Madrid. La tensión de la presión migratoria en la frontera española se trasladó a la ciudad de Ceuta, enclavado en el norte de África, frontera con Marruecos, donde a lo largo de la noche del pasado domingo y durante la mañana de este lunes intentaron llegar a nado decenas de personas, muchos de ellos menores de edad. El gobierno español, presidido por el socialista Pedro Sánchez, intensificó la seguridad en la playa del Tarajal, precisamente donde en el año 2014 se vivió una de las jornadas más dramáticas en la historia de la región tras un intento de ingreso masivo de personas que acabó con decenas de muertos.
En ese punto fronterizo, donde es habitual el intentó de llegar a suelo español a nado, ya que la separación entre Marruecos y España es de unos metros de mar, también se activó un protocolo especial por parte de la Guardia Civil española, que ordenó el desalojo de la playa desde hace más de 24 horas, en coordinación con la gendarmería marroquí, que impiden el acceso a la playa del otro lado de la valla. Aún así, decenas de personas, muchos de ellos menores, sortearon la vigilancia y llegaron con la ropa mojada y el el cuerpo semicongelado después de pasar la noche a la intemperie, a la espera del momento para cruzar la frontera.
Los migrantes fueron trasladados al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), incluidos los que fueron interceptados por la calle después de haber cruzado la frontera a nado y sin ser detectados por la policía española. Al igual que en las Islas Canarias, estos centros de acogida están saturados, con una sobreocupación que en algunos casos roza el 500 por ciento y donde también se encuentran los menores de edad.
La delegada del Gobierno en Ceuta, Cristina Pérez, explicó que más allá “del fenómeno migratorio no quiero obviar algo que conlleva, y es el drama. Llegan a nuestra tierra buscando unas mejores condiciones de vida. La inmigración supone para la ciudad de Ceuta un auténtico drama de ver como llegan a nuestras costas”.