El escenario para proclamar presidente a Edmundo González se libra en dos frentes, el interno y el internacional. En el interno, la Plataforma Unitaria Democrática carece de capacidad para imponer su relato de fraude. Su única baza consiste en incrementar los niveles de violencia, apelando a Dios como principal aliado.
La derrota electoral le ha llevado a recurrir a las guarimbas, como hizo en anteriores ocasiones. Crear un estado de incertidumbre para hacer ver que Venezuela vive una “guerra interna”, le permite llamar a las fuerzas armadas a romper la institucionalidad y justificar un golpe de Estado. El documento firmado por Corina Machado y Edmundo González fechado el 5 de agosto, apunta en esta dirección.
“Hacemos un llamado a la conciencia de militares y policías para que se coloquen al lado del pueblo y sus propias familias. Con esta masiva violación de los derechos humanos, el alto mando se alinea con Maduro y sus viles intereses. Mientras ustedes están representados por ese pueblo que salió a votar, sus compañeros de la Fuerza Armada Nacional, por sus familiares y amigos, cuya voluntad quedó expresada el 28 de julio y ustedes conocen.”
Bajo esta coyuntura, Corina Machado capitaliza el protagonismo. La lideresa de Vente Venezuela es aupada en detrimento de Edmundo González, lo cual hace sospechar que estamos ante la operación conocida como “gambito del rey”. Proclamar presidente a Edmundo González, para a continuación, provocar su renuncia, cediendo la presidencia a Machado. El gobierno y las declaraciones de las Fuerzas Armadas mostrando su apoyo a la Constitución y el candidato electo, han logrado desactivar, en principio, el plan.
Sin embargo, cosa distinta se da en el plano internacional. Ahí, la oposición tiene ganado el relato. Difícil romper su hegemonía en medios de comunicación y redes. Se impone su idea de fraude electoral.
Un ejemplo ha sido la tergiversación de las palabras de Nicolás Maduro, afirmando que prohibía el uso de WhatsApp en Venezuela. Las principales emisoras de radio y televisión en España no tardaron en adjetivarlo de payaso y dictador. Descontextualizan, confunden y desacreditan ¡Prohibir WhatsApp está loco! En América latina, Europa Occidental y organismos internacionales, la PUD, ha movilizado a los partidos hermanos, lo cual le permite solventar la idea de fraude electoral.
Pero también está presente en los grupos de presión, ampliando su espacio para difundir su mentira. Es el caso del grupo conocido como Iniciativa Democrática de España y América (Ideas), en el que cohabitan 33 ex presidentes, entre otros, Luis Alberto Lacalle (Uruguay), Ricardo Lagos (Chile), Ricardo Martinelli (Panamá), Gustavo Noboa (Ecuador), Álvaro Uribe (Colombia), Felipe González y Jose María Aznar (España), Óscar Arias (Costa Rica) o Felipe Calderón y Vicente Fox (México). Todos avalaban el discurso de fraude propuesto por la PUD. En España, centro de operaciones de la oposición venezolana para Europa, Vox, PP, sectores de PSOE, el PNV, y Junts per Catalunya son caja de resonancia: ¡fraude! ¡Maduro dictador!
En América Latina lo tienen más difícil. Por un lado, la OEA, y países del ex Grupo de Lima se decantan por declamar fraude electoral, a lo cual se ha sumado el presidente chileno Gabriel Boric. Sin embargo, México, Brasil y Colombia no avalan el discurso de la PUD. La diferencia es clara entre Milei, Boric, Dina Boluarte o Luis Lacalle, y los presidentes Gustavo Petro, Andrés Manuel López Obrador y Luiz Inácio Lula da Silva. Los primeros hablan de fraude electoral. Los segundos llaman a la paz, el diálogo, el respeto a las instituciones, la trasparencia y la entrega de las actas que corroboren los resultados del CNE que dieron el triunfo a Maduro.
En esta línea, seis países europeos cuyos gobiernos mantienen diferencias ideológicas, España, Francia, Italia, Holanda, Polonia y Portugal, se han pronunciado como México, Colombia y Brasil, insistiendo a “las autoridades venezolanas que publiquen sin demora todas las actas de votación con el fin de garantizar la plena transparencia e integridad del proceso electoral”. ¿Y Estados Unidos? Su gobierno reconoce el triunfo de González y se adhiere a la consigna de estar en presencia de un gran fraude, a lo cual se suma el Partido Republicano. Mientras, países contrarios a la idea del fraude, son tildados de enemigos de la democracia, la paz mundial y un peligro para Occidente.
Las cartas están sobre la mesa. En juego está la soberanía de Venezuela. Que la oposición logre sus objetivos, ganando fuera lo que perdió en las urnas, posibilitaría el 1º de enero de 2025, la operación del gambito del rey. Tiene hasta diciembre para conseguirlo. Así, buscará denodadamente dividir a las fuerzas armadas, desconocer todas las instancias venezolanas de conteo de votos, como afirma Edmundo González en el comunicado del 7 de agosto, negándose a la mediación del Tribunal Supremo de Justicia, tildándolo de ser una institución “chavista”. Tras esta lógica, avivar un golpe de Estado. Internacionalmente no cejará en promover el aislamiento internacional, mediante la profundización del bloqueo y las sanciones. Parafraseando a Richard Nixon: hacer gritar la economía venezolana.
En conclusión, se trata de defender la soberanía de un pueblo que ha votado mayoritariamente por el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar y su candidato, Nicolás Maduro Moros. Cualquier otro tema está fuera de la agenda e incorporarlos sólo favorece a la oposición y su propuesta de entregar el país a los intereses extranjeros, ávidos de controlar el petróleo.