Ciudad de México. La Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH) concluyó este domingo después de 10 días repletos de actividades que giraron en torno a dos temas esenciales: Patrimonio cultural y sostenibilidad. Este año, los invitados de honor fueron Belice y Quintana Roo, cuya presencia impregnó de una rica diversidad cultural el acto, celebrado en el Museo Nacional de Antropología.
Del 8 al 18 de agosto, 145 mil visitantes presenciales y otros 175 mil conectados de manera remota acudieron al encuentro literario, según informaron los organizadores.
Desde temprano, las inmediaciones del museo, ubicado en Av. Paseo de la Reforma, comenzaron a llenarse de familias, amigos y parejas, quienes tuvieron acceso a miles de ejemplares –ofertados por 100 sellos editoriales– que abarcaron desde obras especializadas en antropología e historia hasta títulos que invitaron a la reflexión sobre la cultura y las tradiciones mexicanas.
Fernando Zamora, jubilado de 70 años, fue uno de los muchos que se dejó cautivar por la feria. Acompañado de su familia, se detuvo frente a una mesa que exhibía las obras del renombrado filósofo náhuatl Miguel León-Portilla, fallecido en 2019.
“Este hombre fue un sabio y un defensor comprometido de las culturas originarias de nuestro país”, comentó Zamora con admiración. Decidí comprar el tomo Obra literaria y ensayos varios, publicación de la Universidad Nacional Autónoma de México y El Colegio Nacional, que vale cada los 400 pesos que gasté en él.
“A mi nieto le compré el libro Fotografía de la naturaleza. Aunque tiene diez años, desde pequeño mostró gran interés por los animales y paisajes”, añadió con una sonrisa de orgullo.
Sin embargo, no todos los visitantes compartieron el mismo entusiasmo. Maricela Domínguez, estudiante de diseño, comentó que “esta feria no es de su agrado”. A pesar de ser domingo, se mostró desilusionada con la oferta editorial, quizás porque sus intereses se alejan de las temáticas predominantes en la FILAH.
Este año, la feria ofreció más de 400 actividades, entre ellas 150 presentaciones editoriales que abordaron temas de gran relevancia actual, como la medicina tradicional, la seguridad alimentaria, la educación indígena y la sostenibilidad en la preservación del patrimonio.
Diego Prieto Hernández, director del INAH, señaló en entrevista con La Jornada que la feria “se ha consolidado como un foro plural, donde se discuten aspectos fundamentales de la antropología, la historia y otras disciplinas afines. Además, este espacio permitió explorar la realidad de los invitados de honor, Belice y Quintana Roo, enriqueciendo la oferta cultural del evento”.
Para Prieto Hernández, los aportes más valiosos de esta edición se agrupan en tres áreas clave: el estudio profundo de la civilización maya, tanto en su pasado como en su presente; la reflexión sobre la sostenibilidad, la inclusión y la justicia social en el debate sobre el desarrollo, y la incorporación de nuevas tecnologías y recursos digitales al trabajo antropológico y a la preservación del patrimonio cultural.
“Cerramos esta feria con gran entusiasmo por los resultados; tanto por las cifras, como por los comentarios que recibimos del público; y sobre todo, porque estamos conscientes de que este es un esfuerzo que vale la pena y que contribuye a la reflexión, al conocimiento y al reconocimiento de nuestro país como una nación compleja, palpitante, pero sobre todo diversa, que encuentra en su pluriculturalidad uno de sus sellos distintivos y una de sus mayores fortalezas”, concluyó el antropólogo.