Moscú. Con la detención este jueves del general Pavel Popov, durante trece años viceministro de Defensa hasta junio pasado, prosiguió este jueves la purga de la cúpula militar rusa que lleva a cabo el titular de la cartera, el economista Andrei Belousov, quien asumió el cargo, a mediados de mayo anterior, con el encargo del presidente Vladimir Putin de poner fin a la corrupción en el escalón más alto de la jerarquía del ejército ruso, disparada por el abultado presupuesto que consume la “operación militar especial” en Ucrania.
Con Popov ya son trece los funcionarios de primer nivel –tres viceministros, la mayoría con rango de general y unos pocos de coronel, identificados como miembros del entorno, en mayor o menor grado de cercanía– del anterior titular de la cartera, Serguei Shoigu, que están ya entre rejas en espera de juicio por cometer presuntos delitos como soborno, estafa, malversación y prevaricación.
Además, murieron antes de ser juzgados tres investigados en casos de corrupción en el ministerio de Defensa: el general Magomed Jandayev, titular de la dirección general de Peritajes de Estado; el general Oleg Tsokov, comandante adjunto del Distrito Militar Sur, y el empresario Igor Kotelnikov, testaferro del viceministro de Defensa, Timur Ivanov, con quien a fines de abril pasado empezó la remoción de altos cargos castrenses.
Al igual que Ivanov, Popov era uno de los colaboradores más cercanos de Shoigu, reubicado por Putin como secretario del Consejo de Seguridad de Rusia y hasta ahora intocable.
Popov y Shoigu se conocieron en los años 90 del siglo pasado cuando el segundo se desempeñaba como ministro de Situaciones de Emergencia. El Comité de Instrucción de Rusia (CIR) considera que, entre 2021 y 2024, el general desvió recursos destinados a la construcción del parque militar Patriot (Patriota), así como del templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa dedicado a las fuerzas armadas y del centro de congresos y exposiciones adyacentes, que Shoigu ordenó crear para glorificar el ejército ruso.
Según el CIR, con el dinero robado Popov financió la compra del mobiliario de lujo de una mansión en las afueras de Moscú, construida por empresas que no cobraron ni un rublo a cambio de jugosos contratos para las obras del Patriot. Una vez alojado en la mansión, el general siguió pagando del presupuesto federal el mantenimiento de su finca en una zona exclusiva de tres hectáreas.
La detención de Popov es la más reciente de un militar de tan alto rango, pero con toda probabilidad no será la última y se suma a la del coronel retirado Vladimir Demchik, el 6 de agosto, bajo sospecha de haber recibido sobornos de gran cuantía, de acuerdo con el CIR.
Demchik, que se había reciclado a subdirector general de la Compañía Comercial Textil que surte de uniformes a las tropas, durante muchos años desempeñó el cargo de jefe del departamento de suministros del ministerio de Defensa, periodo en que un empresario, conforme dice el CIR, le entregó el equivalente a poco más de 900 mil pesos para favorecerlo con 26 contratos.
El 5 de agosto se conoció el arresto de otros dos implicados, igual que Popov, en los esquemas de corrupción del Patriot, el general Vladimir Shesterov, ex subdirector general de Innovaciones del ministerio de Defensa, y el coronel Viacheslav Ajmedov, director de ese parque militar, supuestamente ligados a un desfalco por más de 9 millones de pesos.
La policía detuvo, el 1 de agosto, a Vladimir Pavlov, director general de Voentorg (Comercio para Militares), empresa del Estado que abastece al ejército ruso, por una presunta estafa de cerca de 92 millones de pesos, y a Serguei Sujov, ex jefe de la filial de la Compañía de Construcciones Militares en el Distrito Militar Centro, a quien se le acusa de malversar 46 millones de pesos.
Poco antes, el 26 de julio, el FSB (siglas en ruso del Servicio Federal de Seguridad) informó que, en un operativo conjunto con el ministerio del Interior y el CIR, arrestó al general Dimitri Bulgakov, ex viceministro de Defensa y máximo responsable de la Retaguardia del ejército, a quien se acusa de recibir “comisiones” de entre 5 y 10 por ciento por cada millonario contrato que otorgaba a empresas privadas que abastecían de “comestibles de mala calidad a precios inflados” a las tropas, entre otros presumibles delitos.
El 25 de julio cayó Andrei Belkov, director de una compañía militar de construcciones, que en su anterior cargo, hasta 2021, era director general de construcciones de obras especiales del ministerio de Defensa, periodo en que se le atribuyen varios supuestos delitos.
El general Vadim Shamarin, director general de comunicaciones del ministerio de Defensa y al mismo tiempo subjefe del Estado Mayor del ejército, acabó entre rejas el 24 de mayo por recibir ocho millones de pesos como presunto soborno de parte del director de una fábrica de teléfonos de Perm a cambio de mejores contratos. Y el 21 de mayo le tocó el turno a Vladimir Verteletsky, funcionario del Departamento de Encargos del Estado, que según la investigación cometió prevaricación, causando un perjuicio de 15 millones de pesos al ministerio de Defensa.
El 17 de mayo la policía detuvo al general Ivan Popov (no guarda relación familiar con el ex viceministro, ex comandante del ejército número 58 que participa en la operación en Ucrania, por supuestamente formar parte de un grupo (uno de los participantes es el general Oleg Tsokov, su jefe, muerto al caer un misil en el centro de mando del ejército de Popov en la ciudad de Berdiansk, y el otro un empresario Serguei Moiseyev) que supuestamente se robó mil 700 toneladas de metales destinados a fortificar las posiciones de las tropas.
El 13 de mayo el FSB arrestó al general Yuri Kuznetsov, director general de personal del ministerio de defensa y ex jefe del departamento del Estado Mayor del ejército a cargo de proteger los secretos de Estado, bajo sospecha de recibir sobornos elevados, asociado con el primer militar de alto rango del equipo de Shoigu en caer por sus excesos, el viceministro Timur Ivanov.
Arrestado el 24 de abril, dos semanas antes de que su gran protector dejara la cartera de Defensa, Ivanov supervisaba el sector de la construcción y, a juicio de los investigadores que llevan su caso, repartía millonarios contratos a cambio de sobornos y, creyéndose impune, ostentaba una vida de lujos que le permitía vivir en un palacete en el centro de la capital rusa y tener dos vehículos Rolls-Royce, uno en Moscú y otro en París, según denunció la prensa local.