Madrid. Según sus colaboradores más cercanos, el ex presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, “ya está fuera de España”, rumbo a “Bélgica, a Waterloo”, donde vive, después de haber protagonizado con su fuga el debate parlamentario de la investidura del socialista Salvador Illa como presidente de Generalitat, que gobernará la región los próximos cuatro años. Tanto el gobierno saliente catalán, presidido por el independentista Pere Aragonés, como la cúpula policial de los Mossos d´Esquadra calificaron de “impropia” la conducta de Puigdemont en la jornada de ayer, en la que evadió el control policial y evitó su detención.
Puigdemont tenía una orden de detención vigente en la jornada de ayer, que evitó después de protagonizar una fuga histórica, en la que evadió el supuestamente hermético dispositivo policial desplegado por la policía autonómica catalana, que tenía la encomienda de aprehender al ex mandatario por orden del Tribunal Supremo español. Pero los centenares de policías catalanes desplegados no detectaron la maniobra de distracción de Puigdemont, quien después de dar un breve mitin político a las puertas del Parlamento regional desapareció tras el escenario, se puso un sombrero de paja y se perdió entre la multitud. La policía catalana lo intentó seguir pero, según la versión de su cúpula, “le ayudaron los semáforos en verde y fue imposible seguirle el paso”, con lo que se fugó entre el tráfico de la ciudad. Unos minutos después, cuando ya estaba fuera de foco de los agentes, se localizó el vehículo en el que huyó, que pertenecía a un agente autonómico que fue detenido, y tras ocho horas de activar la llamada “Operación Jaula”, que la última vez que se puso en marcha fue tras el brutal atentado islamista de agosto del 2017 en la céntrica calles de Las Ramblas y que sirvió para detener al autor material de la masacre, no se logró localizar el paradero del ex presidente.
El ministro de la Presidencia del gobierno español, el socialista Félix Bolaños, restó importancia al hecho y atribuyó toda la responsabilidad al gobierno catalán y a su policía: “Los Mossos son una policía judicial y tenían la obligación de haber detenido a Puigdemont, pero aquí lo importante es que se sacó adelante la investidura de Salvador Illa”, aseguró.
Además, el juez Tribunal Supremo, Pablo Llarena, solicitó un informe sobre la actuación de las fuerzas del orden público que podría acarrear una serie de querellas judiciales por prevaricación.
Entre tanto, el recién investido presidente catalán, el socialista Illa, protagonizó un primer encuentro público con el mandatario saliente para el traspaso de poderes. Illa se convertirá en el primer presidente socialista después de 15 años de gobiernos nacionalistas, en los que se llevó a cabo la declaración unilateral fallida de independencia de octubre del 2017.