Chalco, Méx. La tragedia para los damnificados de Chalco ha pasado a la etapa más terrible, la de superar el duelo emocional en los diferentes procesos de crisis que cada familia enfrenta de manera diferente; muchos continúan con la rabia, en otros reside la depresión y los menos, están en la fase de aceptación. Su estado de ánimo es más visible cuando miran su realidad e intentan razonar la magnitud por las pérdidas económicas que sufrieron, ahora que empieza a ceder la inundación tras 23 días de vivir bajo aguas negras en las colonias populares de Jacalones y Culturas de México.
Daniel Morales, terminó por aceptar lo que vive su familia, no se permite que la desdicha lo derrumbe. Agarró su camioneta y aprovechó el día de plaza para comprar muebles usados. Con lo que cuesta una estufa nueva de media calidad en cualquier tienda departamental, él compró lo necesario para reiniciar, incluso pudo adquirir una pequeña pantalla de televisión.
“Todo lo que tenía en casa pues ya son cosas que ya no sirven y ahora tuvimos que ir al tianguis a comprar muebles usados y reponer todo lo que se echó a perder con la inundación”.
En muebles usados gastó alrededor de siete mil pesos, pero le alcanzó para un comedor, una pantalla, unas cobijas y trastes, entre otros enseres domésticos, porque su intención es recuperar, lo más pronto posible, el estado de ánimo y reiniciar con su vida cotidiana.
Foto Daniel Ramón
En casa de su familia, ubicada en la calle 5 de Mayo de la colonia Jacalones, el agua llegó arriba de la cintura.
Hugo Pérez, tío de Daniel, no puede ocultar el enojo que siente al ver cómo quedó su propiedad. “Se inundó mucho, pero ahorita ya está bajando poquito, pero ahí está la marca. Entre más para allá se está viendo la marca de lo que subió el agua, arriba de la cintura y no se podía salir. Se echó a perder muchas cosas que no se pudieron alzar”.
Reina Morales Palacios, renta en la calle 5 de Mayo. Ella no oculta su desesperación. “Es fatal, todo se perdió, la casa es un basurero, mire la marca hasta dónde subió el agua. La verdad tengo mucho coraje”.
Al inicio de la inundación, cuando el nivel no alcanzaba los colchones, dormían entre las aguas negras. “En las camas estábamos todas y el bebé y no podíamos estar era tremendo el olor, no lo soportamos y entonces le dije al señor (arrendatario) que nos dejara subirnos a un cuarto. Durante 23 días “éramos ocho personas en un cuarto, ¡imagínese!”.
Foto Daniel Ramón
El siguiente paso es sacar todo lo que se echó a perder. “Todo esto no sirve porque, aunque yo lo saque a secar, se mojó de aguas sucias. A la señora que vive atrás, se le murieron los animales y andaban flotando en el patio. Ahorita vamos a sacar todo esto y prefiero ahorita ya dormir en el suelo ya dejando muy limpiecito (el piso de sus cuartos) para ya estar en nuestro espacio”.
La señora Reina lamenta haberse quedado literalmente en la calle. La ropa la pusieron en bolsas y en lo alto, pero el agua la alcanzó y se echó a perder. “Ya nada más es sacar y tirar a la basura; pero le digo a mis hijas que con dos mudas que tengamos cada quien, es más que suficiente y sacar todo porque huele horrible”.
Al recorrer la colonia Jacalones, donde aún hay muchas viviendas anegadas, como en la calle Dos de Marzo, se constata el estado emocional de las víctimas de la inundación. Hay quienes aún están en la etapa de la negación, en la ira, hay quien quiere regresar al pasado, otros están en depresión y algunos en la etapa de la aceptación.
Amelia Honoria Nicolás Reyes es enfermera de profesión, pero en sus ratos libres aún se dedica a la costura, oficio que aprendió antes de tener la oportunidad de estudiar. Lógico, sus máquinas quedaron bajo el agua.
Foto Daniel Ramón
Ella siente ira por la condición en que se encuentra su propiedad; pero el coraje aumenta cuando habla del alcalde morenista Miguel Gutiérrez, a quien acusa de negligencia porque, actuó con indolencia al dejarlos a su suerte, sostiene. A él y a las demás autoridades que atienden la emergencia sanitaria les dejó un mensaje.
“No quiero comida. Quiero que se hagan responsables de la inundación por la cual perdimos todas nuestras pertenencias”.
Carmen Marroquín aún está impactada por el nivel que alcanzó la anegación dentro de su propiedad. Durante más de dos semanas el tirante del líquido permaneció a niveles nunca vistos. En el patio, a su hijo, las aguas pestilentes le llegan a la altura del pecho.
Lamentó que durante el informe ofrecido por la gobernadora Delfina Gómez Álvarez se tachara de cochinos a los vecinos de Chalco, al decir que tiran basura en la vía pública y esa es la principal causa de la inundación; cuando el problema, considera, es la falla estructural del colector Solidaridad.
Las autoridades a cargo de la contingencia dieron a conocer que ya lograron retirar dos de los tres tapones de basura que obstruyen el desagüe del colector Solidaridad; sin embargo aún hay decenas de viviendas inundadas.