Como una provocación, o peor, una falta de respeto, se ha interpretado en las filas de la próxima Presidenta de la República el nombramiento de César Cravioto en la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México.
Aún retumban las paredes del Antiguo Palacio del Ayuntamiento por el regaño, por decirlo de alguna forma suave, que propinó la entonces jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, al que ahora ocupará el segundo espacio en importancia en el gobierno local.
Las razones de aquel enojo tuvieron que ver con la ineficiencia del funcionario. Cravioto fue impulsado por Martí Batres para ocupar la comisión mencionada, misma que ocupó desde el 5 de diciembre de 2018.
Durante ese periodo sólo se lograron reconstruir o rehabilitar 8 mil 713 viviendas de las 25 mil 581 que resultaron dañadas o destruidas. Las cifras dan idea de la labor del personaje y explican el malestar de Sheinbaum, que no quería quedar a deber nada a la población y la manifiesta incapacidad del funcionario frustraría sus planes.
Hay quienes aseguran que no sólo se trató de lo sucedido en reconstrucción, sino que hay varios cadáveres en el armario del recién nombrado, por lo que su nombre en la lista de los funcionarios de mayor rango no se entiende como un gesto de colaboración con el gobierno federal.
Por eso, la lectura que se da ahora es que fue una imposición de Martí Batres, que nada tiene que ver con el trabajo de Cravioto, pero que se interpretó como un juego de vencidas entre el que ahora estará en el Issste y la Presidenta de la República.
Es importante hacer notar que durante su gestión, Claudia Sheinbaum dedicó todo su esfuerzo a gobernar sin grillas, sin fabricar tribus, sin alimentar clanes, mientras desde otros puntos de Morena el empeño era aglutinar gente para mostrar fuerza y ladear las decisiones.
Todo esto está seguramente en conocimiento de la Presidenta electa, y es muy probable que tenga muy claro el panorama para contener las ambiciones de las tribus y los clanes, cosa difícil, pero posible bajo el mandato de Sheinbaum.
Y es que los acuerdos entre las tribus han pasado por el arco del triunfo
la voluntad popular. Sólo había que recordar que casi al fin de la semana pasada empezaron a sucederse algunas, o muchas, molestias que han causado los acuerdos y el pago de facturas políticas.
Por lo pronto, hay mucha molestia porque a Juan Rubio Gualito, el apoderado legal de la sección sindical que agrupa a los trabajadores de limpia, prácticamente le obsequiaron la diputación del distrito 22 de Iztapalapa, lo que no tuvo buen recibimiento en la dirigencia sindical que fue ignorada en las negociaciones.
De todas formas los desacuerdos van escalando, y el que realizó Citlalli Hernández, ex secretaria general de Morena, con Adrián Rubalcava para que Brenda Ruiz, una ex priísta, se convirtiera en la segunda en importancia en el Congreso local, obedeció a otro momento en el que Rubalcava, un prófugo de todas las banderas políticas, negoció el asunto a los más altos niveles del próximo gobierno de la ciudad para colocar a su elegida, y esto sin el acuerdo con el gobierno federal.
La cosa aún no termina.
De pasadita
Las preguntas que todos nos hacemos son: ¿por qué desaparecieron los agentes de tránsito?, ¿por qué el desorden total de vehículos de todo tipo en las calles de la ciudad? Los agentes de tránsito están en manos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y hasta ahora, simplemente, no se notan. Así de fácil.