Nuevo Laredo, Tamps. El 14 de agosto de 1927, un inusual sonido rompió la tranquila rutina de los habitantes de Nuevo Laredo. Acostumbrados al constante bullicio del ferrocarril, los neolaredenses alzaron la vista al cielo para descubrir, con asombro, un biplano surcando el firmamento. A bordo, el mayor piloto aviador Alfredo Lezama Álvarez y el teniente David J. Borja, quienes protagonizaban el primer vuelo sin escalas desde la Ciudad de México hasta la frontera tamaulipeca.
Ese día, que ahora cumple 97 años, marcó el inicio de la aviación en Nuevo Laredo, un acontecimiento que cambiaría para siempre la conexión entre México y Estados Unidos. "Fue en agosto de 1927 cuando por primera vez aterrizó en Nuevo Laredo una aeronave, procedente de la capital del país", recordó Raúl Llamas Cervantes, titular del Aeroclúster de Tamaulipas.
El vuelo histórico se realizó en un biplano mexicano equipado con un motor Hispano-Suizo de 300 caballos de fuerza, modificado con tanques suplementarios para alcanzar su destino en un recorrido que duró 10 horas. "En esos años, para México era muy importante establecer rutas aéreas para el traslado de carga y correo entre México y Estados Unidos, y por su ubicación, Nuevo Laredo siempre ha sido clave en el enlace entre las dos naciones", añadió Llamas Cervantes.
Años después, en la década de los cuarenta, se inauguró el primer aeropuerto formal de la ciudad en los terrenos donde hoy se encuentra el Instituto Tecnológico de Nuevo Laredo. Aún se conserva el antiguo edificio terminal, conocido como "El Edificio de Ladrillo Rojo", una reliquia de esa era pionera.
Mexicana de Aviación, en ese entonces propiedad de Pan American World Airways (PanAm), fue la empresa encargada de la construcción del aeropuerto, el cual operó hasta 1972. Durante ese tiempo, aerolíneas como Braniff también incluyeron a Nuevo Laredo en sus rutas.
Hoy, a casi un siglo de ese histórico vuelo, Nuevo Laredo se reafirma como un punto estratégico entre México y Estados Unidos. "Nuevo Laredo es, sin lugar a dudas, el puerto terrestre más importante entre ambos países, pero ya es tiempo de que los neolaredenses vuelvan a voltear al cielo como aquella tarde de 1927", concluyó Llamas Cervantes.