La inauguración del Festival Data Uotan fue ante todo una constatación de que las corrientes clásicas y modernas en los horizontes artísticos pueden coexistir, bajo la premisa de Kandinksy, que establece la ausencia de normas en el arte bajo la potestad de la libertad.
Así lo demostraron el performance Somnia y la exhibición Tlal-tech-uhtli, donde la danza, pintura y escultura cohabitaron con técnicas digitales potenciadas por el uso de la inteligencia artificial (IA).
En el centro del taller Noesunagaleria (Dr. Vértiz 86, colonia Doctores), que resiste el asedio de la gentrificación, una pieza sobresalía de entre las luces y artefactos sonoros y visuales: la reproducción de una famosa foto derivada de la matanza de Acteal, ocurrida en 1997, en la que indígenas tsotsiles fueron masacrados por el Ejército.
La ubicación simbólica de la pieza era una declaración de intenciones. Como confirmó a La Jornada el dueño del espacio, Ricardo Santos: tanto la exposición como la galería son una forma de rebelarse ante los principios actuales del mercado del arte que constantemente vulnera a los artistas
. Por ello, todas las piezas que se exhiben están en venta, y el monto total de la transacción va al bolsillo del artista.
Al costado, un lienzo circular gigante con dos cocodrilos parecía cobrar vida gracias al uso de la técnica de proyección digital conocida como mapping, que se accionaba con un sensor de proximidad. Omar Valdivida, arquitecto encargado de dicha labor, explicó que para realizar esas intervenciones hay una análisis gigantesco de datos en el que la IA juega un papel fundamental.
Las críticas a la mezcla de lo digital con lo clásico son comunes. Se piensa que tras una labor realizada en computadora no existe mérito alguno, pero en realidad el proceso de creación artística usando una computadora es igual de exigente.
Muestra de ello fue el performance Somnia, a cargo de la bailarina Alejandra Metz y el artista Jaco Schilp. La pieza fue creada a partir del estudio medico y onírico de los sueños en Utrecht, Países Bajos, dentro de la ex prisión siquiátrica Pieter Baan Centrum, ahora espacio de creación artística.
Con música elaborada en colaboración con Ben Spaander, alias Cosmic Force, y Noah Zurhaar, que reflejaba una fuerte influencia del ambiente producido por el pionero en el género, Brian Eno, la demostración fue la síntesis de las intenciones del festival.
A la izquierda, mujeres desplazadas de Yalchiptic del artista Venus y al fondo la proyección digital conocida como mapping, de Omar Valdivida y Ricardo Santos. Foto José Carlo González
Movimientos inspirados en lo mejor de la danza clásica, acompañados por proyecciones en un lienzo que, mediante un sensor de tercera dimensión generaba visuales acompasadas, con las posturas de la bailarina que desarrollaron una metáfora visual de lo que implica dormir y soñar, en un ambiente envolvente e inmersivo.
Esa conjunción de técnicas y su propuesta iconoclasta hicieron que de entre más de 60 proyectos, el festival Data Uotan ganará el apoyo Open Call 2024 que cada año otorga la embajada de los Países Bajos en México a proyectos artísticos, como dijo el embajador Wilfred Mohr, quien en su discurso resaltó la colaboración entre artistas mexicanos y neerlandeses en el proyecto.
La muestra permanecerá hasta mañana de 18 a 24 horas. Las entradas tendrán un costo de 280 pesos y se pueden adquirir en: https://shorturl.at/ZGV6d.