Vinhedo. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, declaró tres días de luto después de que un avión con 61 personas a bordo se estrelló en Sao Paulo, en un siniestro en el que, a decir de las autoridades locales, no hay sobrevivientes.
Lula interrumpió un acto oficial en el estado de Santa Catarina para pedir un minuto de silencio por las víctimas, apenas conoció la noticia.
El avión, un bimotor modelo ATR 72-500 (de manufactura de la empresa conjunta de Airbus en Francia y Leonardo SpA de Italia), partió de la localidad de Cascavel –en el estado de Paraná– con destino a Guarulhos, Sao Paulo, con 57 pasajeros y cuatro tripulantes, se impactó dentro de una zona residencial cercada en la ciudad de Vinhedo.
Un video de un testigo, que obtuvo y verificó la agencia informativa Ap, mostró al menos dos cadáveres entre restos en llamas, mientras la cadena de televisión brasileña GloboNews trasmitió imágenes aéreas de la nave con humo en el fuselaje.
Después del accidente, el gobernador estatal, Tarcisio de Freitas, detalló que “la aeronave quedó destruida. El trabajo del Cenipa (Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos de Brasil) será fundamental, así como la pericia de la policía federal”, añadió.
La recolección de vestigios que permitan identificar los restos de los pasajeros ya comenzó y “se extenderá a lo largo de la noche”, agregó el mandatario estatal, al tiempo que autoridades indicaron que los cuerpos serán trasladados a la morgue de Sao Paulo.
La aeronave de la compañía brasileña Voepass Linhas Aéreas informó que “está dando prioridad a la prestación de asistencia sin restricciones a las familias de las víctimas”, además de su colaboración con autoridades para averiguar la causa del accidente.
Según la empresa, el avión no tenía restricción de vuelo porque contaba “con todos sus sistemas aptos para la realización de la operación”.
La Fuerza Aérea Brasileña explicó que el vuelo “ocurrió dentro de la normalidad hasta las 13:20 horas locales”, pero un minuto después la aeronave no respondió a las llamadas” de control y “tampoco declaró una emergencia ni estar bajo condiciones meteorológicas adversas”, agregó que “la pérdida de contacto con el radar ocurrió a las 13:22”.
La caja negra, que contiene los registros de vuelo, ya fue recuperada para su análisis, informaron las autoridades de Sao Paulo.
Una residente y testigo, identificada como Ana Lucia, declaró a la prensa, cerca del lugar de la catastrófe: “pensé que iba a caer en nuestro patio”, y aseguró que esa sensación “fue aterradora”.
El gobierno peruano expresó ayer su profundo pesar por el siniestro aeronáutico, condolencias a las que se unió el gobierno de Chile que lamentó “la tragedia ocurrida en Sao Paulo, Brasil, por el fatal accidente aéreo ocurrido la jornada de hoy (ayer)”, señaló su Ejecutivo mediante un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Luego de la catástrofe aérea, surgieron historias de tres personas que no abordaron el avión debido a una imprecisa información en el aeropuerto de Cascavel en las puertas de embarque, indicó el medio brasileño TV Globo.
Adriano Assis, uno de los usuarios que perdió el vuelo, dijo: “cuando llegué al aeropuerto estaba esperando el vuelo, pero el tablero de llegadas y salidas, y los micrófonos no indicaban nada. Tampoco había nadie en el mostrador de Voepass”.
En 2007, un Airbus A320 de la aerolínea brasileña TAM falló en su aterrizaje en el aeropuerto de Congonhas de Sao Paulo y se estrelló con 187 personas a bordo. Aquel siniestro dejó 199 muertos en total, entre ellas 12 personas que laboraban en la zona de pista, documentó la agencia informativa Afp
Dos años después, un Airbus A-330 de Air France desapareció en el océano Atlántico al entrar en una zona de turbulencia tras despegar de Río de Janeiro rumbo a París, con 228 personas a bordo.