El hombre viajó al cosmos y desde ahí ve su insignificancia y su dimensión humana; se cuestiona la ideas de eternidad y se rompió el romanticismo con el que veía su sentido y trascendencia, sobre todo, en el arte. Estas reflexiones originaron el poemario Exorbitante, a decir de su autor, José Ángel Leyva.
El poeta, ensayista y editor contó a La Jornada que Baudrillard escribió que el hombre trascendente se volvió exorbitante
. Esa noción lo hizo pensar en que cuando comienzan las ideas de la aldea global, la simultaneidad y la virtualidad, también hay un proceso de banalización y minimización del valor de la vida misma, como en el nazismo en la Segunda Guerra Mundial
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Leyva (Durango, 1958) recordó la ocasión en que entrevistó al astrónomo Arcadio Poveda y éste le habló de las edades cósmicas y geológicas. “Le pregunté dónde está la historia del hombre en la del cosmos. Me dijo: ‘Está ocurriendo en el último segundo de la historia del universo’. Ahí es de donde viene que cuando el hombre rompe la gravedad y comienza a orbitar alrededor de su hogar, se vuelve exorbitante”.
El promotor cultural sostuvo que en la literatura, “el periodismo me ha servido de brújula y este libro nació de una entrevista que hice a un cosmonauta en 1997. Tardó muchos años en que esa conversación se sedimentara en mi cerebro y en mi sensibilidad, y comencé a generar un discurso poético.
“En la charla con el cosmonauta Víctor Sabinij me impresionó que en uno de sus últimos viajes al cosmos iba pasando en la estación Mir por América del Norte y desde arriba vio cómo se desprendía un hilo de polvo que serpenteó hacia la República mexicana. Era el sismo del 19 de septiembre de 1985.
Para mí, era un drama, una tragedia en la capital, y para él era simplemente un fenómeno geológico. No se daba cuenta del dolor humano. También allí está la exorbitancia y ese diálogo entre lo micro y lo macro, entre lo terrenal y lo cósmico.
El poeta comentó que la entrevista a Sabinij ocurrió unos años después de la caída de la Unión Soviética, y estaba su “desconcierto por nacer en Georgia o los Urales, no recuerdo, y de pronto ver que de nuevo cambiaron las fronteras y el mapa del mundo.
“Hay una parte muy importante de esa mirada desde arriba del fenómeno geológico y el paso de la historia y de la que él dice: ‘toda esta conformación de la historia humana, de la lucha del hombre por sobrevivir y las guerras, tiene que ver con el poder: el motor de toda esta dimensión trágica’.
Eso hace que hombres que lucharon por la utopía se transformen una vez que han tomado el gobierno y exigen a los demás que se apeguen a sus reglas y que crean en lo que emana de su poder. Ahí viene la descomposición de los ideales. Tiene que ver con eso, con una dimensión de la historia de un siglo que se desmorona.
Sobre la profusión de preguntas en su poemario, José Ángel Leyva dijo que se debe a “lo que nos plantea la ruptura de los paradigmas, esta exorbitancia histórica, de finales del siglo XX. Creímos realmente que estábamos ante el fin de la historia, de las fronteras, de los nacionalismos y muchas de esas cosas no ocurrieron. Los nacionalismos han surgido con mayor ferocidad.
Lo que sí terminó fue una experiencia social de casi un siglo, de la cual también habla este libro, vinculada estrechamente también a la carrera espacial. Las preguntas son porque la velocidad del desarrollo de la ciencia y la tecnología ha sido tan vertiginoso. Es un momento muy interesante de la historia, de la civilización.
Leyva reflexionó que las personas no se preguntan cosas, actúan con certidumbres, y eso de alguna manera también tiene que ver con el libro, que es una confrontación entre los pensamientos científico, filosófico, del artista y del investigador, y las certidumbres de los dogmas, de los conductores de la verdad, que pueden ser políticos, religiosos y generales
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Recordó que escribía el libro cuando “Juan Gelman estaba enfermo, y la muerte se mete ahí con unos poemas que le dedicó. De pronto comprendo que ya no tiene pies ni cabeza, porque se está metiendo una cuestión que tiene que ver con ese luchador social que ha sido un gran poeta. Una noche lo sueño y me doy cuenta de que el libro es un cuerpo dividido. Me levanto a las tres de la mañana y arranco ese pedazo. Era como haber abierto un abdomen y haber sacado un cuerpo necrosado.
“Volví a retomar el texto con esa mirada, por eso entran personajes como Galileo y Giordano Bruno. El primero representa la visión pragmática, o sea, salvó la vida, porque asume: ‘la Tierra se mueve alrededor del Sol, piensen lo que quieran’. Giordano Bruno encarna al héroe que está dispuesto a sacrificar su vida por demostrar la verdad”.
Leyva hizo hincapié en que su poemario enfrentó el problema de cómo permitir al discurso, al lenguaje, que eche mano de instrumentos científicos-tecnológicos, de conceptos históricos, de conceptos filosóficos, de conceptos técnicos, y al mismo tiempo dialogar con lo poético. Esa era una parte muy difícil porque podría prestarse también a generar un discurso árido, desmantelado de su sensibilidad y había que trabajar mucho en eso
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Exorbitante (Universidad Autónoma de Nuevo León) será presentado el 20 de octubre a las 18:15 horas, en el Foro Elvia Carrillo Puerto de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo.