Bogotá. Entre luces y sombras, llega hoy a la mitad de su mandato el primer presidente de la izquierda en Colombia, Gustavo Petro, quién se posesionó el 7 de agosto de 2022, asegurando que el suyo sería el gobierno del cambio.
Recorrimos calles céntricas de esta capital para preguntar al ciudadano de a pie si sentía cambios reales en estos dos años, y encontramos que las opiniones están divididas 50 y 50. “A este man no lo han dejado gobernar porque toca los intereses de los poderosos, pero con todo y eso les consiguió su pensión a millones de ancianos que vivían en la indigencia, dice Ramón, un hombre que se dedica a las ventas de artesanías de en la histórica plazoleta del Rosario. En la misma plaza funciona una de las universidades más antiguas y elitistas del país, donde sólo escuchamos epítetos y adjetivos descalificativos. “Petro fue un gran parlamentario y un hábil político, pero la Casa de Nariño le quedó grande”, dice Gloria, estudiante de Derecho.
El panorama no es tan blanco y negro en las salas de redacción económica de los medios, donde hay coincidencia en que la economía colombiana se desaceleró entre 2022 y 2024, pero no todos coinciden en que el país estuvo “coqueteando con una recesión”.
En 2023 un inesperado giro revirtió la tendencia negativa macroeconómica negativa cuando el gobierno, atendiendo un reclamo generalizado de banqueros e inversionistas, decidió influir en el Banco de la República para que las tasas de interés bajaran de 25 puntos a 13.
La Federación de Comerciantes (FENALCO), acérrima crítica del gobierno, opinó que el país no podrá andar por un sendero positivo en materia económica “con la constante salida y llegada de ministros y viceministros que ha hecho que el gobierno no tenga un equipo estable para conducir las finanzas”.
A pesar de que ha conseguido la aprobación de reformas que beneficiaron a millones de trabajadores, el gobierno Petro aun no consigue el apoyo popular y sindical para sacar adelante sus iniciativas.
La única fuerza que lo respaldan sin dubitaciones es el movimiento agrario, con vieja tradición de resistencia y lucha desde que fue traicionado por los partidos tradicionales a comienzos de los años sesenta.
Si bien, este beligerante campesinado nunca falla a las convocatorias del presidente para ocupar calles y veredas, analistas locales consideran que ello no será suficiente en el caso de que la confrontación se torne más aguda. Jaime Leyva, quién ha seguido al movimiento agrario por casi cincuenta años dijo a La Jornada que el presidente Petro “es el encargado de pagar la deuda histórica del país con el agro”.
Se viene guerra en America
Tras los resultados electorales del pasado 28 de julio en Venezuela, que proclamaron la victoria de Nicolás Maduro, dejando una estela de dudas en la comunidad internacional (incluido Washington), Petro tiene buenas razones para asegurar que “si no se alcanza un acuerdo en Venezuela, se viene una guerra en América”.
Cuatro ejércitos insurgentes que dominan una buena porción del territorio colombiano y que cuentan con decenas de años de experiencia en el monte; un ejército contrainsurgente de al menos trece mil hombres que ocupa las principales áreas dedicadas al cultivo y procesamiento de la coca, así como a la minería ilegal; además de decenas de pequeñas bandas armadas urbanas en varias ciudades del país, Colombia es vista como el principal campo de batalla de la guerra americana que advierte Petro.
El sol a las espaldas
Es ya una costumbre en Colombia que la mitad del mandato de los gobernantes se convierta en partidor por la carrera a la Casa de Nariño.
Aunque las encuestas tienen sin cuidado a Petro, pues en sus visitas a las regiones y barriadas populares es fácil detectar un fervor intacto hacia el candidato de 2022, ya son muchos los activistas y militantes de la izquierda que consideran que la única forma de contener un discurso ultraderechista, tipo Milei, Bolsonaro o Trump, será encontrar una figura que -sin radicalizar, tanto como lo hace Petro- logre mantener en el poder a las fuerzas menos retrógradas del viejo establecimiento.
Sobre las elecciones ya gravitan los penosos hechos de corrupción ocurridos es estos dos años, que llevan al ciudadano menos politizado a la idea de que -en materia de deshonestidad- todos son iguales.
Según Leyva, la gente más cercana a Petro estaría cocinando a fuego lento, una candidatura alrededor del curtido político tradicional Roy Barreras, hoy embajador de Colombia en Londres y quien fue pieza fundamental en la elección de Petro en 2022.