Backi Petrovac. Rastislav Pucovski sostenía un puñado de habas de soya resecas hasta el tamaño de granos de pimienta en su granja del norte de Serbia, donde la tierra, seca hasta el polvo por la sequía, se arremolinaba con el viento.
Un breve chubasco, el primero en más de 40 días, no alivió la situación. Los campos circundantes, cerca de la ciudad de Backi Petrovac, seguían resecos y los cultivos de maíz y soya marchitos.
“Todo está muy seco”, dijo Pucovski, de 48 años, mientras inspeccionaba sus tierras esta semana. “No sé cómo la venderemos”.
Serbia, como gran parte de los Balcanes, ha vivido el verano más caluroso jamás registrado, ocasionado por repetidas olas de calor que han elevado las temperaturas por encima de los 40 grados Celsius.
El calor, unido a la sequía, ha puesto a prueba la frágil red eléctrica de la región, ha reducido las principales reservas de agua y ha provocado la pérdida de cosechas.
También ha suscitado inquietud por el cambio climático progresivo, con lluvias irregulares y temperaturas más altas, que ya está experimentando gran parte del sur de Europa.
Los viticultores de los Balcanes dicen que podrían salir ganando porque el calor ha aumentado el contenido de azúcar de sus uvas. Pero el maíz, la soya, los girasoles y algunas hortalizas pueden resultar devastados, comentan los agricultores.
La agricultura representa alrededor de 6 por ciento del producto interno bruto (PIB) serbio. Los datos preliminares de los productores sugieren que el rendimiento del maíz serbio puede caer alrededor de 20 por ciento.
Cultivos devastados por falta de agua
Uno de los problemas es el acceso al agua. Serbia, que históricamente ha disfrutado de abundantes lluvias, sólo riega 1.4 por ciento de sus tierras agrícolas, de acuerdo con datos de la Oficina de Estadística.
Se necesitarían cientos de millones de euros para alcanzar la media mundial de 17 por ciento de tierras agrícolas de regadío, según Branislav Gulan, analista agrícola de Belgrado.
Gulan prevé pérdidas de ingresos agrícolas este año de unos 500 millones de euros (554.35 millones de dólares) a causa de la sequía.
En la vecina Bosnia y Herzegovina, la sequía puede reducir a la mitad el rendimiento del maíz, hasta 4.5-5 toneladas por hectárea, señaló Dragan Mandic, experto del Instituto Agrícola de la República Serbia de Bosnia.
Dejan Jovanovic, agricultor de la región de Bijeljina, dijo que sus cultivos “estaban devastados”.
“Las hojas de maíz están blancas como el papel y desmenuzadas, los granos son diminutos”.
Cosecha nocturna
El clima caluroso ha alterado drásticamente la cosecha de uva en los Balcanes este año. Los productores se han visto obligados a recoger las uvas antes de lo que nadie recuerda. Algunas cosechas serán más pequeñas, pero la calidad será mejor, según los productores.
En la región croata de Ilok, al este del país, los faros de las máquinas vendimiadoras atraviesan los oscuros senderos entre las viñas. Los viticultores han empezado a recolectar por la noche porque las uvas fermentan demasiado rápido cuando se recogen con el calor del día.
“Es mejor vendimiar de noche porque no hace tanto calor”, dice Darko Sili, conductor de máquinas.
La vendimia de este año se adelantará casi un mes y podría reducirse hasta 30 por ciento debido al calor, indicó Vesna Stajner, portavoz de la bodega Ilocki Podrumi.
En Kosovo, la vendimia comenzó en agosto, también un mes antes que el año pasado. Los propietarios se afanaron por encontrar recolectores tan pronto.
Decenas de trabajadores se reunieron al amanecer en el viñedo de la bodega Stone Castle, cerca de la ciudad meridional de Rahovec.
“Nuestros bisabuelos no recuerdan que las uvas se vendimiaran tan pronto”, afirma Nebi Duraj, coordinador de producción de uva de Stone Castle.
Hay un lado positivo. “Es como comer azúcar”, dijo un trabajador de unos 60 años mientras se llenaba la boca de uvas blancas.
Duraj dijo que la calidad del vino sería mejor que nunca este año debido al dulzor, que se convierte en alcohol.
“Cuando busquen vino en los próximos años, pidan la cosecha de 2024”.