San Cristóbal de Las Casas, Chis. El capitán Marcos, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), difundió este jueves un comunicado sobre el rencuentro del viento y la montaña.
“Sí, el viento y la montaña parecen conocerse desde hace tiempo. Podría decirles la fecha exacta, pero no viene al caso… o cosa, según. Puede que no se entienda esa firme pero aparente resignación o resistencia: la montaña en soportar uno y otro zarpazo; el viento en su aparente replegarse, darse por vencido para regresar luego. Siempre lo mismo, siempre diferente”, dijo en un documento.
Agregó: “Pero no son estos atropellados requiebros los que le preocupan a la montaña. Ha visto peores, si es que le preguntan. No, las que le ocupan son las tormentas que llegan con trascabos, máquinas excavadoras, buscadores de minerales, empresas turísticas, fábricas, centros comerciales, trenes, gobiernos que simulan ser lo que no son, destrucción, muerte. En suma: el sistema”.
En el documento titulado ¿recomenzamos?, difundido este jueves en la página oficial del EZLN (Enlacezapatista), abundó: “Sí. Se volvieron a encontrar el viento y la montaña. Pero esta vez fue diferente. La madrugada había alargado su llegada, sofocada tal vez por el calor, pero al primer rayo rajando el huapác, se presentó de inmediato con una lluvia como bofetada”.
Señaló que “no, no les diré la fecha exacta de su primer encuentro. Pero digamos que se conocen de tiempo atrás, que el gesto escéptico y la mueca de desprecio de la montaña ante los primeros rayos y ventarrones es algo ya rutinario. Lo mismo la insolencia del viento al arrancarle a la montaña, a fuerza de lluvias, vientos y truenos, mechones de la verde cabellera. Los arañazos que con torpe pasión lanza el viento, heridas como zanjas acuosas, no alcanzan a atenuar el acre rechazo del monte. Se encuentran, se desencuentran, y, al cabo, terminan por abrazarse y despedirse sin promesas, ni confesiones. Una compleja relación que mucho tiene de aceptación y de rechazo. ‘Amor’, pues”.
Expresó que “no sería de extrañar que lleguen a un acuerdo, montaña y viento. Después de todo, comparten la misma madre: Ixmucané, la más sabedora”.
Afirmó que “dicen que dicen que cuentan que narra una leyenda aún por escribirse, que hubo una reunión y que a ella convocaron a la familia de Votán, guardián y corazón del pueblo. Y así dijo la montaña: “Mis crías, las más queridas, ya viene lo que leyeron antes en mis pieles y cabellos. El viento hermano, el señor Ik´, trae noticias fieras de otra tormenta, la más mortal de todas. Ya lo sabemos. Y toca a toda la familia resistir y defender. Ustedes son los guardianes que fueron creados para proteger. Sin ustedes, morimos y sin sentido vagamos. Sin nosotras, ustedes se vuelven seres perdidos, con sólo vacío en su corazón y sin esperanza en su existencia. Cuenta el Ik´ lo que su corazón miró: que, en cielo y tierra, los animales comparten la inquietud y la zozobra.
“Lo escuchan en el Cauca y en los barrios de Eslovenia. En el Japón y en Australia. En el Canadá y en SLUMIL K´AJXEMK´OP. En Noruega, en Suecia, en Dinamarca y en la Nicaragua que ni se rinde, ni se vende, ¡jamás! En La Polvorilla y en la herida que el tren transístmico, llaga supurante se hace en el corazón de los originarios que luchan. En las patrias que la guerra multiplica como desgracias y en quien tiene los Brazos Abiertos para socorrer al desvalido. En Ostula y en Groenlandia.
“En el Haití torturado y en los cenotes mayas mancillados por los rieles de la demagogia. En los desplazados y en el desalojado de la vida por la extorsión. En la @ libertaria que advierte, desde hace tiempo, que el Estado no es una solución sino un problema. En la niña palestina que con esa bomba recibió la incógnita de la vida… y la certeza de la muerte”.