La salud requiere inversión en serio ubicada en áreas prioritarias. Esto demanda establecer necesidades reales de infraestructura. ¿El programa La clínica es nuestra es la vía para ubicar recursos extras?
Zoé Robledo, director del IMSS, informó que, el OPD-IMSS-Bienestar busca “mejorar” condiciones físicas, equipamiento, acceso a medicamentos en centros de salud de primer contacto: unidades de uno o dos consultorios que brinden atención clínica básica; promoción de la salud; vacunación, prevención y también diagnóstico, así como tratamiento de enfermedades atendidas en localidades de entre 500 y 6 mil familias, contando siempre con médico y dos enfermeras (conferencia matutina, 9/4/24).
Operará en nueve mil unidades de uno a dos consultorios, 937 de tres a cinco y 304 de seis a nueve; además, de 891 centros de más de 10 consultorios y 219 con servicios ampliados. El universo está distribuido en 23 estados, 2 mil 122 municipios de 10 mil 688 localidades. Coahuila, Durango y Yucatán no adheridos a la federalización, disponen de unidades IMSS-Coplamar, donde “existirá” la clínica.
Las reglas de operación establecen que activará transferencias a los Comités de Salud para el Bienestar (Cosabis) constituidos en centros de salud. La población determina la integración del Cosabi de la unidad y se le “transfiere” para la acción decidida comunitariamente infraestructura, equipamiento y mobiliario.
Es un programa de “subsidios” en el que la comunidad identifica y decide el uso de los recursos. A partir de asambleas se “crean” los Cosabis con presidente, secretario o secretaria técnica, tesorera (siguiendo el programa la Escuela es Nuestra) y cinco vocales que identifican necesidades y ejercen recursos, supervisando mejoras en los centros con base en necesidades.
¿Y cómo se instalaron esos Cosabis? Según Robledo, en marzo de este año iniciamos “capacitaciones” y con servidores de la nación, “iniciamos” las asambleas. La meta es 8 mil 176 asambleas con avance de 75 por ciento.
Sin duda, velocidad asombrosa para algo que en el Programa IMSS-Bienestar original demandaba meses, pero para Robledo “esto” permitirá que la comunidad tenga “apropiación” sobre dónde se cuida su salud, e “identificación” de lo “más” urgente: impermeabilizaciones, bardas, cercos perimetrales, instalación eléctrica, cuarto del médico pasante,adquisición de equipos.
Después agregó que había Cosabis en 11 mil 807 centros y que, al primero de juno pasado, empezarían a dispersar recursos. No hay mejor “guardián” del dinero público que el pueblo. Llevamos 11 mil 807 “asambleas”: un avance de 99 por ciento (conferencia matutina, 7/5/24), y en la conferenica del 4/6/24, Robledo informó que el presupue durante 2024 para todos los Cosabis sería de 5 mil millones de pesos.
La viabilidad de Cosabis –que manejarán presupuesto y muy diferentes a los del Programa IMSS-Biniestar original donde, con un censo, cada UMR atendía 7 comunidades estableciendo desde ahí las necesidades de abasto y equipo, marcando también niveles de riesgo epidemiológico- confirmará si representan la vía adecuada para ubicar recursos extras y si son realmente comunitarios surgidos de verdadera acción comunitaria.
Además, los Cosabis eligieron asamblea y comité por cada centro (primer nivel). pero no aluden al trabajo intercomunitario: ¿quién representará las necesidades de las comunidades cercanas? Si los Cosabis son para infraestructura y atención médica, ¿dónde quedan la prevención y el autocuidado para la salud?
Finalmente, todo dependerá de si establecieron interlocutores reales en la comunidad. De ese nuevo diseño dependerán la calidad y resultados de la Clínica es nuestra poniendo especial atención en la ejecución de los recursos.
Durante los años 80 y hasta 1990, con Atención Primaria para la Salud y Acción Comunitaria, el PIB originario, operó razonablemente en comunidades marginadas dispersas. Las administraciones PAN-PRI (2000-18) destruyeron su misión: desmontaron las estrategias soporte de la APS y el reforzamiento de AC a través de los comités de salud constituidos desde asambleas comunitarias.
Esas estrategias seguían tres ejes: capacitar grupos de conducción para que ellos capacitaran a la comunidad en educación para el autocuidado, con cursos institucionales/comunitarios con duración mínima de 40 horas –incluso para asistentes rurales de salud, rebautizados por el calderonismo como voluntarios rurales de salud–, con hasta 90 días de formación continuos y permisos de fines de semana para visitar a sus familias. Las capacitaciones se reforzaban con materiales impresos diseñados por las áreas médicas y de acción comunitaria.
El segundo eje medía logros, avances y metas identificando limitaciones, obstáculos y rezagos, supervisando las 47 regiones atendidas. El tercero concretaba la capacitación en tareas que ya realizaba la comunidad: desarrollo humano, proyectos productivos, género.
El Programa IMSS-Bienestar original trabajaba en la capacitación comunitaria. ¿Cómo la capacitará ahora La clínica es nuestra? ¿Es la vía para ubicar recursos extras?
UAM-X