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México, SA

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El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, durante una conferencia de prensa el pasado 13 de junio. Foto ‘La Jornada’
13 de agosto de 2024 08:45

Con los antecedentes de su descarada cuan permanente violación de la soberanía –aquí, allá y acullá–, a nadie convence la versión que, a cuentagotas y con nula credibilidad, ofrece el gobierno estadunidense al mexicano –junto con las declaraciones de su embajador Ken Salazar– sobre el operativo de captura-entrega negociada-secuestro-traslado o lo que resulte de Ismael El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López. El inagotable cuan nefasto historial de Estados Unidos en materia de golpes de Estado, intervención, desestabilización, desinformación, operaciones encubiertas y demás a lo largo y ancho del planeta dan al traste con aquello de que yo no supe, yo no fui, yo apenas me enteré.

Transcurridas más de dos semanas desde que misterioso vuelo salió de Hermosillo (primera versión oficial, porque después dijo que no, pues habría despegado de algún punto sinaloense) y la mágica cuan casual aparición de El Mayo y Guzmán López en un perdido aeropuerto estadunidense, repleto de agentes de la ley, y su inmediata detención y encarcelamiento, la Casa Blanca y sus agencias no atinan a dar una versión medianamente coherente sobre los acontecimientos. Por el contrario, se enfanga más cada que intenta informar y aclarar sobre este oscuro asunto, el cual hace recordar, por ejemplo, aquella Operación Leyenda implementada tras el asesinato de Enrique Kiki Camarena en 1985, en la cual los gringos metieron las manos hasta la cocina.

Tampoco se puede olvidar el uso del territorio nacional para entrenar a los contras en territorio nacional, así como el trasiego de armas para abastecerlos, junto con el traslado de droga cuyo usufructo económico servía, entre otras cosas, para financiar ese ilegal movimiento armado en Nicaragua. ¿Y la invasión y permanente agresión a Cuba, los golpes de Estado en Guatemala, Brasil, Chile, Argentina y muchísimos más en América Latina y el resto del planeta? Pero, como siempre, la Casa Blanca sale con su yo no fui, yo no sabía, aunque tarde que temprano se documenta su descarada participación.

Como parte de su Operación Leyenda, la DEA secuestró en territorio mexicano al médico Humberto Álvarez Machain e hizo un movimiento similar con Rubén Zuno Arce, cuñado de Luis Echeverría, éste, a su vez, en la nómina de la CIA ( Litempo), como el asesino Gustavo Díaz Ordaz y algunos más. En fin, el historial es abundante, por lo que nadie cree en las versiones estadunidenses, incluso las más rosas y de buena intención como Rápido y furioso.

Días atrás, el embajador Ken Salazar aseguró que El Mayo fue llevado contra su voluntad a Estados Unidos, mientras Guzmán López se entregó, de tal suerte que, dijo, no se utilizaron recursos del gobierno que representa. No fue nuestro avión, ni nuestro piloto ni nuestra gente, y tampoco se presentó un plan de vuelo ante las autoridades de su país. Estamos en el entendido de que el vuelo salió de Sinaloa y aterrizó en Santa Teresa, Nuevo México. El piloto no era un empleado ni fue contratado por el gobierno de Estados Unidos, y no es ciudadano estadunidense.

No es gratuita la insistencia del presidente López Obrador para que el gobierno estadunidense se quite la máscara y aclare si la supuestamente mágica llegada a territorio gringo del citado par de narcotraficantes se trató en realidad de un operativo del Departamento de Justicia, como señalan algunas versiones y se tiene que transparentar, dijo, porque de cualquier manera se va a conocer, pues la Fiscalía General de la República ya está abocada plenamente a indagar el caso, y de pasadita la supuesta participación del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, y algunos más en este merengue.

Es claro que el gobierno estadunidense se hace como el tío Lolo y ofrece versiones que no convencen a nadie, por lo que el mandatario mexicano no quita el dedo del renglón: debe entregar la información completa y detallada, y erradicar su modus operandi desde hace 200 años (Doctrina Monroe). Durante mucho tiempo ha hecho eso, buscando involucrar a gobiernos de otros países para mantenerlos débiles y someterlos. Y ahora, aunque siguen con las mismas prácticas, son un poco más diplomáticos, porque antes creaban países, invaden países.

Lo peor del caso es que allá alegremente dicen ser socios y amigos de México.

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