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La escultura dedicada al compositor es un recorrido por toda su obra operística. Foto Alia Lira Hartmann
25 de agosto de 2024 08:34

La importancia del músico alemán Richard Wagner (1813-1883) como uno de los representantes más importantes de la música clásica es indiscutible. Fue director de orquesta, teórico musical, dramaturgo e incluso con talento de diseño arquitectónico.

Supervisó la construcción de un teatro en Bayreuth para que sus obras se representaran. Cada verano las entradas se agotan, se dice que incluso con años de antelación. Descendientes del músico son parte de la organización del Bayreuther Festspiele.

Sus óperas más conocidas son El anillo del nibelungo, de 15 horas de duración; ParsifalTristán e IsoldaEl idilio de Sigfrido y Tannhäuser, entre otras. En Berlín, en el área verde de Tiergarten hay un monumento dedicado al músico; el follaje que lo rodea en verano sorprende por su belleza. Pero no siempre fue así.

Una placa muestra fotografías de su inauguración el 1º de octubre de 1903, del escultor Gustav Eberlein (1847-1926); también hay del deplorable estado en el que se encontraba antes de su restauración. El texto que acompaña el monumento de Wagner resume la historia de su construcción, detalles de la escultura, así como los daños por las inclemencias del tiempo, las huellas de la guerra y los inevitables actos vandálicos:

Entre 1880 y 1910 existían en el área de Tiergarten una serie de monumentos a poetas y compositores alemanes. A este grupo pertenece el de Richard Wagner (1813-1883). El creador de la escultura realizada entre y 1993 fue Gustav Eberlein.

Bajo la monumental escultura de 2.70 metros con la figura de Wagner en mármol blanco se encuentran figuras de su trabajo creativo. En la parte de enfrente está Wolfram von Eschenbach, de Tannhäuser, que por deseo del emperador Guillermo II fue incorporada. A la izquierda está el personaje Tannhäuser ataviado con una túnica –un poeta alemán del siglo XIII– que se observa deslizándose moribundo.

A la derecha de Tannhäuser aparece Brunnhilde sosteniendo el cuerpo de Sigfrido, ya fallecido, figuras de la ópera. La parte trasera de la escultura está dedicada a la obra más importante y conocida de Wagner: El anillo del nibelungo; una escena donde Alberich lleva a cabo el robo del anillo de oro. En 1988 el estado del monumento era deplorable y alarmante; por lo que se le puso un techo protector.

En colaboración con la sección en el gobierno de Berlín encargada de los monumentos y el Senado de la capital, se aprobaron entre 2015 y 2016 trabajos de restauración. Las huellas de la guerra, como algunos orificios de disparos, mostraban faltantes importantes. Por lo menos 50 detalles de la obra original fueron reconstruidos.

Muchas grietas se repararon y fueron retiradas las capas incrustadas de suciedad. De esta manera, se mantendría este monumento para la posteridad. También puede comprobarse que el monumento, al estar techado, da cobijo ocasional a alguna persona sin casa que, con sus escasas pertenencias, busca acomodo al pie de los míticos personajes de las óperas de Wagner.

Alia Lira Hartmann, corresponsal

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