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Desde otras ciudades

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La entrada con la alfombra roja, donde caminan las celebridades, en el Palacio del Cine, en Lido, Venecia, sede del famoso festival.Foto Alia Lira Hartmann
01 de septiembre de 2024 09:06

Si hay una ciudad turística en Italia de fama mundial y con un carácter poco comparable, es Venecia. La isla de Lido, ubicada al este, es una franja de 12 kilómetros de largo y 4 kilómetros de superficie.

Llegar a ella sólo es posible con los vaporettos que integran la red de transporte acuático. Los hay para autos y otros de pasajeros en los que un boleto de ida y vuelta, con validez de un mes, ronda los 24 dólares. Solían funcionar con vapor, pero ahora es común que tengan otro tipo de combustión.

Lido es un popular destino de playa que hace frontera con el mar Adriático, donde habitan cerca de 17 mil personas. Existen numerosas playas privadas y las públicas cuentan con una atractiva oferta de sombrillas, tumbonas, locales gastronómicos y de bebidas.

Si hay un evento que ha catapultado a la isla a la categoría de fama mundial es el Festival Internacional de Cine de Venecia, La Mostra, que se celebra cada año y que trae a las más famosas luminarias del séptimo arte.

El evento está enmarcado en la mundialmente conocida Bienal de Venecia, una importante institución cultural italiana encargada de organizar actos centrados en dichas manifestaciones, llámese arte, música, teatro, danza, arquitectura y cine.

El festival fue fundado en 1932; en un comienzo atrajo a estrellas de Hollywood, lo cual le daba una imagen internacional, pero en realidad sus orígenes son tema tabú. El primer presidente fungía como ministro de Finanzas del dictador Benito Mussolini durante el fascismo en Italia, Il Duce –caudillo– fue aliado de Hitler en la Alemania nazi y para 1937, con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial a la puerta, se convirtió en una plataforma propagandística.

Para 1940 esta tendencia era evidente; el mismo ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, inauguraba personalmente el festival con el estreno de la película El judío Suss, cinta antisemita. El fanatismo de Goebbels, el más fiel de los allegados a Hitler, llegaría al extremo de definir la propaganda como un arte.

Por presión de Hitler, en 1938 obtuvo el premio un documental de la fotógrafa alemana Leni Riefenstahl (1902-2003), quien sigue siendo objeto de controversia por su supuesta complicidad con el régimen nazi.

Ante tan lamentable y escandaloso escenario, en 1937 Francia salió a defender el trabajo creativo independiente sin tintes políticos al fundar el Festival de Cannes bajo la dirección de Philippe Erlanger.

Actualmente, el Festival Internacional de Cine de Venecia y el premio a la mejor película en competencia, El León de Oro –un felino con alas–, junto con Cannes y Berlín (Berlinale), constituyen lo que muchos han definido la Santísima Trinidad de los festivales del séptimo arte establecidos como los tres mejores encuentros cinematográficos del mundo.

 

 
 

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