Ciudad de México. A un siglo del fallecimiento del escritor de origen polaco Joseph Conrad, que se cumple hoy, se conmemora su compleja obra sobre la encrucijada moral de la humanidad. De forma reciente, se lanzó una nueva versión de su emblemática novela El corazón de las tinieblas, traducida por el narrador colombiano Juan Gabriel Vásquez. El volumen está disponible en México sólo en versión de libro electrónico.
Vásquez rinde homenaje al autor de ese título que se convirtió en un mito genuino de nuestro tiempo
, que cuenta cosas que preferiríamos no saber. Tal vez por eso lo seguimos necesitando
, según el prólogo de la reciente edición de Alfaguara.
Refirió que lo que Conrad –nacido el 3 de diciembre de 1857 y que murió el 3 de agosto de 1924– vio en África “transformó para siempre su visión del colonialismo como fenómeno y del hombre blanco como actor. Había salido de Europa con la convicción de su misión civilizadora, y esa convicción quedó muy pronto hecha pedazos(…) Esa inocencia irresponsable terminó con el viaje al Congo”.
El autor de la biografía Joseph Conrad: El hombre de ninguna parte consignó que la breve novela es “una de las ficciones más ambiguas, inasibles y enigmáticas de nuestra tradición (…); rechaza las simplificaciones y delata a los maniqueos, y lleva varias generaciones haciendo lo mismo”.
Vásquez recordó que en junio de 1890, el marinero Conrad arribó a la costa del entonces Congo belga. Las memorias de ese recorrido y algunos cuadernos de anotaciones le sirvieron para escribir ocho años después las 99 páginas manuscritas de El corazón de las tinieblas.
En la actualidad se oferta en librerías mexicanas más de una veintena de ediciones distintas de El corazón de las tinieblas en sellos como Valdermar, Tomo, Alianza, Austral, Cátedra, Lectorum, Fontamara y Sexto Piso.
El narrador mexicano Alberto Chimal dijo a La Jornada que Conrad vivió diferentes idiomas y culturas, y es muy actual en esta época, cuando “hay tanta gente desplazada por conflictos, guerras y problemas por la emigración forzada y el racismo.
Su trayectoria es tan ejemplar como su obra: es un escritor que mira de muchas formas la cultura del país que lo adoptó, Inglaterra, el gran imperio del mundo que apenas empezaba a vislumbrar su decadencia y, de alguna manera, desmontó muchos de los mitos a su alrededor.
Chimal reseñó la amplia variedad de registros y personajes en Conrad, observados desde esa perspectiva ajena, un poco imposibilitada de integrarse, pero también muy deseosa de observar y de comprender. Una perspectiva así nos hace mucha falta en este tiempo
.
El narrador naturalizado británico, continuó el mexicano, “tiene un discurso muy sutil, pero muy insistente y claro en esta época, en contra del colonialismo. En El corazón de las tinieblas es evidente, pero se puede ver también en El negro del Narciso o en Lord Jim. Los personajes que defienden la imagen gloriosa del Imperio Británico como potencia colonial son criticados merecidamente”.
Agregó que la perspectiva de un migrante de Conrad, de alguien que está afuera y no lo dejan entrar, que mira desde ahí, influyó de muchas maneras en autores posteriores
, ejemplificó con Canción de tumba, de Julián Herbert, cuyo personaje viaja al extranjero y presencia acontecimientos de lo más extraños y con una mirada un poco distante. “El espíritu de Conrad está en ese libro y en el de otros de trasterrados o emigrados, quizá no como homenaje explícito, pero se demuestra que esa perspectiva es importante. Estoy seguro de que muchos de ellos deben haber leído a Conrad.
“Otros libros que hablan de la cuestión colonial y la desigualdad entre países y culturas tienen contacto con el trabajo de Conrad. Desde Solito, de Javier Zamora, la historia de un niño migrante, hasta Huaco retrato, de Gabriela Wiener, ensayo en contra de los prejuicios de una imagen colonialista y heteropatriarcal del mundo.
Chimal propuso la lectura de novelas como Lord Jim, El agente secreto y Nostromo, así como el libro Tifón y otros cuentos y Una avanzada del progreso como muy buenas puertas de entrada a Conrad
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En torno a recientes críticas contra ese autor, Alberto Chimal pidió ver sus libros de manera más profunda. “En su texto central, El corazón de las tinieblas, los habitantes del Congo no tienen mucha participación, pero no son reducidos a la deshumanización por el autor, el narrador de la novela; lo son porque así los trataban sus colonizadores europeos.
Conrad no celebra la colonización y no es favorable a la deshumanización y la explotación sin freno de estos seres humanos. Esa distinción sí se puede hacer. El racismo no es celebrado en sus libros, aunque puede ser defendido por los personajes. Un autor o autora puede no pensar como sus personajes, porque necesita representar cualquier posibilidad de la experiencia humana, incluso aquellas con las que no esté de acuerdo.
El novelista, quien nació con el nombre de Józef Teodor Konrad Korzeniowski, quedó huérfano a los 12 años y fue acogido por su tío Thaddeus. A los 17, viajó a Italia y enseguida a Marsella. Se hizo marinero en 1875; entonces, conoció y se apasionó por la aventura, los viajes y el mundo marino.
Más tarde aparece con la nacionalidad británica y enrolado en la marina mercante del imperio, en el punto alto de su poderío naval y expansión. Conrad escribió su primera novela, La locura de Almayer, en 1894. Dos años después se casó con Jessie George y se dedicó en exclusiva a la literatura.
El Fondo de Cultura Económica editó una versión ilustrada de El corazón de las tinieblas, con adaptación del historietista estadunidense Peter Kuper, quien sostuvo en el texto introductorio que involucrarse en la narrativa de Conrad lo hizo reflexionar sobre los sucesos en su nación: la corrupción de nuestros cargos más altos, la xenofobia desenfrenada y el racismo dentro y fuera del país
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El ilustrador señaló que “es inquietantemente similar a las transgresiones cometidas en nombre del colonialismo retratadas (…) Conrad también produjo una obra que en su momento despertó la conciencia pública respecto de las atrocidades que se cometieron en el Congo y animó un movimiento de reforma”.
El sello británico Bloomsbury lanzó el volumen Joseph Conrad’s Cultural Legacy: Centennial Essays (Legado cultural de Joseph Conrad: Ensayos del centenario), coordinado por Linda Dryden y Robert Hampson.
El texto reflexiona sobre la perdurable influencia de Conrad en la literatura y la cultura del siglo XXI, a través de críticos y especialistas del autor, así como de figuras del sector artístico y cultural. Abarca la forma en que ha inspirado películas y óperas contemporáneas hasta la pertinencia de sus obras para los conflictos y cuestiones clave actuales.