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Pese a la importancia social de las carpas, su historia no ha sido estudiada: experta

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Una de las imágenes que se exhibirán hasta octubre en la Fonoteca Nacional. Foto cortesía de la investigadora
14 de agosto de 2024 08:27

Las carpas fueron escenarios músico-teatrales durante la primera mitad del siglo XX, a pesar de su importancia, no han tenido la atención histórica que merecen, explica la musicóloga Natalia Bieletto-Bueno, quien con una muestra reconstruye “las prácticas sociales en el ámbito artístico, popular y callejero de estos sitios, así como su papel en el desarrollo de la industria del entretenimiento y la cultura del país.

“Las carpas –afirma la especialista en musicología histórica– son escenarios de la diversión popular de la cual mucho sabemos, pero de la que se conoce muy poco históricamente. Identificamos a las grandes estrellas del cine que salieron de ahí, casi en la etapa final de estos jacalones de variedades, cuyo periodo de mayor auge y gloria se conoce muy poco porque antecede a la industria del entretenimiento público.”

Sobre aquel momento –entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX, cuando se inició la radiodifusión– Bieletto-Bueno, que ha investigado el tema durante casi 15 años, presenta y cura la exposición Las músicas de las carpas de México (1890-1930), que se inaugurará mañana en la Fonoteca Nacional. Asociado a este tema, la académica adelantó que este mes lanzará una página web y un libro a finales de 2024 con títulos homónimos al de la muestra.

Las carpas fueron una fascinante escena músico-teatral durante la primera mitad del siglo XX en México, comenta. Se trató de un fenómeno artístico y popular callejero profundamente vinculado con los sucesos sociopolíticos de la época y con la cambiante sensibilidad de los mexicanos, agrega.

Música popular

Durante casi un siglo estos pequeños jacalones fueron espacios de convivencia y experimentación en los que se cultivó gran diversidad de géneros musicales de todo el mundo hispano. Además, albergaron un movimiento de comedia que a través del teatro musical consolidó los arquetipos sociales que acabaron por construir ideas de lo popular en México, incluida la noción de música popular mexicana.

La muestra, relata Bieletto-Bueno, es el resultado de una minuciosa investigación de archivo situada entre 1890 y 1930. “Ese momento, tan poco conocido, es un lugar fructífero para entender históricamente lo que fueron las carpas –comenta–. La investigación es inédita en el sentido de que la música que se escuchaba en esos lugares eran los sonidos populares de la época, y como eran parte de un entretenimiento público, no atraparon el interés de historiadores ni de sus mismos actores por documentarlos. Es lo que llamamos historia de la vida cotidiana, que no se registra, y a la larga los musicólogos no tenían partituras a las cuales recurrir ni dónde consultar, excepto lo que se tocó en esa época”.

La especialista detalló: Recurrí a los archivos administrativos, es decir, a todas las solicitudes de permisos que los empresarios necesitaban para poder instalarse. Hay un mito de que las carpas se montaban donde querían sin ningún tipo de control, lo cual no es cierto. El archivo del ayuntamiento llevaba un estricto registro en el que se especificaban los argumentos de los propietarios sobre el tipo de espectáculos que iban a ofrecer.

En sus inicios, no sólo eran presentaciones musicales. Había peleas de box y de gallos, lotería, comedia y música, sobre todo zarzuela a finales del siglo XIX, esa especie de teatro que viene de Europa que surgió como alternativa a la ópera, pero que se hizo más popular por sus temas mundanos y porque el idioma español era más accesible al público.

En esos años, la zarzuela se transforma y pasa de género grande, de tres actos a género chico de un solo acto y una hora duración, lo que da origen a las tandas de variedades musicales, donde se mezcla el número principal de género chico con una historia cantada y luego se le agregaban entremeses y sainetes.

También, dijo, a finales del XIX, en toda hispanoamérica empiezan a popularizarse pequeños extractos de género chico: las cancioncillas de cuplé, de un par de minutos duración, pegajosas, de letra fácil de aprender y memorizar, lo que hace la gran revolución de lo popular tanto España como en América Latina. La gente quería ir a escuchar esas canciones y a quienes las cantaban, que fueron las tiples, quienes revolucionaron la escena de este género en el continente.

Entonces, la música que se tocaba en las carpas era vernácula, los aires populares de la época como jarabes, polkas, chotis y valses. Se tocaba el número principal que era la zarzuela de género chico, que se aderezaba con entremeses, sainetes, números cómicos pequeños y lo que se llamaba pequeñas escenas costumbristas, acompañadas de música incidental que causaba risa entre el público.

Apartados de la exposición

La muestra está dividida en cuatro capítulos temáticos. Comienza con un apartado en el que se aborda la relación de las carpas con el proceso de urbanización de la Ciudad de México, marcado por los intereses del régimen de Porfirio Diaz, empeñado en mostrar una urbe moderna, íntimamente relacionada con los repertorios musicales, tanto en los grandes teatros principales como en las pequeñas carpas. Uno de los legados de esa época es el Teatro Esperanza Iris, construido a imagen y semejanza de la gran Scala de Milán.

En ese momento de la historia, el cuplé erótico y la música de origen afroantillano fueron la causa de expulsión de las carpas a las zonas más alejadas del centro de la ciudad, como Tepito, Peralvillo o La Merced, destacó la especialista, quien trabaja en la Universidad Mayor de Chile.

En el segundo apartado de la muestra “se expone la gran diversidad musical y la reconstrucción del entorno y dentro de las carpas; el tercero trata sobre los inicios de la discografía, la radiodifusión y registros sonoros, y cómo los músicos de esos sitios aportaron sus voces para el desarrollo de la industria.

En el último apartado se presentan los relatos retrospectivos de las carpas y cómo se construyó una imagen de pobreza en torno a ellas, pues eran escena musical para las clases populares.

La exposición Las músicas de las carpas de México (1890-1930), que cuenta con el respaldo del programa de Apoyo a coinversión de proyectos culturales del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales y la Universidad Mayor de Chile, podrá visitarse hasta octubre en la Fonoteca Nacional, que se ubica en Francisco Sosa 383, Barrio de Santa Catarina, Coyoacán.

La inauguración de la muestra es mañana jueves a las 19 horas y podrá visitarse de lunes a viernes de 10 a 18 horas.

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