París. Cuatro días después, la polémica no cesa en torno a la ceremonia de inauguración de los Juegos de París, que incluyó a drag queens y fue denunciada por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, como un ataque al cristianismo y calificada de "vergonzosa" por el ex presidente estadunidense Donald Trump.
La reivindicación de la cultura LGTBI+ y una posible alusión a la última cena cristiana han levantado críticas en redes sociales, en especial de sectores conservadores en todo el mundo. La larga ceremonia de casi 4 horas a lo largo del río Sena en París causó sensación y batió récords de audiencia televisiva.
Pero si bien los elogios han sido unánimes sobre las espectaculares imágenes de París, mucho menos entusiasmo causaron determinados cuadros escénicos.
"Llamaré al Papa tan pronto como sea posible para compartir con él la inmoralidad cometida contra el mundo cristiano y contra todos los cristianos. Los Juegos Olímpicos se usaron como una herramienta de perversión que corrompe la naturaleza humana", indicó Erdogan en una reunión de su partido islamoconservador.
Las críticas unieron a enemigos jurados, como el ayatolá supremo iraní y el candidato presidencial republicano en Estados Unidos. "El respeto a Jesucristo (...) es un tema indiscutible para los musulmanes", aseguró el líder iraní, el ayatolá Alí Jamenei.
"Tengo una mentalidad muy abierta, pero me parece que lo que hicieron fue vergonzoso", añadió por su parte Trump en una entrevista televisiva.
En el centro de la polémica, la actuación del cantante francés Philippe Katerine, desnudo excepto con un taparrabos, el cuerpo pintado de azul y con un ramillete de flores en la cabeza, delante de una alargada mesa que podría recordar a la última cena de Jesucristo y sus apóstoles. Ese hombre que alababa la desnudez mientras cantaba era una alusión al dios Baco, una de las divinidades del Olimpo griego, aseguró Katerine, que se declaró "estupefacto" por la polémica y pidió perdón "si he podido ofender a alguien".
"Que quede claro que con Thomas Jolly no hablamos nunca de religión, ni de la cena", aseguró el cantante en declaraciones al diario Le Monde este martes.
Thomas Jolly es el director artístico de las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos, un artista que diseñó un audaz espectáculo con miles de bailarines y acróbatas, en la primera ceremonia olímpica celebrada fuera de un recinto deportivo.
"Nunca he tenido una voluntad de burlarme, de denigrar nada ni nadie", enfatizó Jolly.
El propósito de la secuencia "Festividad" era "hacer una gran fiesta pagana", insistió.
Pero la jerarquía eclesiástica francesa también se declaró ofendida. Algunas cadenas televisivas que retransmitían la ceremonia cortaron apresuradamente esos planos.
La ola de indignación por un pasaje de la ceremonia tomó un giro legal este martes, cuando Barbara Butch, que actuó en el espectáculo, informó que su abogada presentó una demanda por abusos que la ícono LGBTI+ ha sufrido a raíz de la inauguración.
La joven que presidía esta escena, con una gran diadema dorada en la cabeza, es la diyei Barbara Butch, una militante feminista que levantó una denuncia por ciberacoso, amenazas de muerte e injurias públicas.