Ciudad de México. En el mundo de la demoscopía es común el uso de la frase “el que paga orienta”. Viene a cuento porque este martes se presentaron los resultados de un estudio de opinión sobre plataformas digitales en México, contratado por Alianza In México -espacio común de Cabify, Didi, Rappi y Uber-, que concluye que un millón 200 mil personas abandonarían sus empleos en esas aplicaciones tecnológicas si, por una reforma laboral, se les convirtiese en empleados con seguridad social.
El estudio fue encargado a la prestigiosa encuestadora Buendía & Márquez, que aplicó 2 mil cuestionarios telefónicos en todo el país. Entre sus hallazgos está que cerca de 44 millones de mexicanas y mexicanos (47 por ciento de la población mayor de 18 años) usan plataformas digitales para hacer compras o solicitar servicios.
Actualmente, en todo el mundo se debate sobre la regulación de las plataformas digitales, lo que incluye el tema de las condiciones laborales de quienes las empresas tecnológicas insisten en nombrar “socios” y no empleados.
En el Congreso hay al menos siete iniciativas relacionadas con los derechos laborales de los trabajadores por aplicación. De ahí que las empresas de esa industria están enfocando sus baterías al debate por venir.
En ese escenario, la Alianza In México, que tiene entre sus objetivos principales “fortalecer la certidumbre jurídica” en el ramo, presentó la encuesta en la que trabajadores del sector valoraron, por encima de todo, la “libertad” de horarios y la posibilidad de tener “ingresos extra”.
Desde el gobierno y los sindicatos se ha planteado la necesidad de avanzar en la formalización de las y los trabajadores del sector, con respeto a la “flexibilidad” propia de la modalidad de empleo.
La encuesta de Alianza In plantea el siguiente escenario, en una pregunta que respondieron trabajadores de aplicaciones (conductores de taxis, repartidores):
“Los conductores/repartidores se convertirían en empleados de las plataformas digitales y recibirían beneficios del empleo, incluida seguridad social, salario fijo, participación en las utilidades y el derecho a negociar colectivamente. Por otro lado, los conductores/repartidores estarían sujetos a las instrucciones de las plataformas respecto qué viajes aceptar, en qué zonas y en qué horarios de trabajo. No se podrían desempeñar las actividades de forma independiente y flexible tal como se hace ahora. Los conductores/repartidores pagarían impuestos adicionales”.
Dicho de otro modo, si quieres tener seguridad social y ahorro para el retiro debes renunciar a la independencia y flexibilidad de este modelo laboral. Es decir, un escenario que nadie ha planteado en el debate.
¿Qué respondieron los conductores y repartidores? 86 por ciento se pronunció por dejar las cosas como están.
José Márquez, de la casa encuestadora, dijo que en el mundo de las encuestas es usual plantear los “escenarios extremos” para obtener respuestas. “No sé si necesariamente se han planteado” esas condiciones (seguridad social sólo si se pierde la “flexibilidad”).
Los representantes de las empresas de aplicaciones insistieron en que ellos están abiertos al debate, “con datos duros” y hablaron de sus avances en el otorgamiento de seguros de vida y otros beneficios a los “socios” de las aplicaciones.
Varios reporteros pidieron que explicaran cuál es su postura sobre incorporar a la seguridad social a los conductores y repartidores. Pero en ese punto no tuvieron otra respuesta que no fuera la apertura al diálogo.
El gobierno, dijeron, “nos ha tendido la mano” en la discusión, aunque, llegados a la médula del asunto, rechazaron que el trabajo por aplicaciones entre en el campo de la “regulación tradicional” (léase Ley Federal del Trabajo).
Según los resultados de la encuesta, casi 60 por ciento de los conductores y repartidores dejaría de utilizar las aplicaciones si tuviesen que elegir entre seguir siendo “socios” o ser empleados.
Ya en ese mundo de los “escenarios extremos” de los encuestadores, si Fidel Velázquez viviera afiliaría a la fuerza a todos los conductores de Uber.