Madrid. Carles Puigdemont, ex presidente de Cataluña y líder del partido independentista Junts per Catalunya (JxCat) anunció su intención de regresar de forma inminente a España, donde “mi detención es una posibilidad real en muy pocos días” y que podría poner en jaque el acuerdo de investidura firmada entre el otro gran partido separatista catalán, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) con el Partido Socialista de Cataluña (PSC), que convertirá a su líder, Salvador Illa, en el futuro presidente de la Generalitat. El movimiento de Puigdemont podría poner en riesgo este acuerdo, que desde su formación se ve con preocupación ya que supondría, según ellos, el final definitivo del proceso de secesión que iniciaron en el 2012 y que tuvo su momento más álgido en octubre del 2017, cuando decretaron la independencia unilateral fallido y que provocó a su vez la detención de una parte de sus dirigentes y la salida del país de la otro mitad, que se trasladaron a vivir a Bélgica, Suiza y Gran Bretaña.
Tras confimarse que los militantes de ERC decidieron apoyar la decisión de su dirección de apoyar la investidura del socialista Illa, quien a cambio, con la connivencia del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, se comprometió a que Cataluña se convirtiera en una autonomía independiente en materia fiscal, con sus propias recaudaciones y sin tener que redistribuir su riqueza con el resto de las comunidades autónomas españolas, como ocurría hasta ahora. Según el presidente Sánchez se trata de contruir la “federalización” de España.
Tras el acuerdo, el ex presidente Puigdemont, que concurrió a las elecciones del pasado 12 de mayo para volver al sillón de presidente de la Generalitat y quedó segundo, muy por detrás del socialista Illa, ha intentado maniobrar para impulsar su propia candidatura, a pesar de que tiene muy difícil sumar los apoyos necesarios. Más aún cuando durante la campaña electoral prometió que si no salía reelegido como presidente autonómico abandonaría definitivamente su carrera política.
De ahí el mensaje que envió a sus seguidores en las redes sociales, en el que advierte que “la decisión de la militancia de ERC de investir al candidato socialista como presidente de la Generalitat hace que la detención sea una posibilidad real dentro de muy pocos días. Siempre he estado consciente de este riesgo, pero he preferido esperar a publicar este texto después de conocer la decisión de los militantes republicanos para que no se me acusara de chantaje emocional”.
En un texto de tres páginas, Puigdemont también señala que “si me detienen, no será la primera vez. He estado en una prisión alemana y en otra de Italia, he estado arrestado en una comisaría belga y he estado convocado por la policía antiterrorista francesa. Todo esto, claro, por orden del aparato judicial español”. Y critica la falta de resolución del presidente español en hacer valer la ley general de amnistía, que fue creada ad hoc para él y el resto de dirigentes catalanes que se trasladaron a vivir a otros países para impedir ser juzgados por los tribunales españoles. “El hecho verdaderamente importante será la evidencia de que en España las amnistías no amnistían, que hay jueces dispuestos a desobedecer la ley y que el Gobierno español lo observa con la indolencia del resignado. Y se hacen más aspavientos por la imputación de su mujer (en alusión a Begoña Gómez, esposa de Sánchez, y acusada de los delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios) que cuando el Tribunal Supremo se niega a aplicar la única ley que se ha aprobado en esta legislatura, y la única ley de amnistía aprobada desde la entrada en vigor de la Constitución. Quien piense que eso no tendrá consecuencias, se equivoca”.
Entre tanto, el socialista Illa ya inició sus movimientos para llevar a cabo el pleno parlamentario de su investidura, al comunicar al presidente de la Cámaro autonómica, Josep Rull, ex consejero del gobierno de Puigdemont, que ya tenía los apoyos necesarios para sacarla adelante, con lo que sólo estaría a la espera de que se pusiera fecha. Además, Illa confirmó que su intención es cumplir a rajatabla el acuerdo con ERC, a pesar de las numerosas voces críticas que han surgido en las filas de su partido en otras regiones, que ven en el pacto la transformación de raíz del actual modelo autonómico.