Así se lo han hecho saber a Monreal, quien, sin embargo, insiste en que su gente ocupe desde ya los espacios de la burocracia en la cámara.

Este es un primer desacuerdo en la fracción mayoritaria, que llevará, seguramente, a otros de la misma índole, y es que los miembros de su partido, Morena, nos han dicho que no seguirán las instrucciones de su coordinador.

Es una cosa, nos dicen, de confianza y de respeto, y ninguna de esas condiciones las cumple el de Zacatecas, quien llegó a la coordinación por acuerdos y no por el reconocimiento a su trabajo.

Por eso, cuando se habla de mayoría aplastante en la Cámara de Diputados, se quiere obviar algo que será un gran problema: la falta de liderazgo. Son muchas las formas de evitar las guías que proponga Monreal sin romper con el esquema impuesto.

Una de esas posibilidades es ignorar la coordinación impuesta y actuar únicamente bajo la instrucción de un poder confiable, porque de otra manera nunca se sabrá si lo que se está haciendo es para beneficio de uno o parte del proyecto de la 4T.

No se trata de hacer escándalos, simplemente hay que construir un puente que evite a la coordinación y que dé certeza de que se está trabajando para construir el segundo piso de la Cuarta Transformación.

Ojalá las cosas sean de otra manera, pero habrá que trabajar mucho para lograr que la Cámara de Diputados camine como la aplanadora a la que muchos hacen referencia. Ya veremos.

De pasadita

Hay algo que deja dudas respecto a la anulación de la elección en la alcaldía Cuauhté-moc, y es lo que la ley diga acerca de la participación de quienes ya han competido.

Es decir: de ninguna manera sería justo que los personajes perdedores volvieran a participar; sería tanto como regalar al segundo lugar el triunfo de la elección y, una vez más, sería como alterar la voluntad popular. Si se anula, que sea por completo, y que se den nuevos candidatos; en una de ésas hasta mejora la oferta.

Lo que no se debe perdonar es la condena a la candidata prianista que impuso la autoridad electoral. Que así sea.

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