Chalco, Méx. Don Fidel festejó el Día del Abuelo al lado de sus cuatro nietos y su familia, en el albergue habilitado para los damnificados por las inundaciones en las colonias Jacalones y Culturas de México. “No hubo pastel porque no hay posibilidades”, pero no se congoja porque lo importante es que él y sus seres queridos están bien y juntos en el refugio, a pesar de la tragedia que están viviendo.
“Estoy con mis chiquitines que tanto amo”, con su esposa, su suegro, sus hijas, los yernos e incluso sus vecinos a quienes tanto estima y quienes también lo perdieron todo con la inundación de aguas negras cuyo tirante más profundo lo alcanzó, justo donde él tiene su vivienda, en la calle 2 de marzo, de la colonia Jacalones.
Durante la inundación iniciada hace 27 días, las bacterias en el ambiente -producto de las aguas pestilentes anegadas dentro de su propiedad- infectaron su pie diabético y tras ser rescatado en lancha terminó en el hospital donde hace casi dos semanas le amputaron una de sus piernas.
A pesar de vivir en el albergue, la lesión por la operación ha sanado y este miércoles se siente bien de salud. Su suegro le ayudó a bañarse y luego se reunió con sus nietos quienes, por cierto, tampoco van a la escuela y toman clases en el albergue ubicado en la colonia Culturas de México.
“Lo importante es mi salud, que estamos bien. Que todos ellos están bien y eso es lo más importante” porque en los días aciagos de la contingencia, salvó la vida y hoy está rodeado de sus seres queridos.
Don Fidel Hernández está temeroso de regresar a su hogar. “Que más quisiera ya estar en casa, pero me preocupa porque está muy reciente esto pues (la amputación de su pierna) y va muy bien. Un error me puede costar la vida”.
Por ello, este hombre de 57 años de edad pide dos cosas a las autoridades: primero, que lo apoyen con la gestión de una prótesis para poder volver a caminar, y segundo, que las autoridades se comprometan a dejar limpia y sanitizada su casa porque cuando regrese desea que haya seguridad ante la enfermedad que enfrenta.
“Pido que limpien bien la casa, que se descontamine para que yo pueda entrar. Voy muy bien y si llego otra vez a lo mismo y con un errorcito, entonces ya no la cuento”.