Los Ángeles. El Alette Maersk fue el primer portacontenedores que cruzó el océano Pacífico propulsado con metanol, un combustible bajo en carbono, lo que supuso un hito en los esfuerzos del sector naviero por reducir su impacto climático.
Pero cuando el buque, de 350 metros de eslora, llegó al puerto de Los Ángeles procedente de China la semana pasada, no había ningún lugar en Estados Unidos donde comprar más combustible ecológico, lo que le obligó a depender en gran medida del combustible marítimo derivado del petróleo para el viaje de vuelta.
En un acto de bautizo de buques celebrado el martes, los representantes de A.P. Moller-Maersk afirmaron que el sector, responsable de cerca de 3 por ciento de los gases de efecto invernadero, necesita más combustible ecológico y más barato si quiere descarbonizarse al ritmo que los científicos y los gobiernos mundiales consideran necesario para luchar contra el cambio climático.
“Vamos contrarreloj”, afirmó Vincent Clerc, presidente ejecutivo de Maersk.
La firma aspira a conseguir cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2040 y se ha erigido en líder de la transición energética de su sector, con cinco buques de metanol ecológico en el agua y otros 20 encargados.
Aun así, eso representa solo una fracción de sus 700 buques propios y fletados. Los nuevos barcos también son de doble combustible, lo que significa que están equipados para funcionar con combustibles fósiles cuando sea necesario, como cuando el metanol verde es demasiado caro o no está disponible.
El metanol verde cuesta hasta tres veces más que los combustibles fósiles
El metanol verde puede fabricarse a partir de residuos agrícolas y alimentarios, o de dióxido de carbono e hidrógeno utilizando electricidad renovable.
Este combustible cuesta ahora entre dos y tres veces más que los combustibles fósiles, según los representantes de Maersk, y su producción mundial es actualmente minúscula.