San Cristóbal de Las Casas, Chis. El levantamiento armado zapatista de 1994 “valió la pena”, pues “hay muchas cosas que están mucho mejor en algunas comunidades”, afirmó la escritora catalana, Guiomar Rovira al presentar su libro Zapata Vive, una crónica de los primeros seis meses del alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
“Lo que veo es la embestida del capitalismo global, del crimen organizado. El instrumento contrainsurgente más bestial que tenemos hoy en el mundo es el flujo de capital criminal”, agregó, al tiempo de señalar que “el levantamiento armado fue un acontecimiento absolutamente inesperado que interpeló al mundo entero e hizo que los ojos del mundo voltearan a México, al rincón más olvidado, a los más pequeños y explotados que dijeron ‘existimos, merecemos una vida digna y decimos ya basta a la explotación’”.
Fue, reiteró, “una interpelación que nos conmovió e hizo entender que había mucha gente en situación de injusticia y que había que hacer algo también por defenderlos”.
Rovira, quien poco después de terminar la carrera en España había llegado a finales de 1993 a San Cristóbal para “descubrir México y recorrer América Latina como periodista freelance”, fue sorprendida por el levantamiento armado, por lo que ofreció a varios periódicos españoles enviarles información; sólo El Mundo aceptó sus servicios
Producto de testimonios e información de los primeros meses de la rebelión indígena que “sacudió al mundo y se convirtió en un acontecimiento mediático global”, es Zapata Vive, que se publicó en Barcelona en 1994, así como en Francia, traducido al francés.
La obra no había sido publicada en México, por lo que en el contexto del 30 aniversario del alzamiento zapatista, la editorial Sexto Piso decidió darlo a conocer con el agregado de una entrevista realizada recientemente por Rovira junto con su amiga Rosa Luz Pérez a Ana María, quien era mayor del EZLN en 1994 y como tal, responsable militar.
“Ella cuenta toda su trayectoria que es muy interesante, desde que entró a las Fuerzas de Liberación Nacional hasta que fue responsable militar en los Altos de Chiapas. Como el libro se titula Zapata Vive, la rebelión indígena de Chiapas contada por sus protagonistas, pensamos en la actualización del libro e incluir ese testimonio de la mujer más importante dentro de lo que fue la estructura insurgente en 1994”, manifestó Rovira.
“El levantamiento fue una interpelación que nos conmovió e hizo entender que había mucha gente en situación de injusticia y que había que hacer algo también por defenderlos”, aseveró la también investigadora, ensayista y activista catalana y autoría de otros libros como Mujeres de Maíz.
Sostuvo que “el panorama (internacional) es desolador, pero me parece que desde México tenemos una luz de esperanza; es un país que está en este momento en un proceso de dignificación de muchos de los más desposeídos y en ese sentido comparado con lo que está pasando en Europa y en Argentina, por ejemplo, con el auge y la solución mediante la extrema derecha, me parece que hay que remar en contra y a favor, pero no perder la posibilidad de pensar en un proyecto colectivo que va más allá de las fronteras nacionales. Amo este país y no voy a abandonar jamás la fe, y eso que soy atea”.
Presente en el acto se realizó en el Museo Jtatik Samuel que dirige Natalia Bojórquez, la directora del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), Dora Roblero, dijo que el “ya basta” de 1994 sigue siendo una voz vigente en Chiapas, ahora por la situación de violencia que afecta no sólo a los pueblos zapatistas”.
Agregó que “los pueblos zapatistas están resistiendo la violencia porque a ellos también les pega y golpea la situación del crimen organizado. La disputa del control de su territorio está gravemente controlada también”.
Abundó: “Hay una situación pendiente y todos y todas somos parte de llegar a encontrar la justicia. Ahora sigue siendo una necesidad el tema de justicia, el de golpeo a las autonomías, a las luchas de las comunidades y de los pueblos porque esto es un río revuelto que no sólo pega a los zapatistas sino a todas las luchas de las comunidades”.